miércoles, 19 de diciembre de 2007

Construir la identidad sexual

Manuel Velandia
12.2003


Al tratar de interpretar los fenómenos sexuales con respecto a cómo una persona decide para sí con respecto a el/la sujet@[1] del mismo sexo con quien desea establecer vínculos de pareja, ocasional o permanente, se han desarrollado diferentes explicaciones, que tratan de responder a una frecuente serie de preguntas que nos hacemos frente l@s demás y en algunas ocasiones ante nosotr@s mism@s: ¿Una persona se vuelve homosexual o lesbiana de un día para otro? ¿Son iguales las vivencias por las que pasan todas las personas que tienen esta orientación sexual? ¿Se vive la homosexualidad aquí y de la misma manera que en otros lugares del mundo? ¿Hay una única respuesta científica que explique el origen de estas orientaciones sexuales?

Antes de dar inicio a mi intento de dar respuesta a los interrogantes deseo explicitar desde qué epistemología, ontología y concepción de las relaciones sociales construyo el discurso teórico. Me fundamento en algunos elementos del enfoque sistémico, de las teorías del lenguaje como generador de mundos y de las emociones como motores de la acción humana.

La respuesta mas sencilla a todos estos interrogantes sería decir simplemente No! El lector se preguntaría ¿Por qué no? Por varias razones. En primera instancia, porque si nos comprendemos a nosotr@ mism@s como un sistema y a los microgupos, grupos y macrogrupos como microsistemas, sistemas y macrosistemas, entonces la sociedad que éstos conforman es igualmente un sistema. Todo sistema está interafectado, interrelacionado y es interdependiente con los otros sistemas. Por tanto, todo lo que yo estoy siendo es una emergencia[2] de mis procesos de socialización o mas concretamente un producto que se hace posible en el encuentro con el/la otr@.

Una de las propiedades de los sistemas consiste en ser únicos. No hay nadie como yo, nunca lo ha habido ni lo habrá, soy tan unic@ que soy distint@ de mi mism@ a pesar de que en esencia sigo siendo yo mism@. Por tanto, lo que cada un@ experiencia, emociona y explica con respecto a su orientación sexual es igualmente único. En segunda instancia, aquello que el sistema humano ha vivido lo hace y es irrepetible, recordemos aquello de que no puedo nadar dos veces en el mismo río. Primero porque lo que ya he experienciado, como nadar, ya está realizado y no lo puedo repetir porque al intentar hacerlo lo hago en otro tiempo, espacio y condiciones. Ya ha pasado un tiempo por tanto el tiempo es otro, el agua ha circulado por lo tanto el río en el que nado es distinto y he invertido cierta energía en consecuencia estoy cansado y las condiciones en las que nado son diversas. Esta es la razón por la que actualmente no se habla de homosexualidad, lesbianidad, heterosexualidad o bisexualidad sino de homosexualidades, lesbianidades, heterosexualidades y bisexualidades. El plural hacer referencia y recalca la singularidad, particularidad y unicidad del ser y sus vivencias; como también, el hecho de que el proceso que alguien ha vivido no puede ser repetido por otr@ ya que esæ otr@ lo experiencia, emociona y explica a partir de su unicidad que lo hace divers@.

En tercera instancia, toda persona está en permanente movimiento y por tanto en constante cambio; Todo sistema se experiencia en un continuo recibir, transformar y dar energía; lo que nos lleva a aceptar que como persona no soy un ser terminado sino en permanente desarrollo: un ser dinámico. En tal sentido, no soy un ser terminado sino un ser que esta siendo[3]. No soy un ser completo, no estoy terminad@, estoy siendo un(a) ser nuev@ en cada momento, siendo esta la esencia que hace dinámico a mi ser. Se es en una orientación sexual de manera diferente es el lugar de vivienda, estudio, iglesia y grupo comunitario, ya que al estar influenciad@s, interafectad@s y ser interdependientes con y por l@s otr@s, la cultura y la sociedad, cada un@ se experiencia en el cotidiano, en cada tiempo y espacio, a partir de las vinculaciones que establece en razón de ser ecosistémico.

En cuarta instancia, en ese constante estar siendo hay algo en mí que permanece como esencia: lo que he vivido; información que me induce a reconocerme como un ser histórico. Cada situación que experimento tiene como fuente lo vivido y lo trascendido. Aun cuando en esencia soy el/la mism@ se han generado en mi una serie de cambios que me han hecho crecer como persona; todo cambio es viable a partir de los aprendizajes, experiencias y emociones vivenciados previamente por tal razón soy evolutiv@. Si las reflexiones que yo me hago están directamente relacionadas con mi experienciación de estar siendo homosexual o lesbiana, necesariamente no lo fui desde siempre sino que me he venido haciendo, explicando y emocionando en dicha orientación sexual de manera dinámica.

