jueves, 26 de agosto de 2010

El Manejo Ético de la Información sobre Sexualidad en la Televisión e Internet

El Manejo Ético de la Información sobre Sexualidad en la Televisión e Internet[1], [2]

*Velandia Mora, Manuel Antonio
Colombia, 1999

“... La influencia del medio ya no se mide por su actitud política, sino por su capacidad de “atraer” la atención del público...”.
Cardona, Héctor Fabio
Ya no hay noticia en la noticia.

Siendo una amalgama de toda clase de géneros. La televisión es el medio audiovisual por excelencia, su fuerza no necesita ser comprobada, aún en las zonas marginales e incluso en sectores que se consideran lumpenizados proliferan los aparatos de TV, lo que demuestra que en los sectores en que la pobreza es extrema no existe una conciencia nacional como tal, una versión critica de la realidad del país, ello no es posible por el shock cultural que la televisión conlleva, cuando en muchas oportunidades se logra captar con más facilidad los canales internacionales que los mismos nacionales; dicha situación también afecta a las élites. La televisión también logra actualizar permanentemente el modelo de sociedad, incluso propone conceptos sobre arte, ciencia y deporte, banalizándolos. Otro elemento claro de los efectos en los televidentes es su afán consumista, su futuro como consumidor nato, en los que la validez como persona se fundamenta en la posibilidad de adquirir y demostrar.

La televisión no facilita además las condiciones para el desarrollo de un modelo sexual positivo, por que a diferencia de cualquier otro proceso político, económico o social ha logrado unir a la familia, no en el diálogo, sino en la negación de la palabra que conlleva estar sentados frente al aparato. No es posible, cuando el modelo de familia que propone la telecomedia marca los límites sociales; cuando la genitalidad es la alternativa para alcanzar éxito; cuando el humor se fundamente en el doble sentido, la burla y discriminación de las minorías.

Quien en este medio comunica, propone al(-a) televidente no sólo la posibilidad de ser oíd@, sino en especial de ser vist@, creando así tres tipos de conceptos simultáneamente: Lo oído, lo visto y lo interpretado. El/La televidente generalmente no está en posibilidad de tener un posterior contacto con la señal emitida, a no ser que posea una videograbadora, pero aún así, no siempre graba toda la programación, sino sólo aquello que le interesa; así que a diferencia de la prensa escrita, donde puede recurrir una y otra vez a la fuente, su posibilidad está referenciada únicamente a aquello que captó en un momento especifico. La televisión es pues, una posibilidad de comunicación eminentemente dada para el aquí y el ahora; es decir, fundamentada en la señal y las condiciones propias y particulares del televidente. De ahí que, la comunicación televisada esté permanentemente signada por dicha condición.

Desde la economía política, las industrias que producen cultura se pueden entender primordialmente en términos de las normas económicas que rigen el mercado. De ahí que el contenido de la información esté delimitado por el carácter comercial de las organizaciones de medios (Murdock y Goldin, 1977); tanto que Murdock afirma: ... el contenido de la información siempre coincide con las definiciones y posiciones de los que ejercen el poder...; sin embargo, no se puede negar que algunos medios son críticos y permiten el debate. Esto se podría fundamentar, según afirma Cardona en Habermas quien afirma: ...los medios están desconectados de otras agencias dominantes porque deben defender constantemente su propia legitimidad....

Hay que tener en cuenta que la participación del(-a) especialista -en cualquier tema y por supuesto en el tema de la sexualidad- en el contenido final de la información, adquiere un carácter diferente cuando l@s especialistas están implicad@s directamente en el medio, como socios económicos del mismo o participan de su staff como columnistas o colaboradoræs; desde esta situación generalmente poseen mucho más poder de decisión, para comunicar lo que ell@s consideran importante; más aún, cuando el medio o programa está orientado hacia dicho tema o una población específica, como es el caso de los medios orientados al target de los homosexuales.

