sábado, 22 de marzo de 2008

Diversidades e Identidades sexuales transitadas

Nuevas definiciones para las orientaciones sexuales y los tránsitos identitarios[1],[2]

Manuel Velandia Mora[3]
investigadormanuelvelandia@gmail.com
España 28/11/07


La construcción conceptual en el tema de las identidades sexuales ha tenido que ocuparse de la gran diversidad de sexualidades que existen, sin embargo, al discurso sexológico oficial y lineal positivista, le ha sido muy difícil asumir la movilidad en la identidad sexual de las personas, tal vez por ello los homosexuales, lesbianas, bisexuales, transgéneros, transexuales, queers y demás interesados/as en las sexualidades hemos tenido que apoyar-nos en nuestros propias vivencias y emociones para aproximarnos a construcciones teóricas en las que todos, todas y todes quepamos, rompiendo así con nuestra propia auto y helero exclusión.

El texto que ahora presento, es una aproximación a la definición conceptual de las nuevas sexualidades, partiendo del criterio de que no es que hasta ahora existan sino que son tan presentes en la historia como la humanidad misma, pero que el estatus quo se ha negado a aceptar dicha diversidad por cuanto el deber ser de la sexualidad se restringe a las posibilidades sexo-genitales que se orientan a la procreación, negando toda posibilidad que se asuma transgresora de dicho fin, que se ha entendido como la gran misión humana.

La identidad puede entenderse como la emergencia de una construcción, no siempre consciente, que afecta los procesos de socialización del sujeto; la identidad emerge de la vida cotidiana, mas específicamente de la educación (formal, no formal e informal) que provee a la personas los referentes del “deber ser” de la identidad, dichos referentes están basados en la cultura, son propios de una sociedad y tiempo determinados, y están afectados por los procesos de interrelación e interdependencia del individuo (Velandia, 2006. P. 302)[4]. La identidad no es fija sino móvil[5], la movilidad de la identidad, sistémicamente hablando, hace referencia a la posibilidad que existe de que la identidad cambie en el tiempo, a partir de las relaciones sociales y por inter-influencia con el medio, la cultura y la sociedad.

Toda persona tiene un proceso de construcción de identidad con relación a su cuerpo, su género y su orientación sexual (Velandia, 2005).[6] Cuando un bebé nace los padres y el equipo de salud o la comadrona (a quienes llamaremos “el otro”) le asignan un sexo y un género. Si tiene un pene “el otro” le asigna macho y masculino, si posee una vulva entonces le asigna ser hembra y femenina; con los desarrollos sociales y culturales y de sus relaciones interpersonales la persona se construye hombre o mujer.

A ese proceso de asignar lo denominaremos “dar un significante”. Algunos bebés al nacer presentan ciertos defectos en los genitales externos, que a los ojos de la sociedad les otorga un nivel de ambigüedad (intersexualidad) que dificulta a los ojos del observador (el otro), la “asignación de un sexo” porque entiende que algunos componentes del sexo biológico no concuerdan con lo que el experto conoce como lo que ese cuerpo “debe ser”. El “otro” espera que a un sexo asignado corresponda el género correspondiente, y a este le llamamos “género por asignación”.

Las personas comienzan su construcción identitaria siendo bebés a los que “el otro” les da un “significante”; pero a dicho significante cada uno/a (padre, madre y la persona misma, al estar en condiciones de hacerlo) da su consentimiento o no, lo acepta o no y le provee su propio “significado”.

El género es una noción, una construcción social y cultural sobre lo que “debe ser” y como debe comportarse una persona, pero el género es especialmente una construcción particular, a partir de la cual la persona asume una manera de actuar a la que se llama “rol de género”; generalmente, se espera que dicho rol acompañe en su actuación a un cuerpo que se le corresponde; es decir, por ejemplo, a un cuerpo de macho le correspondería un rol masculino.

Algunas personas pueden experimentar una situación a la que se denomina “disforia de género[7]” en ellas su rol, su actuar, su performance del género no está en consonancia con su cuerpo: asumen una performance femenina a pesar de que su cuerpo es o se asigna masculino o una performance masculina aun cuando su cuerpo es o sea asignado de hembra. En este caso podemos decir que la persona ha abandonado su “género por asignación” y ha asumido un “género por opción”.

No todas las personas (intersexuales o no) asumen un rol de género diferente a su “género por asignación”, a quienes asumen un “género por opción” se les denomina “transgeneristas” en Colombia y “transgéneros” en el resto del mundo.