En quinta instancia, se está siendo futuro en la medida en que lo que estamos siendo hoy lo construimos a partir de lo que “queremos ser” a alcanzar a llegar a estar siendo más adelante en nuestra existencia. Lo que yo estoy siendo hoy, en este momento, en el aquí y en ahora tan solo es posible desde lo que he estado siendo pero igualmente se posibilita desde aquello que yo, prospectivamente, deseo estar siendo como persona.

En última instancia, el ser se construye procesalmente. Lo que estoy haciendo puede considerarse un proceso en sí, pero todo proceso hace parte o es uno de los micro procesos de otro u otros procesos mayores que a su vez son parte de otro u otros procesos macro. Todo proceso de un ser humano, con relación así mismo y a otr@s human@s, implica interrelaciones, interafectaciones e interdependencias. Toda afectación de una parte de mí, como sistema, me afecta en mi totalidad e integridad y a su vez, afecta al o a los microgrupos, grupos y macrogrupos de los que hago parte; y en consecuencia, afecta a la sociedad, pero también todo lo que sucede en ella y en los grupos en los que estoy inmerso me afecta a mí, produciéndose en ese intercambio una serie de emergencias que en esencia son lo que yo “estoy siendo”, y en ultimas, lo que estoy experienciando, emocionando y explicando sobre mí y sobre la sociedad y cultura de las que hago parte.

La sexualidad de un(a) ser human@ está determinada por lo que está siendo como ser sexuado, por sus expresiones comportamentales[4] (Alvarez-Gayou, 1992) o formas de obtener placer y por su orientación sexual.

En el proceso de socialización aprendemos el cuerpo, experienciamos el sexo y asumimos un género; estos tres elementos me determinan como ser sexuado y se experiencian, emocionan y explican ecosistemicamente.

El cuerpo está afectado por la cultura, el tiempo y el espacio; por ejemplo, las mujeres rollizas y con celulitis que pintaba Rubens no representan el cuerpo de la mujer de hoy, como tampoco la mujer santandereana se reconoce en el cuerpo como la hace una mujer de la costa Atlántica o Pacífica. El cuerpo de modela desde una “necesidad social” por eso, así seamos machos o hembras hacemos dietas, cirugías plásticas, ejercicio, exposiciones al sol o cambiamos el color del cabello; y además, experienciamos el cuerpo a través de los accesorios y vestidos como si estos fueran su extensión: usamos zapatos con tacón, falda o pantalón, prendas sueltas o ajustadas.

El sexo[5], solemos entenderlo como construcción biológica; sin embargo, aun antes de nacer social y culturalmente se construye una explicación del sexo para cada persona como macho o como hembra, construcción que en algunos casos no se soporta en la existencia real de lo biológico. Al observar un scanner realizado al vientre de una mujer preñada, si el producto que se gesta es un macho, entonces a partir de una evidencia biológica que es poco evidente ya que sólo es una visión de lo más superficial de la biología humana, se asignan unas propiedades, en este caso se afirma y se espera que ese macho sea fuerte, saludable, recio, resistente.

Social yculturalmente se le “asigna” a la persona un sexo al observar sus genitales externos, sin saber si internamente se corresponde con dicha asignación (se espera que sea así). El sexo por asignación recurre complementariamente a la asignación de los roles sexo-genitales que desde el “deber ser” se supone y espera son propios de cada sexo[6].

Se ha dividido el mundo en extremos que se complementan ignorando que existe un continuo que determina una serie de variaciones intersexuales; por ejemplo, algunos seres pueden tener dos genitales externos que se corresponden con aquello que determinamos como los genitales del macho y de la hembra; puede suceder también, que se presente en los genitales internos una mezcla de ambos, o algunos individuos pueden presentar un genital externo que no corresponde con el interno; en resumen, hasta el momento, se han clasificado 16 intersexualidades o grandes variaciones entre las categorías extremos del continuo macho-hembra. Los seres suponen sobre sí, y se conjetura de ell@s que son machos o hembras pur@s de la especie; sin embargo, much@s de nosotr@s morimos sin lograr evidenciar científicamente que realmente somos lo que suponemos y los demás suponen que estamos siendo. Por ejemplo, es probable que yo mism@, lector(a), nunca haya tenido la posibilidad de que se me realice una serie de exámenes con cuyo resultado se determine mi composición hormonal, el estado de mis genitales internos y externos, y si cumplen plenamente con las funciones que de ellos se esperan.