La Televisión heredó la separación entre hechos (noticia) y comentarios (opinión); cada uno con sus reglas específicas y estructuras legales diferentes, y en muchos casos, tratados de manera opuesta dentro de una misma organización. Cuando es Noticia, es cubierta por periodistas con el apoyo de especialistas. Sí es un Tema de Opinión, cuando se hace público a través del medio, en su proceso de elaboración y presentación se dan tres posibilidades: 1. Es presentado directamente por quien lo desarrolló, que puede ser el/la periodista ó el/la especialista; 2. Es locutado por un(-a) presentador(-a), preparado por un(-a) periodista, apoyado o no, por el/la especialista; 3. Es dado a conocer por un(-a) presentador(-a) y elaborado directamente por el/la especialista. La televisión educativa tiene un formato diferente y en ella el papel del profesional especializado en la sexualidad es mucho más activo, directo y conectado con el producto final que llega a la audiencia.

La necesidad que tuvo la televisión de presentarse en sociedad, con una clase de nuevo lenguaje que se acomodara a su condición audiovisual, posibilitó que la estética visual fuera factor preponderante en el producto final que llega al(-a) televidente. La "TV" se ha continuado transformando precisamente por ello, en un medio en el que la estética de lo visual ya no es un factor, sino el elemento ante el cual gira incluso el contenido; tanto así, que en muchas ocasiones prima lo visual sobre éste, situación en la que el/la profesional de la sexualidad que no es atractiv@ -que no cumple los cánones de la estética socializada- se ve casi imposibilitad@ para hacer presencia permanente en el medio, lo que parece justificar que se recurra a él(-la) únicamente como "la fuente especializada" que aparece en pantalla por pocos segundos o escasos minutos o se le invite a hacer parte del equipo científico "detrás" del programa, cuando no de la programadora o del canal, diluyendo aún más su papel como profesional.

Comunicación, Objetividad y Libertad de Expresión

Los temas pertinentes a la sexualidad son tema manido, permanente y recurrente en los programas de opinión e incluso de los noticieros; convirtiendo así, el tema de la sexualidad en uno sensacionalista, que según Laing, citado por Cardona, son de gran atracción del público, por que explican la posibilidad de disfrutar indirectamente aquello que culturalmente está abiertamente prohibido; situación generada en nuestro medio en conceptos moralistas con contenido judeo-cristiano. La selección de contenidos está justificada no sólo en el poder, sino también en la cultura. Según Pearce (1973), ésta siempre trata de mantener su verdad clara y pura, y se rechazan las "anomalías"; por ejemplo, el homosexualismo está sujeto a la oposición, por no encajar dentro de los conceptos aceptados social y moralmente de la relación hombre-mujer (Schudson, 1989). Cardona afirma "... Muchos de los conceptos llamados culturales son parte, además, de la influencia ideológica dominante; sin embargo, estos operan en un nivel aún más profundo que la ideología..."; forman parte del "sentido común" y constituyen un sistema hegemónico denominado por Gans "paraideología", según lo informa Cardona.

Internet, el medio por excelencia en el postmodernismo, posibilita que la información llegue al(-a) especialista y a la población general sin ningún "filtro". Este bombardeo continuo y permanente de datos, logra que toda información propuesta a través de un medio, por un(-a) especialista en cualquier área y por supuesto en el de la sexualidad, se convierta en un hecho paraideológico; es decir, recupera para la elaboración de su discurso tanto de la cultura, como del sentido común. El contenido de dicha información significa además, una expresión persistente y constante de una "visión" particular del mundo, que está afectada también por la economía y la política de la sociedad en la cual está inmerso, igualmente por lo que sucede en la aldea global.

Las fuentes, las opiniones y juicios de valor, sus mismas apreciaciones y propuestas teóricas, no son tan particulares como se quisiera creer, de ahí que la neutralidad y la objetividad no lo sean tanto. Lo que de fondo viene a cuestionar la llamada "libertad de expresión",  que no vendría a ser sino únicamente, la libertad de expresar los contenidos que el profesional, a su bien, tenga escoger, para reforzar aquello que es de su agrado comunicar; eso cuando dichos contenidos, son escogidos por él(-la) mism@ y no por el/la propietari@ del medio o los mismos anunciantes.