Las personas transgéneros acompañan el rol de género optado con los accesorios, vestidos y maquillajes (cuando ello se considera culturalmente necesario) propios del género al que han “transitado”. Puede presentarse entonces personas que vivencian un “tránsito identitario[8] de la masculinidad a la feminidad” (Velandia, 2006. P. 305) y otras que experiencian un “tránsito identitario de la feminidad a la masculinidad”.

A los hombres que asumen por momentos o permanentemente los accesorios, vestidos y maquillajes propios del género femenino pero que éste no es su género por opción, y esto es una expresión comportamental sexual que les produce placer y en consecuencia lo asumen como parte de su identidad sexual se les denomina “transvestis”.

Sexológicamente hablando, no hay un nombre para denominar a las mujeres que asumen los accesorios y vestidos masculinos; esto se debe a que el poder de la masculinidad es tal que se considera social y culturalmente aceptable que toda mujer aspire y asuma ciertos elementos representativos de quien ostenta el poder: el macho, masculino, machista y falocrático. Sin embargo, en algunos países como España se aplica el termino transvesti también para las mujeres.

Todo transgénero que ha transitado identitariamente de la masculinidad a la feminidad (o de la feminidad a la masculinidad, es transvesti -si partimos del criterio español-), pero no todo/a transvesti es transgénero. Un hombre transexual es aquella persona que pertenece psíquicamente al género masculino como su género optado, a pesar de haber nacido con anatomía de mujer.

Una mujer transexual es aquella persona que pertenece psíquicamente al género femenino como su género optado, a pesar de haber nacido con anatomía de hombre. Una persona transexual no desea los caracteres del sexo con el que ha nacido sino que le apetece un cuerpo que sea acorde con su género optado. Se es transexual así la persona quirúrgicamente, con aplicación de hormonas y/o con trucos o rellenos, transforme o no su cuerpo, para aproximarlo al cuerpo deseado.

En el proceso de construcción de identidad sexual las personas también determinan a la(s) persona(s) con quien(es) desea(n) realizar sus deseos, afectos, genitalidad y eroticidad; a este proceso de construcción identitaria se le denomina de “identidad de orientación sexual (Velandia, 1999)”.[9]

Se denomina orientación sexual heterosexual a una orientación sexual de origen cultural en la que en el proceso de socialización un hombre (biológico, optado o transformado) o una mujer (biológica, optada o transformada) que orienta sus deseos, afectos, genitalidad y eroticidad hacia una persona del otro sexo (biológico, optado o transformado). 

Se denomina orientación sexual homosexual a la de un hombre (biológico, optado o transformado) que orienta sus deseos, afectos, genitalidad y eroticidad hacia otro hombre biológico, optado o transformado. Se denomina orientación sexual lesbiana o lésbica a la de una mujer (biológica, optada o transformada) que orienta sus deseos, afectos, genitalidad y eroticidad hacia otra mujer biológica, optada o transformada.

Se designa orientación sexual bisexual a la de una mujer o un hombre (biológica/o u optada/o) que orienta sus deseos, afectos, genitalidad y eroticidad tanto hacia hombres como mujeres biológicas/os, transformados/as u optados/as. Se denomina orientación sexual heterosexual a la de una persona (biológica, optada o transformada) que orienta sus deseos, afectos, genitalidad y eroticidad únicamente hacia otra del otro sexo, ya sea este biológico, optado o transformado.

Una persona es homosexual, bisexual, heterosexual o lesbiana cuando además de la orientación sexual tiene una conciencia identitaria de dicha orientación.

La palabra homosexual proviene del griego homo y significa igual de tal manera que pudiera decirse que homosexual es quien tiene una relación con una persona del mismo sexo, políticamente las mujeres en algunos lugares del mundo, entre ellos Colombia, prefieren usar el término lesbiana.

El termino gay, aceptado por la Academia española de la lengua, es un adjetivo, perteneciente o relativo a la homosexualidad; generalmente es usado también para diferencias a un homosexual militante y políticamente activo miembro de una organización que lucha por los derechos de las minorías sexuales. Marica, proveniente de María, resalta de forma peyorativa, discriminatoria y despectiva lo femenino de los homosexuales; es un termino que se utiliza por algunos gay con toda intención política a pesar de lo denostado que es su uso en los heterosexuales.