El género es un aprendizaje continuo, una construcción particular, social y cultural, que se vivencia de manera diferente en cada persona, sociedad y cultura. Se comprende tanto como la explicación con respecto al quehacer de machos y hembras, como también con relación al comportamiento y el ejercicio de los roles que se consideran propios de un sexo; se identifica como masculino al considerado “deber ser” del comportamiento de los machos de nuestra especie y femenino al de las hembras. Aquello que se considera propio del comportamiento masculino o femenino en una persona, grupo, ciudad, región, país o continente, no necesariamente lo es en otro.

En la vida cotidiana encontramos seres a quienes se les denomina andróginos que reúnen en sí y sin recalcar en su comportamiento el de un género sobre otro, igualmente observamos personas que aun cuando se les ha criado en un género deciden comportarse en el otro, hecho al que denominamos conducta trangenerista[7]. Algunas veces hacemos lecturas desde nuestra cultura y sociedad de lo que sucede en otras culturas y sociedades tratando de encasillar nuestra comprensión de lo que allí acontece a la manera como nosotr@s explicamos el mundo. Por ejemplo, vemos en los escoceses una “falda” a cuadros y en los indígenas de la Sierra Nevada una “bata” que se nos antoja “femenina”, sin lograr comprender que el kilt o la túnica con la que visten los indígenas en la Sierra Nevada no son prendas femeninas aun cuando en su diseño se nos parezcan a lo que “deben usar” las mujeres. Nos transformamos socialmente en hombres o mujeres cuando sexo y rol confluyen en un ser humano, razón por la cual las categorías sociales hombre y mujer son consideradas socialmente como excluyentes

Las reflexiones que cada persona elabora se producen a partir de lo que ella está siendo; por tanto, mis reflexiones y las de l@s otr@s son tan únicas como cada persona que explica lo es. Las explicaciones que damos al mundo, a nuestras relaciones, sobre nosotr@s mism@s, por el hecho de ser únic@s, son únicas y diferentes a las de l@s demás. El problema más grande en la comprensión de las sexualidades radica en que no logramos darnos cuenta que frente a un mismo hecho hay tantos versos, tantas reflexiones y explicaciones (uni-versos) como seres humanos hay, y en tal sentido, desde la teoría del lenguaje, que la cultura se construye en multiversos. No voy a explicar aquí las diferentes teorías sobre el origen de las homosexualidades o las pocas existentes con respecto al origen de las lesbianidades ni me pienso “casar” con una de ellas, tan solo haré referencia al acuerdo existente en la comunidad científica internacional: la homosexualidad no es una enfermedad, es una orientación sexual.

La identidad hace referencia a la manera como cada quien se asume para sí mism@ y con relación a los demás y a lo que la sociedad espera de él o ella con referencia a su ser sexuado, es decir, con relación a su cuerpo, sexo y genero, como también a sus expresiones comportamentales y a su orientación sexual.

El “deber ser” socializado ha construido una explicación social de aquello que se espera “debemos ser”, es decir y en este caso, hombres o mujeres. En nuestra cultura y sociedad se es hombre si se es macho, masculino, heterosexual y por tanto, en nuestra cultura, machistas y falocráticos. En esta razón se es mujer si se es hembra, femenina y heterosexual y por consiguiente, en nuestra cultura, dependiente del macho y reconocedora del poder que sobre ella debe ejercer el propietario del falo. Es tal vez esta la razón por la que algunas personas se preguntan con respecto a las relaciones entre personas del mismo sexo, en ellas quien ejerce de hombre o de mujer.

En la vida cotidiana las personas se debaten en un juego sistémico entre el “deber ser”, su “querer ser” y aquello que “están siendo”; este último en la acomodación entre dichos “deber ser” y “querer ser”. La identidad como ser sexuado se vivencia entonces en el juego entre tres diferentes concepciones que se interafectan, interdependen e interrelacionan: lo que l@s otr@s identifican que yo soy: identidad social; lo que yo identifico que estoy siendo: identidad particular; y lo que yo estoy proyectando de mí porque es lo que deseo proyectar: identidad de socialización. Como sujeto social estamos en un continuo movimiento entre las subidentidades que conforman mi identidad.

La orientación sexual[8], cualquiera que esta sea, no aparece de la noche a la mañana sino que se construye al igual que el cuerpo, el sexo y el género en el proceso de socialización. Se es homosexual o lesbiana desde si mism@ y con relación a la sexualidad de l(a) sujet@ con la que asumo que puedo ejercer mi deseo, erotismo, afectividad y genitalidad. Las personas cimientan una identidad de orientación sexual de su lesbianidad[9] u homosexualidad[10] a partir del “deber ser” de lo que la sociedad espera que sea orientación de una persona, es decir heterosexual; el “querer ser” que hace referencia a aquello que yo determino a partir del “deber” como lo que yo mism@ entiendo y asumo que debería ser mi ser, y el “estar siendo”, identidad que es la resultante que emerge del juego entre la “identidad social”, la “identidad particular” y la “identidad de socialización”.