El artículo 20 de la Constitución Política colombiana dice: "... Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura..." (no resaltado en el original). Cabe destacar que según el fallo T-259 de la Sala Quinta de Revisión[3], la libertad de expresión "... Tiene, como límites ineludibles, los derechos de los demás, el bien común, y la intangibilidad del orden jurídico...". En el tema de la sexualidad, en la realidad, la comunicación del(-a) especialista en esta área choca permanentemente con los derechos de las personas a su intimidad, buen nombre y honra, ya que en ocasiones el/la usuari@ de sus servicios siente que ante algunas apreciaciones se está haciendo referencia explícita a su caso en particular, situación que en muchas oportunidades, incluso es la apreciación de varias personas con respecto a una alocución en especial.

Vale entonces preguntarse, cuál es la responsabilidad moral y jurídica del(-a) especialista en sexualidad. Según la Periodista y Abogada Herrán, María Teresa: "...Tanto desde el punto de vista ético como jurídico, el término responsabilidad es quizás uno de los más esenciales y complejos, porque no sólo implica una reflexión individual, sino una relación con los demás. En la medida en que alguien es responsable, se le puede pedir cuentas de sus actos y reparación sí estos actos afectan a terceros..." El concepto de responsabilidad tiene una connotación eminentemente particular, de ahí que depende directamente de la persona la decisión del actuar y como hacerlo es esas condiciones. La responsabilidad implica necesariamente partir del hecho de que toda comunicación es autónoma, pero que no por ello en algún caso podrían ser vulnerados los derechos particulares. Toda responsabilidad implica entonces, una ética profesional particular. Pero la ética tiene un substrato social, de lo que se desprende que toda comunicación tiene a su vez una responsabilidad social, tal como lo plantea la Constitución Política de Colombia.

Dado que el(-a) usuari@ de la comunicación tiene a su vez el derecho a ser informad@ verás e imparcialmente, la comunicación implica un proceso permanente de doble vía, situación que en el caso de un medio masivo, es difícil de concretar. Por tanto, quien comunica está en la obligación de plantearse permanentemente acerca de cómo en su comunicación se respetan los derechos del(-a) usuari@.

Cuando quien comunica depende, para la elaboración de los contenidos, de la política del medio en el cual trabaja, ha aceptado de antemano que su responsabilidad está disminuida, pero no por ello, su comunicación pierde la fuerza que lo obliga a cumplirla. No se puede olvidar que la política con la que se orienta el medio, no puede en ningún caso negar su responsabilidad social. Al respecto la Corte constitucional colombiana en la sentencia T-512, cuyo ponente fue el magistrado José Gregorio Hernández se pronunció así: "...No por el hecho de hallarse rodeados de las garantías que para el desarrollo de su papel ha consagrado el Constituyente, pueden erigirse (los medios de comunicación) en entes omnímodos, del todo substraídos al ordenamiento positivo y a la deducción de consecuencias jurídicas por los perjuicios que puedan ocasionar a la sociedad, al orden público o a la persona individual o colectivamente separadas, por causa o por ocasión de sus actividades...".

Principios Éticos para el Manejo de la Información en la Televisión

Estos principios se fundamentan en lo expresado por el autor en el texto "Una Ética Universal para el Manejo Profesional de la Sexualidad, Derechos de Humanos y Humanas: Derechos Sexuales", y están relativizados al tema de la información en la televisión.

Toda actividad en un medio masivo de comunicación, en este caso la televisión, realizada por un(a) profesional de la sexualidad se debe fundamentar éticamente en la imperante necesidad de establecer relaciones de  equidad entre hombres y mujeres, es decir desde la perspectiva de género, entendiendo que ésta no es un planteamiento de uso exclusivo para los programas de la mujer. De ello se desprende que toda alocución o escrito debe estar fundamentada en la igualdad de hombres y mujeres.

Toda actividad realizada por un(a) profesional de la sexualidad debe tener como fundamento ético de su interactuar el respeto por La identidad particular, es decir, el reconocimiento de su identidad de sexo, su identidad de orientación sexual, su identidad de género y además, de su rol de género; así mismo, reconocer y tener permanentemente en cuenta el contexto social en que está inmersa la persona. El o la profesional de la sexualidad no deberá en ningún caso influenciar la toma de decisiones por parte del(-a) televidente hacia una orientación sexual en particular. No todos los televidentes o usuarios de Internet se identifican con una orientación sexual en particular, igualmente no todos los hombres se conciben masculinos o de género masculino, ni todas las mujeres, como femeninas o de género femenino, cada hombre y mujer asume para sí una identidad de género un rol de género, que son eminentemente particulares, así posean un referente social.

