Manuel Velandia Mora
11.01.00
Son muchos los interrogantes que se plantean en torno a la homosexualidad. Se los hacen tanto los científicos como la comunidad en general. La pregunta más frecuente es si el homosexual nace o se hace. Un buen número de especialistas y teorías han tratado de dar la respuesta, sin embargo, hasta el momento ninguna satisface a la comunidad científica en pleno. La opinión se divide entre las teorías que opinan que esta orientación sexual es de origen psicológico, las que aseguran que es de origen genético y las que la asumen como una conducta aprendida. El acuerdo tan solo se ha logrado frente al hecho de que la homosexualidad no es una enfermedad.
Muchos se preguntan si el homosexual es hombre. Incluso algunos llegan a afirmar que un homosexual es una mujer. Por supuesto, todo homosexual es hombre, esta es una verdad evidente. No se puede cambiar el sexo de una persona. Ni siquiera es correcto hablar de una operación de cambio de sexo, ya que el sexo es una información biológica relacionada con el ADN, la distribución de las grasas, la estructura ósea, las hormonas y muchos elementos más.
Cuando mucho, un hombre puede optar por un comportamiento de género en el que se asumen roles y amaneramientos considerados femeninos o se puede llegar a ser transgénero, es decir, asumirse plenamente femenino. Se puede ser transgénero o amanerado sin ser homosexual. Los homosexuales femeninos (es decir, hombres con apariencia y amaneramientos de género femenino muy marcados, que no es lo mismo que ser lesbiana) no alcanzan a ser el 5% de la población homosexual.
Otro interrogante frecuente busca conocer qué hace que un hombre se pueda considerar homosexual. Por su puesto, la respuesta mas frecuente es que si se deja penetrar de otro hombre se puede decir que lo es. No obstante, se puede ser homosexual penetrando a otros hombres e incluso aún sin tener relaciones genitales con estos: Un hombre es homosexual si se asume a sí mismo como tal. Claro que para asumirse hay que pensarse con relación a otros hombres en cuanto al deseo, el erotismo, la afectividad y la genitalidad, pero no necesariamente ejercerlos. Por ejemplo, según el Catecismo Católico, se puede ser homosexual, siempre y cuando se sea casto, mejor dicho, no se tengan relaciones genitales con otros hombres.
El homosexual es homoafectivo, ya que solo le interesa establecer procesos afectivos y emocionales con otros hombres; es homogenital ya que su vida sexual se plantea exclusivamente con otros hombres; es homoerótico porque el sujeto-objeto de su placer es un hombre y todo ello surge como una consolidación de su ser homodeseante. Se considera que un hombre está en crisis en su proceso de construcción de su identidad de orientación sexual como homosexual cuando no acepta vivir su homosexualidad; dicha crisis induce a muchos hombres a “obligarse” a sostener una relación heterosexual a pesar del conflicto que ello les produce. Sin embargo, la crisis se evidencia, no tanto por el conflicto personal, sino por la violencia social que implica el tener que acatar lo que le dicta el “deber ser” (el ser machista y ser heterosexual).
Muchos hombres jóvenes se asumen homodeseantes en esta etapa de su vida, e incluso experimentan intercambios homoafectivos, homogenitales u homoeróticos, pero ello no los hace homosexuales, ya que en la búsqueda de la construcción de la identidad de orientación sexual es común a los jóvenes e inclusive, a algunos adultos, pasar por estos procesos. Se hace referencia a homosexualidad “ocasional” cuando un hombre motivado por las circunstancias, generalmente hacinamiento, se ve obligado a establecer este tipo de vínculos como una respuesta a sus necesidades sexuales o presionado por las circunstancias.
No existe un único patrón de homosexualidad. Cada hombre vivencia la suya de una manera particular y única, por tanto, se afirma que no hay homosexualidad sino homosexualidades. Cuando se habla de homosexualidad se hace referencia a la orientación sexual de un hombre por otro hombre, si se habla de una mujer hacia otra mujer, el término correcto es lesbianidad.
Mayor información al respecto en: Velandia Mora, Manuel Antonio: Vicepresidente Sociedad Colombiana de Sexología. Director de Equiláteros: Proyecto Colombiano de Diversidad y Minorías Sexuales. Autor del libro “Y si el cuerpo grita... (Dejémonos de Maricadas)” Texto referente a la construcción de la identidad sexual de las personas.
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