El juego de las emergencias sucede en todas las identidades sexuales y en cualquiera de las orientaciones sexuales, aun cuando para los heterosexuales la distancia entre “deber ser”y “querer ser” es mucho menor que en las orientaciones sexuales consideradas marginales.

Algunas personas experiencian algunos aspectos de la lesbianidad o de la homosexualidad sin definirse en una orientación sexual lésbica u homosexual; por dicha razón, actualmente suele hablarse de hombres que tienen sexo con otros hombres o de mujeres que tienen sexo con otras mujeres para hacer referencia a aquellas personas que siendo bigenitales y en algunos casos bieróticas y bideseantes e inclusive biafectivas, se identifican en su orientación sexual como heterosexuales.

Se puede estar siendo en parte o en el todo de la lesbianidad o la homosexualidad experienciandose en una, dos, tres o las cuatro siguientes opciones, es decir, como homoerítico o lesbicoerotica, homogenital o lesbicogenital, homoafectivo o lesbicoafectiva, homodeseante o lesbicodeseante sin asumirse así mism@ como homosexual o lesbiana. Dicha asunción hace referencia a lo que denomino identidad de orientación sexual. A continuación presento una propuesta de análisis sobre la construcción de la identidad de orientación sexual comprendida en cuatro etapas en las que la finalización de una se solapa con la siguiente e imbrica en la anterior.

Etapas en la construcción de la identidad de orientación sexual

Coming In: A la primera etapa en la construcción de la identidad de orientación sexual (Velandia, 1999), se le ha denominado del coming In, que puede traducirse como interiorizarse, adentrarse en sí mism@. El individuo empieza a tomar conciencia de su deseo por otra persona, en el caso de homosexuales y lesbianas, del mismo sexo. El coming in es el momento más difícil en la construcción de la identidad de orientación sexual; lo es tanto, que muchas personas pueden permanecer en esta etapa durante muchos años, inclusive décadas y no trascender a las otras etapas.

La vergüenza de sentirse o pensarse diferente parece ser elemento fundamental de la construcción de la identidad particular de orientación sexual; vergüenza y construcción están en esta etapa en una relación dinámica y permanente. El retraimiento es frecuente y proviene tanto de reconocerse diferente al “deber ser” como de confrontar dicho modelo. Mientras la persona permanezca vergonzante nunca podrá trascender su proceso de coming in ya que la culpa y autorepresión permanecen y el temor a la heterorepresión, el estigma y la discriminación es constante.

Generalmente, quien está en coming in como lesbiana u homosexual se encuentra en un proceso de construcción diferente al de una persona que construye una identidad heterosexual. Siente que es la única persona atravesando dicha circunstancia. Siendo adolescentes o adult@s jóvenes, las personas al sentirse atraíd@s por otras de su mismo sexo o desarrollando actividades para las cuales el “deber ser” de la identidad de género considera que el comportamiento es “inapropiado” sienten una gran inquietud que las desestabiliza emocionalmente. El temor a ser enferm@s, anormales, les produce dudas y contradicciones sobre las cuales inicialmente no intentan obtener respuestas de otras personas. Consultan en diccionarios y enciclopedias sobre palabras tales como homosexual o lesbiana; esconden información extraída de periódicos o revistas, sobre el tema, para leerlas posteriormente y con detenimiento; es frecuente que se sientan molest@s cuando, en su presencia, los medios de comunicación hacen referencia al tema.

Estas personas aprenden a reconocer las “etiquetas” con las que se estigmatiza. Estos rótulos son socialmente usados para agredir a quienes se considera que tienen un comportamiento diferente. Generalmente, quienes los usan no saben al dedillo y plenamente su significado, por ejemplo otros menores y adolescentes, pero sí reconocen los efectos que su uso producen en la carga emocional de la persona estigmatizada. L@s rotulados, inicialmente, no reconocen el significado del rótulo pero suelen sufrir de la violencia que con su uso se ejerce. Para l@s adolescentes, en la medida en que fueron comprendiendo los contenidos de los rótulos, seguir siendo rotulados logra marginarlos de las actividades grupales tanto en la escuela como en la familia; incluso, siendo participes de una reunión, cada vez que alguien habla de homosexualidad o lesbianidad sienten que se acelera su ritmo cardiaco, sus manos sudan y les tiembla la voz. Las personas adultas recuerdan que siendo menores les llamaba la atención que l@s rotularan y que no sentían que estuvieran haciendo nada diferente a otr@s menores de su sexo.