Es deber del(-a) profesional de la sexualidad proveer al(a) televidente información adecuada, científicamente fundada, actualizada, políticamente correcta, utilizando un lenguaje acorde con la semántica del cuerpo, la salud y la sexualidad propias de la idiosincrasia de est@s. Quien comunica debe tener en cuenta el segmento de población a quien comunica, de ahí que sea importante dirigirse a dicho segmento (generalmente etareo) y en el caso de la televisión regional, utilizando la semántica propia del lugar, situación que se hace diferente en la televisión nacional, en la que el lenguaje debe ser lo más generalista posible.

Toda actividad de un(a) profesional de la sexualidad debe demarcar éticamente los límites de la competencia. Cada profesional debe comunicar exclusivamente dentro de su ámbito de dominio intelectual, capacidad profesional y área de experiencia laboral. Conocer los límites de sus acciones profesionales, analizando, descubriendo y teniendo siempre presentes los riesgos de su interacción sobre el o la usuari@ de sus servicios, ya sean estos de índole emocional, en sus procesos afectivos, en su vida sexual e incluso en su economía y forma de producción. En caso de que estos se presenten el o la profesional debe tener acceso a una red de servicios a la cual l@ derive.

Los conflictos o situaciones emocionales del(-a) profesional no deben interferir en la calidad de la información provista, y en el caso de que ello pueda ocurrir u ocurra se deberá renunciar a proveerlos; sí dichos conflictos surgen durante el proceso, es su deber parar la grabación y derivarlo a otr@ profesional. Dicha posibilidad deberá contemplarse de antemano.

Deberá evitar todo tipo de actividad comercial, laboral, social o económica que desvirtúe su imagen al hacerse partícipe comercial de la imagen de un producto, o porque su imagen se vea comprometida a causa de ello. sus juicios y comentarios deberán ser explicitados de tal forma, que se tenga claro cuando se es el autor, se cita una fuente, es el resultado de una investigación, es un supuesto o simplemente en una idea no construida científicamente, con sus usuarios, sí estas llegaran a presentarse deberá renunciar a la prestación de servicios, igualmente, sí estos vínculos estaban establecidos previamente. Igualmente, deberá evitar que su alocución sea entendida como una relación de carácter personal con los productores del programa, los financiadores, el o la presentador(a), l@s periodistas o alguien del público o de los televidentes. Deberá evitar cualquier tipo de presión que le facilite obtener algún tipo de prebenda o beneficios, por la mención de determinado producto o servicio en particular, igualmente el o la profesional de la sexualidad no deberá en ningún caso influenciar la toma de decisiones hacia un producto en particular.

En caso de ser invitado junto con otras personas no profesionales deberá abstenerse de tomar partido por  el o la invitad@ en caso de que sus apreciaciones se puedan ver involucradas con problemas relacionados con el tema motivo de conversación.

El o la profesional de la sexualidad no deberá en ningún caso influenciar la toma de decisiones por parte del(-a) televidente hacia un(-a) determinad@ objeto-sujeto de su deseo, erotismo, afectividad o genitalidad; inducir hacia  el ejercicio de cualquier tipo de práctica erótica o genital, o prohibirlo; Durante su alocución proveer un trato discriminado a personas por razón de su orientación sexual o sus preferencias afectivas, eróticas o genitales; provocar por medio de ella excitación sexual ni inducirla; como tampoco, motivar la exploración de los genitales, y no debe en ningún caso inducir a la procreación o negar dicha posibilidad, como tampoco al aborto o a  la adopción. Así mismo, deberá asumir que el(-a) televidente tiene derecho a formar cualquier tipo de familia que considere válida para sí mism@, y abstenerse de influenciar o restringir  la creación de cualquier tipo de familia.

Cuando es responsable de un programa, deberá velar por los contenidos de los textos y programas, como también, de la visión, misión, principios de acción, objetivos y tareas  del mismo; que se cumplan los pre-requisitos para quienes hacen las veces de invitad@s y garantizar el nivel académico de ést@s; asegurarse de que cualquier difusión que se haga al respecto no se aleje de los planteamientos contemplados. Así mismo, que l@s participantes entiendan la significancia individual, grupal y social de participar en el programa.