Se designa como queer a un homosexual radical que huye en la construcción de su identidad de las clasificaciones sexológicas haciendo afirmación de su unicidad como también de su excentricidad, replanteándose radicalmente los modelos de subjetividad lineal positivista socialmente aceptados.

Se suele creer que todos los transvestis son homosexuales pero el número de transvestis heterosexuales es mucho mayor. La actividad laboral no es un elemento propio de la identidad sexual, de ahí que trabajos como el sexual u oficios como el transformismo y/o performarse drag queen o drag king no hacen parte de la identidad sexual, sino a la identidad de oficio. Se les denomina “transformistas” a los hombres que asumen por momentos los accesorios, vestidos y maquillajes propios del género femenino pero que éste lo hacen como parte de una actividad artística.

El proceso de construcción identitaria es tan único y particular como los/las/les sujetos/sujetes/sujetas que construyen su sexualidad, dicha unicidad y particularidad dificulta las relaciones sociales de convivencia entre los seres humanos por cuanto en las diferentes identidades existen elementos en común pero igualmente muchas particularidades que hacen que aquellos que se asumen o son asumidos como grupo, por ejemplo las personas trans, los homosexuales, las lesbianas o los bisexuales presenten grandes variaciones las unas con las otras, incluso entre quienes han asumido procesos identitarios que se consideran, desde una generalización que permite la organización social y política, como similares.

Reconocerse único e irrepetible es supremamente importante en la construcción y reconocimiento de la identidad sexual particular pero reconocer-se miembro de una comunidad es supremamente importante para la transformación social, cultural y política y el reconocimiento social de nuestras identidades.

El reconocimiento implica re-conocer al otro en su particularidad y unicidad y en aquellos elementos identitarios en los que confluimos y nos separamos, pero también involucra reconocer las construcciones teóricas, vivénciales y emocionales en las que los otros y nosotros mismos nos movemos, como una manera de poder acompañar-se en el proceso de la construcción de la convivencia solidaria y demostrativa que todos/todes/todas buscamos.

[1] Una primera aproximación a este tema fue presentada en el I Foro sobre Transgenerismo y el I Encuentro Nacional de los y las Transgeneristas en Colombia: “Cuerpos Transgresores-Cuerpos Transéroticos”, Bogotá 17 al 20 de agosto del 2007.
[2] I Simposio interdisciplinario de género y sexualidad, PARENTESIS: Grupo Interdisciplinario de Estudios de Género y Sexualidad, Facultad de Ciencias Humanas - Facultad de Medicina. Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá, Noviembre 30 de 2007.
[3] Velandia Mora, Manuel Antonio. Sociólogo, filósofo, sexólogo, Especialista en Gerencia de proyectos educativos, Master en Educación, Doctorante en Enfermería y Cultura de los cuidados Universidad de Alicante, Doctorante en Psicopedagogía Universidad del País Vasco. Miembro Titular Sociedad colombiana de sexología. Coordinador DecideT Asociación de Homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales de Alicante, España.
[4] Velandia Mora, Manuel Antonio (2006). Identidades sexuales móviles: El derecho a estar siendo o la posibilidad emocional, teórica y experiencial de comprender las masculinidades In: Saberes, culturas y derechos sexuales en Colombia. Ed.: Tercer mundo editores, Centro Latinoamericano de Sexualidad y Derechos Humanos (CLASDH) y el Centro de Estudios Sociales de la Universidad Nacional de Colombia (CES), Bogotá.
[5] Velandia (2006), pagina 304, afirma que la “identidad es igualmente móvil porque “está siendo” ecosistémica y culturalmente, y puede entenderse como una mezcla entre aquello que “se espera que sean” y lo que ellas mismas “desean ser”.
[6] Velandia Mora, Manuel Antonio (2005). Las identidades móviles de los, las, les seres. In: Bioética y sexualidad.1ª ed. Ediciones El bosque, Bogotá.
[7] Disforia de género: Desacuerdo profundo entre el sexo biológico y el sexo psicológico. En: OMS, CIE-10: The ICD-10 Classification of Mental and Behavioral Disorders, Diagnostic criteria for research, 1992.
[8] Ese transito identitario ocurre con la asunción de cambios en la imagen corporal y hacia comportamientos considerados propios del otro genero.
[9] Velandia Mora, Manuel Antonio (1999). Y si el cuerpo grita... (Dejémonos de maricadas).; Bogotá: editorial Equiláteros

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