Tanto ellos como ellas “odian” participar de conversaciones relacionadas con el sexo, aun cuando manifiestan interés por “observar” con detenimiento a sus compañer@s les afecta emocionalmente ser “sorprendid@s” en estas actividades. Los hombres más que las mujeres manifiestan molestia sobre cómo otros hombres hablan en sentido peyorativo de las mujeres, en especial cuando ellas son tratadas como “objetos sexuales”. A las personas en proceso de coming in les es muy difícil utilizar la palabra homosexual o lesbiana para hablar de sí mism@s.

Cuando están cerca de personas marcadamente “amaneradas” en el ejercicio de sus roles de género esto les produce cierta contradicción, tienen temor de llegar a “ser como esa persona” pero igualmente, sienten una gran atracción por ella. Observarlas les hace tomar conciencia de sus propios amaneramientos y en caso de hacerlos evidentes, surge el temor a actuar en grupo o realizar algunas actividades de la vida cotidiana en las que creen que dichos amaneramientos pueden notarse. Se preocupan por la sensación que despiertan en otras personas y suelen confrontarse con respecto a realizar aquellas actividades o aislarse totalmente.

Su contradicción se incrementa notablemente en la medida en que reconocen su atracción por personas de su mismo sexo o que son estigmatizadas por sus amaneramientos. Muy poc@s se deciden a hablar con sus padres, guías espirituales y maestr@s, o recurren a terapia por temor a ser vulnerados, utilizados e incluso agredidos sexual o físicamente.

L@s que tienen recuerdos de épocas en las que estaban siendo niñ@s no recuerdan haber “deseado” un contacto genital con alguien de su mismo sexo; cuando mucho, rememoran aproximaciones como el placer por una fragancia, sentir cerca a la persona o desear algunos “roces” de piel. Las personas que les despertaban sensaciones, que describen como “casi de enamoramiento” fueron, generalmente, aquellas a quienes en su vida cotidiana admiraban por alguna razón; algun@s recuerdan con especial cariño a maestr@s de escuela y a personajes de programas de televisión.

Cuando en instituciones educativas -especialmente para hombres- se dieron las condiciones para observar los cuerpos de otros -igualmente adolescentes-, como por ejemplo en las duchas o en ciertos juegos sexuales entre ellos -que son “demostraciones de hombría”- tuvieron temor de ser “reconocidos”, huyeron de la situación, y muy pocos quisieron seguir jugando.

No hay un consenso entre si las primeras relaciones afectivas o genitales surgen con el deseo o el deseo se concreta a partir de la primera relación. Las personas suelen relatar que sentían que deseaban algo, incluso alguien, pero inicialmente no conocían qué era lo que deseaban. El deseo se fue concretando hasta volverse casi una “obsesión” que prefirieron callar porque sentían que sus sentimientos eran incorrectos.

Según Velandia (1999b), los primeros contactos genitales de hombres con otros hombres se llevan a cabo aproximadamente entre los 10 y los 16 años; generalmente con personas algo mayores (algunos se iniciaron con familiares muy cercanos quienes vivían en su misma casa o a quienes visitaban en periodo de vacaciones). En pocas oportunidades se relacionan genitalmente con compañeros de estudio de su misma edad, cuando lo hacen, tener que encontrarlos a cada momento les motiva grandes conflictos. Un grupo muy pequeño de jóvenes establece “relaciones” que pudieran denominarse “de pareja”.

Usualmente las mujeres menores de edad establecen pareja con chicas de su misma edad. Las mujeres que se inician después de los 16 años y antes de los 22, lo hacen con mujeres de su misma generación pero casi siempre algo mayores. Las que inician después de los 25, lo hacen con mujeres mucho más mayores que ellas, inclusive con mujeres casadas y con hijos.

Los hombres que se inician luego de los 18 años y antes de los 30, en una gran proporción se relacionan con hombres mucho mayores, quienes “les enseñan” sobre la vida. Usualmente se presentan relaciones de dependencia económica en las que la persona mayor ejerce censura, coarta su libertad y los utilizaban sexualmente; a pesar de ello, muchos años después suelen aceptarlos como sus amigos. Los que se inician después de los 30 años siempre lo hacen con hombres menores que ellos y muchas veces son inducidos por esos chicos, generalmente adolescentes desde los 14 a los 23 años.