Tod@ profesional de la sexualidad que trabaje en la televisión como presentador(a), periodista, investigador(a) o especialista, está en el deber de mantener en reserva la información que el(-a) usuari@ de su consulta particular, l@s invitad@s al programa, o l@s televidentes le proporcionen, por tanto, es imprescindible proteger su Privacidad, Intimidad, Buen Nombre e Imagen, como también su integridad, para ello es necesario:

Con respecto al registro y difusión de información: Evitar  en las fichas, historias clínicas e informes orales o escritos para eventos científicos, docencia o publicaciones, consignar la información que pudiera hacer que el(-a) usuari@ de su consulta, los invitados a l programa, o los televidentes sean identificad@s por otras personas, por tanto, tan solo debe consignar lo estrictamente necesario; Deberá evitar que toda información anotada en una base de datos pueda ser accesada por persona diferente a él o ella misma y preservar la identidad de la persona con la utilización de un código de identificación y ser protegida por un código de ingreso; todo registro debe estar resguardado de tal manera que se preserve la confidencialidad y el secreto profesional. Cuando para su almacenamiento se utilicen procesos electrónicos, automatizados, manual o por cualquier medio, deberá velarse porque en ningún momento se posibilite el acceso, la impresión, la transferencia, el borrado, de la totalidad o de partes de los mismos.

La voz en cinta magnetofónica, la imagen en foto fija o en movimiento, de la totalidad o de parte del cuerpo de una persona, son parte de su intimidad, status y buen nombre, y no pueden ser copiadas, difundidas o publicadas sin su previo consentimiento debidamente informado y con su manifestación escrita y jurídicamente resguardada de la aceptación que de ello se hace. En caso de un proceso judicial únicamente podrá proveer información privada sobre un caso cuando esto es solicitado por un juez siguiendo los conductos y normas judiciales regulares, aún así, elementos concernientes a la intimidad que no sean necesarios para la resolución judicial del caso en cuestión deberán mantenerse en reserva; durante y con posterioridad a la emisión del programa.

Con respecto a la integridad de los invitados al programa o los televidentes el profesional de la sexualidad deberá, a toda costa, preservar la integridad de su usuari@ en lo Corporal: lo Físico, Psicológico o Mental y lo Social.


Propuestas de Solución a un Manejo Ético:

Para encontrar las alternativas necesariamente habría que dar respuesta a la pregunta ¿cómo definir entonces la responsabilidad ética del(-a) especialista en sexualidad, frente a sus alocuciones en un medio masivo de comunicación? En la búsqueda de respuestas me he basado en el modelo propuesto por María Teresa Herrán en su artículo Periodismo y Responsabilidad Social para definir la responsabilidad del(a) periodista en el ejercicio de su profesión. Aun cuando la referencia no es directa el proceso sí se acerca al análisis que habría que hacer para desarrollar los principios éticos de cualquier profesión, sobre todo cuando el tema en cuestión tiene una relación directa con la actividad de l@s comunicadoræs.

Para llegar a dichos principios éticos Sería necesario: 1º Desarrollar legislación al respecto. En el momento, es posible encontrar algunos fallos de tutela que aportan con respecto a la ética en el manejo de la información, su análisis, podría facilitar el camino a la comprensión de la responsabilidad particular y social del especialista en sexualidad. Ello implicaría, además y como 2º Un Trabajo Previo de Análisis sobre las diferencias profesionales de las diversas especialidades directa e indirectamente implicadas con la sexualidad. Ya que tanto un@s como otr@s son permanentemente sujetos de comunicación en los medios masivos. Ello conduciría además y como 3º A crear las condiciones para un Proceso de Autorregulación Colectiva. Eventos como el III Seminario Nacional sobre Ética, Sexualidad y Derechos Reproductivos[4], recientemente realizado en Medellín y este Primer Simposio Nacional sobre Ética y Sexualidad[5] posibilitan el acercamiento a dicha autorregulación. Esta discusión necesariamente estaría fundamentada en la práctica y experiencia que al respecto poseen quienes tienen un acceso directo permanente o constante a los medios masivos de comunicación. Una aproximación a dicha discusión y profundización sería, por ejemplo, la realización de actividades como la llevada a cabo en este panel en el que ahora nos encontramos.[6] Una 4ª actividad sería la Creación de una Comisión de Etica. Esta comisión facilitaría y fortalecería el autocontrol gremial conformado por especialistas en sexualidad, con reconocida trayectoria en los temas de los derechos humanos y los aspectos éticos y jurídicos; sin embargo, la actividad más importante para el desarrollo ético de las profesiones relacionadas con la sexualidad sería el Autocontrol ejercido por cada persona con respecto a lo que comunica y cómo lo comunica. Este implica una reflexión personal del papel social y particular en y del desarrollo de la sexualidad.