Una vez la persona hace conciencia de que existen otr@s como él o ella, se encuentra ante la disyuntiva de realizar intentos por establecer o no vínculos (usualmente sus primeros contactos son ocasionales). Si desea realizarlos, en su búsqueda se acerca a grupos de personas que hacen su vida social en torno a un apartamento o a espacios comerciales y suelen efectuar intentos erráticos orientados a conquistar personas que caracterizan como de igual orientación sexual. La apertura los acerca al paso posterior en la construcción de su identidad de orientación sexual.
Coming Out: La segunda etapa del proceso de construcción de la identidad de orientación sexual es el Coming Out puede traducirse como “salir hacia fuera”. Es el proceso por medio del cual el individuo busca salir de sí hacia otr@s, motivado en la búsqueda de consolidar su identidad particular de orientación sexual, aproximándose a elementos teóricos y situaciones vivenciales que le faciliten la comprensión de su dinámica individual. Para quien se piensa en una orientación homosexual, lésbica o bisexual, el proceso generalmente conlleva inicialmente la apertura hacia otr@s con su misma orientación, situación que es más fácil para el heterosexual, por ser este el “deber ser” de la orientación sexual.

Buscando espacios que le posibiliten explicitar la orientación sexual, la persona intenta comentar su situación con quienes cree tener seguridad suficiente y siente que puede fiarse. Dependiendo del grado de confianza que tenga con l@s amig@s del colegio, vecindario, escuela o lugar de trabajo, informa encontrando tres tipos de respuestas; censura, aceptación o “compasión”. El grupo de personas que la rodea, generalmente compuesto por heterosexuales, asume con sorpresa y curiosidad la declaración. Este “desahogarse” proporciona una ayuda a la autoestima en la medida en que la persona ya no se siente aislada del mundo, pero no plantea soluciones reales a sus necesidades genitales, afectivas y eróticas, lo cual aun cuando l@ tranquiliza l@ lleva a buscar espacios donde las pueda satisfacer, o por lo menos saciar su curiosidad.

Otra alternativa consiste en comunicarse con personas en quienes ha observado comportamientos que se identifican como de alguien que tiene similar orientación sexual. Cuando hay cierta empatía, en ellas suele encontrar cierta apertura, pero generalmente se convierten en un camino más directo a los ghettos, lugares en los que generalmente es difícil encontrar personas con la sensibilidad y el tacto que implica apoyar a alguien que siente que lo que está pasando en su vida es realmente difícil.

El Coming Out generalmente se hace tan solo hacia grupos pequeños de personas, primordialmente de la misma orientación sexual y en lugares públicos exclusivos o de uso mayoritario para estas personas.

El coming out suele experienciarse en una doble o triple vida: la del ghetto (bar, sauna, video, apartamento) y de los espacios íntimos (familia, escuela, trabajo). En el ghetto la persona se reconoce a sí misma, encuentra “amig@s” o simplemente personas a quienes observar, aprende a desenvolverse con “naturalidad”, a pesar de que tienen aun mucho temor de ser identificad@s e inclusive a ser reconocid@s por otras personas, así ellas frecuenten esos mismos lugares.

Las personas en este proceso suelen leer literatura científica, acudir al teatro, ver películas, acceder a Internet y buscar muchas otras situaciones relacionadas con el tema de la orientación sexual; incluso acceden a profesionales de la terapia sexual o la psicología como una manera de encontrar respuestas a sus dudas.

Si la persona ha pasado reiteradamente por estas experiencias, suele ser mas tranquila en cuanto a sí misma y las respuestas, sobre todo cuando ya se siente como “pez en el agua” al interior del ghetto. Cuando se autorizan a establecer algunos contactos ocasionales, suelen mentir con respecto a datos como sus nombres, edad, posición familiar, lugar de vivienda, teléfono.

En su entorno familiar prefieren evitar cualquier acercamiento al tema y por tanto, eluden responder a cualquier duda o interrogante planteado por familiares y amig@s. Sus respuestas suelen ser evasivas o negativas. Inicialmente suelen tener dudas sobre identificarse en su orientación sexual, ello l@s lleva a dar excusas y explicaciones que niegan la verdad. Con respecto a la familia, aceptar la situación suele ser mucho más difícil, por tanto, solo quien está totalmente seguro se autoriza a permitir que algun@s amig@s conozcan su hogar. La gran mayoría prefiere tener un “rompimiento” con su familia y aislarse antes que aceptar la realidad que se le impone al autonominarse lesbiana u homosexual. Para quien rompe el vínculo es mucho más fácil establecer un vínculo de pareja, aun cuando también la “formalización” de una relación lleva a “cortar el cordón umbilical”.

Al vincularse con alguien que tiene un espacio privado abierto a otr@s con similar orientación sexual y/o a personas permisivas, descubre allí modelos de vida que le ayudan a consolidar su “querer ser”. Es mas común este grupo de apartamento entre los hombres homosexuales que en las lesbianas. El grupo, que suelen conformarlo algun@s excompañer@s sexuales y cómplices de la vida cotidiana, se va transformando en una especie de neofamilia en la que sus miembros actúan roles que semejan los familiares.

Muchas personas deciden que su máxima posibilidad de aceptación de la orientación sexual con respecto a otros va a permanecer en el coming in, pero con el tiempo abren sus espacios de socialización a esferas mayores, aun cuando casi siempre permanecen ocultos ante su familia o por lo menos en una condición poco explícita y bastante velada.

Acceder a un grupo terapéutico o a un profesional especializad@ en esta área, con un manejo positivo de la homosexualidad y la lesbianidad, facilita el proceso de coming out porque les permite asumir su identidad con mayor tranquilidad y menos conflicto. Las personas que han tenido una salida e identificación positiva suelen ser un buen apoyo emocional para las personas en crisis.

En este momento de la construcción de la orientación sexual aún existe un marcado temor a que otr@s, diferentes a quienes hacen parte de su propio ghetto, se enteren de dicha orientación. Son pocas las personas pertenecientes a una orientación sexual minoritaria quienes deciden avanzar en su proceso hacia una tercera etapa, en la que hacen pública su orientación sexual.

Establish Itself: La tercera etapa del proceso de construcción de la identidad de orientación sexual ha sido denominada por el autor como Establish Itself y puede traducirse como “establecerse así mis@”. Es el proceso en el que la persona busca consolidarse a sí mism@ en una orientación sexual determinada. Lo que le implica generalmente, cuando se pertenece a una minoría sexual, hacer una afirmación de la misma en los entornos familiar, educativo y laboral.

Para las personas en el Establish Itself su sexualidad parece ser el eje de su existencia. Por ello es frecuente observar en ellos una permanente reafirmación de la orientación, sin que ello signifique que quienes deciden llegar a esta etapa del proceso hagan “vox populi” de ello.

En esta etapa algun@s suelen intelectualizar su discurso comprensivo con respecto a la orientación sexual e inclusive avanzan en la construcción de un discurso político al respecto. Participan de grupos de discusión sobre las minorías sexuales o de aquellas en las que se trabaja por los derechos humanos y sexuales. En los inicios de la actividad política sexual las personas tienen inconvenientes para comprender y trabajar conjuntamente con otras quienes se encuentran en similar proceso, y con personas con similar orientación sexual pero quienes son del otro sexo. Es más difícil cuando a las organizaciones acceden transvestis, transexuales, transgéneros o trabajadoræs sexuales, probablemente porque est@s han construido un discurso sobre su identidad particular y de orientación sexual diferente y se les dificulta entender otras opciones en el amplio espectro de la diversidad sexual.

En la medida en que las personas llevan más tiempo en esta etapa van dándose cuenta de que el énfasis que ponían en explicitarla ya no se hace necesario. La gran mayoría del pequeño grupo de personas Establish Itself continúan viviendo su cotidiano de tal manera que esta gira cada vez menos en torno a su homosexualidad o lesbianidad y más alrededor de sus necesidades en otros temas que ahora se tornan más importantes. Inicialmente dichos temas también suelen estar relacionados con la sexualidad, pero el grupo en el que se trabajan suele ser mucho más amplio y diverso. Esta última posibilidad es el camino que conduce a la última etapa en la construcción de la identidad particular de orientación sexual.[11]

Self Made: El último paso del proceso de construcción de la identidad de orientación sexual ha sido nominado por Velandia (1999a; 1999b) como Self Made. En esta cuarta etapa del proceso la orientación deja de ser el eje existencial para ser tan solo un elemento más en su cotidiano, convirtiéndose ell@s mism@s en l@s hacedoræs de su propia existencia. Puede decirse entonces que en ese momento se construyen plenamente como personas identicadas, situación que por la estabilidad emocional que produce, motiva a algun@s a hacer totalmente pública su orientación sexual. Este hecho puede vivenciarse de dos maneras:

Una de ellas, es convirtiéndose en abanderad@s de las causas por los derechos sexuales y la otra, que es la más corriente, viviendo su homosexualidad o su lesbianidad de forma libre junto a todos sus otros ámbitos de dominio. Generalmente tienden a construir parejas bastante estables y a desarrollar actividades económicas “liberales”, en las que su orientación sexual no les hace sujet@s de exclusión y es aceptada como un elemento más en su existencia.

Las personas heterosexuales consideran, generalmente, que su proceso Self made está plenamente concluido y caracterizado, Sin embargo ello no es así, razón por la cual, generalmente, entran en crisis cuando reciben una propuesta con contenidos (afectivas, eróticas o genitales) que no asumen pertinentes a su orientación sexual. En este momento la duda los lleva a confrontarse y ello les permite iniciar un proceso de identicación de su heterosexualidad.