Faltarían aquí tres elementos importantes a tener en cuenta: 1º Analizar qué papel juegan l@s usuari@s de los servicios de l@s especialistas en sexualidad y como crear las condiciones para que ést@s hagan valer sus derechos; 2º Crear los mecanismos para la difusión de los planteamientos a los que hemos llegado, para así recibir la retroalimentación de quienes no participaron de las discusiones y consideran que sus aportes son fundamentales para el desarrollo concreto y democrático de una propuesta de la ética en el manejo de la sexualidad; 3º Es necesario, además, que esta discusión se plantee al interior de las instituciones que preparan teóricamente a l@s especialistas en sexualidad en nuestro país y sea difundida en las mismas.

Bibliografía:
AVILA ROLDAN, Myriam. Tutela y medios de comunicación. Revista Su Defensor. Año 2, Nº 18, Defensoría del Pueblo, Colombia, enero de 1995.
CARDONA, Héctor Fabio. Ya no hay noticia en la noticia. Instituto para el desarrollo de la Democracia Luis Carlos Galán, Ed. UNAL, Colombia 1994.
HERRAN, María Teresa. Periodismo y responsabilidad social. Revista Su Defensor. Año 2, Nº 18, Defensoría del Pueblo, Colombia, enero de 1995.
Revista Muy Especial: La explosión de Internet. Nº 28 invierno de 1997, España.
ZALAZAR PALACIO, Hernando. El Desafío del equilibrio. Revista Su Defensor. Año 2, Nº 18, Defensoría del Pueblo, Colombia, enero de 1995.

* Velandia Mora, Manuel Antonio. Sociólogo, Filósofo, Sexólogo, Especialista en Gerencia de Proyectos Educativos; Master en Educación; DEA y doctorando en Psicopedagogía, DEA y doctorando en Enfermería y Cultura de los cuidados; Consultor Internacional. Su experiencia profesional se ha desarrollado en los campos de la investigación, la docencia, la asesoría y la consultoría institucional. Pionero de los programas de prevención del SIDA en Colombia y América Latina. A partir de 1983 viene realizando programas de prevención del SIDA y las ETS ante diversos auditorios nacionales e internacionales.

Desde 1977 viene trabajando en la promoción y defensa de los Derechos Humanos y  Sexuales, desarrollando acciones en favor de las Minorías Sexuales. Sus trabajos sobre los Derechos de las personas que  viven con HIV/SIDA se remontan a 1987. Es profesor Universitario en las  áreas de la Educación Sexual y  los Derechos Humanos al nivel de Postgrado, en diferentes universidades. Premio Nacional de Investigación en Sexualidad, de la Sociedad Colombiana de  Sexología (1996), entidad de la cual es Miembro Titular.



[1] Publicado en: Revista Latinoamericana de Sexología  (RLS). Edición especial, Volumen 13, 1999. Nºs 1, 2 y 3. Páginas 93 a 102.
[2] Un primer borrador de esto texto fue presentado por el autor como ponencia en el Simposio nacional colombiano de Ética y Sexualidad. Sociedad Colombiana de Sexología  (SCS). Medellín, Colombia. 3 a 5 de septiembre de 1998.
[3] Junio de 1994
[4] Organizado por CERFAMI y realizado el 13 y 14 de agosto de 1998.
[5] Organizado por la Sociedad Colombiana de Sexología y llevado a cabo del 2 al 5 de septiembre de 1998. El día dos de septiembre se realizó una reunión previa de Expertos en Sexualidad, en el marco del mismo evento.
[6] Panel Propuesta ética para el abordaje de la sexualidad en los medios masivos de comunicación.

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