Bibliografía:

· J. L. Álvarez-Gayou. Sexoterapia Integral. Manual Moderno. México 1992.
· Velandia Mora, Manuel Antonio. “Los derechos humanos también son sexuales, los derechos sexuales también son humanos”. En, Duelo, memoria y reparación. Defensoría del Pueblo/ Fundación Manuel Cepeda Vargas. Colombia 1998.
· Velandia Mora, Manuel Antonio. Tolerancia y minorías sexuales. En, Pastoral Xaveriana. Volumen 3, números ½. Pág. 83 a 90. Bogotá. 1996.
· Velandia Mora, Manuel Antonio. Ética, sexualidad y derechos humanos; Derechos de human@s: derechos sexuales. En, Revista Latinoamericana de Sexología. Edición especial. Volumen 13. números 1, 2 y 3. Pág. 20 a 29 y Pág. 84 a 90. Bogotá, 1999.
· Velandia Mora, Manuel Antonio. Proceso de construcción de la identidad de orientación sexual. En, Y si el cuerpo grita… Dejémonos de maricadas. Pág. 92 a 104.Editorial Equilateros. Colombia, 1999.

Notas al margen
[1] Discurso de género: En el interés de escribir dando respuesta a la equidad de género en la que se reconoce la importancia de lo femenino en la socialización de la cultura y contrarrestar la hegemonía de lo masculino en la construcción teórica que se expresa en la visión masculinizante y machista de las explicaciones del mundo, este documento se escribe tanto en masculino como en femenino y para ello utiliza el símbolo “@” para aquellas palabras que deben entenderse tanto desde lo femenino como desde lo masculino como por ejemplo, el termino “ell@s”, y el símbolo “æ” para las palabras en las que el masculino se construye con la vocal “e” y el femenino con la “a” como por ejemplo “esæ”.
[2] Emergencia: Un sistema funciona como un todo integrado e integrador y tiene propiedades distintas a las de las partes que lo componen. Estas propiedades se denominan emergentes. No se pueden explicar las propiedades de un sistema descomponiéndolo y analizando cada una de sus partes ya que las emergencias tan sólo aparecen cuando el sistema actúa como unidad plena.
[3] Estar siendo: como una forma de evidenciar el permanente dinamismo del ser humano y recalcar que es un ser en permanente construcción no haré referencia al ser como “lo que soy” o “lo que es” sino lo que “estoy siendo” o el sujeto “está siendo”
[4] Expresión Comportamental Sexual (ECS): Es un término acuñado inicialmente por el Instituto Mexicano de Sexología, buscando utilizar un lenguaje descriptivo, objetivo y científico en vez del valorativo, peyorativo, sexista y discriminatorio que se venía promulgando. Las ECS consideradas sexualmente saludables, engloban todas las expresiones comportamentales de la sexualidad que integran el universo expresivo de l@s seres human@s en la búsqueda del placer y en el ejercicio de su eroticidad.
[5] Sexo como categoría biológica, en el caso de los humanos, hace referencia a un punto ubicado en un continuo en el que sus extremos son los opuestos reproductivos funcionales, y que caracterizan de manera diferenciada la conformación de los órganos sexuales, el aparato reproductor, y rasgos secundarios como la voz, la distribución del vello, la estructura ósea y muscular, y la distribución de las grasas, entre otros.
[6] Socialmente cuando se hace referencia al sexo, la definición suele centrarse en la capacidad denominada reproductiva: El macho es el extremo reproductivo que coloca el espermatozoide, la hembra es el extremo reproductivo que proporciona el óvulo.
[7] Lo trangenerísta hace referencia a la conducta y no a la persona, a ella se hace referencia como transgénero.
[8] Orientación sexual: se define con relación a la sexualidad de l(a) sujet@ con la que asumo que puedo ejercer cuatro elementos: deseo, erotismo, afectividad, genitalidad.
[9] La Lesbianidad es una orientación sexual de origen cultural en la que en el proceso de socialización, una mujer que ha identicado o no su lesbianidad experiencia, emociona y explica su vinculación como persona sexuada hacia otra mujer, a partir de manifestaciones lesbicodeseantes, lesbicoeróticas, lesbicoafectivas y lesbicogenitales.
[10] La Homosexualidad es una orientación sexual de origen cultural en la que en el proceso de socialización, un hombre que ha identicado o no su homosexualidad experiencia, emociona y explica su vinculación como persona sexuada hacia otro hombrea partir de manifestaciones homodeseantes, homoeróticas, homoafectivas y homogenitales.
[11] En los medios, frecuentemente, encontramos la expresión “salir del closet” para hacer referencia a quien hace publica su orientación sexual y “outing” cuando quien hace publica dicha situación y sin autorización del/la sujeto(a) interesada es un medio masivo de comunicación.

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