miércoles, 19 de mayo de 2010

Un recorrido histórico por el concepto de Capital Social

Manuel Antonio Velandia Mora
Ciencias Políticas

Universidad de Alicante
Alicante, Mayo de 2010

La presente reflexión se hace a partir de un documento soporte entregado en clase a los estudiantes para su lectura y comentario, por el profesor Dr. Canales, durante la asignatura Ciencias Políticas, en la licenciatura de Sociología, en la Universidad de Alicante, denominado “Capital social”(1) , cuyo trascripción se presenta a continuidad:

Existen diversas definiciones de capital social, un concepto que cada vez más es utilizado, no sólo en los ambientes académicos sino también en la esfera de las políticas públicas, sobre todo en el ámbito del desarrollo sostenible. El Banco Mundial lo define como “las instituciones, relaciones y normas que acaban por definir la cantidad y calidad de las interacciones sociales”, Según el Banco Mundial la evidencia ha puesto de relieve que la cohesión social es un factor crítico para alcanzar un desarrollo económico sostenible, y en palabras de organización, el capital social no consiste únicamente en la suma de la instituciones que se encuentran en la base dé una sociedad dada, sino que es también el “pegamento” que hace que estas instituciones se mantengan unidas. La OCDE, por su parte, define el capital social cómo las “redes, junto con las normas compartidas, los valores y los entendimientos que le facilitan la operación en el seno de los grupos sociales y entre los mismos”. (Párrafo uno)

En la mayoría de los casos, el término es entendido como un recurso social para la acción colectiva, que sé crea y acumula a través de las relaciones formales e informales que se establecen entre las personas de una comunidad dada. El término capital social describe en esencia el ambiente social en el qué viven las personas, constituye un recurso colectivo al que se tiene acceso estás, las familias y las comunidades. Algunos elementos qué merece la pena destacar del concepto son las siguientes: (Párrafo dos)


No se trata de un concepto preciso y existen varios debates y discusiones actuales sobre su significado. Sin embargo, parece existir. El consenso en el marco del las Ciencias Sociales entorno a una definición que pone el énfasis en el rol de las redes y las normas cívicas. En general el concepto de capital social se refiere a la coherencia interna social y cultural de una sociedad dada, a las normas y valores que rigen las interacciones entre las personas y las instituciones existentes. (Párrafo tres)


El concepto de capital social resulta muy útil para entender el grado de cohesión social existente en una determinada comunidad y puede aportar ideas muy útiles para entender y aprehender variaciones en características sociales y económicas. (Párrafo cuatro)


El capital social puede ser acumulado cuando las personas interactúan con otras en familia, en vecindarios, en organizaciones y otros espacios formales e informales de encuentro. (Párrafo cinco)

Asevera Echebarría que la noción capital social ha hecho fortuna como uno de los desarrollos conceptuales más prometedores para explicar las causas del desarrollo o del subdesarrollo y proponer alternativas, más allá de las inversiones tradicionales en capital físico o humano. El capital social expresa el valor de prácticas informales de conducta derivadas de valores integradores de relación basados en la reciprocidad y la confianza. El capital social opera en sociedades y comunidades, pero de su conceptualización se puede hacer una extrapolación a las organizaciones, que puedan perfeccionar su funcionamiento a través de la inversión en capital social.(2)

Se alega en el documento soporte que “Existen diversas definiciones de capital social, un concepto que cada vez más es utilizado, no sólo en los ambientes académicos sino también en la esfera de las políticas públicas, sobre todo en el ámbito del desarrollo sostenible”. Realmente el concepto “Capital social” está a punto de cumplir un siglo desde que un autor la definiera. La primera definición de lo que hoy se denomina capital social se puede atribuir, siguiendo a Woolcock, a Hanifan en el año 1916, cuando describe el Capital social como: “esas sustancias tangibles (que) cuentan para la mayoría en las vidas diarias de la gente: denominadas buena voluntad, compañerismo, simpatía y relaciones sociales entre los individuos y las familias que integran una unidad social... Si (un individuo entra) en contacto con su vecino y ellos con otros vecinos, habrá una acumulación de capital social, que puede satisfacer inmediatamente sus necesidades sociales y que puede tener una potencialidad suficiente para la mejora sustancial de las condiciones de vida en toda la comunidad.”(3)

El término "Capital social" no fue retomado hasta la década de 1960 cuando se empezó a usar en teorías de desarrollo económico, dado que proviene de una analogía con el de capital económico.
Siete décadas después de Hanifan, Pierre Bourdieu, con una idea similar a la de Marx con respecto a que el capital constituye la base de dominación, define en 1985 que las “redes permanentes y la pertenencia a un grupo aseguran a sus miembros un conjunto de recursos actuales o potenciales”. Para Bourdieu existen diferentes tipos de capital, de alguna manera intercambiables, básicamente cuatro: capital económico, capital cultural, capital social y capital simbólico, aunque en la práctica no siempre se reconoce incluso se niega, la conexión o la convertibilidad entre ellos. La conversión más poderosa es la transformación en capital simbólico de cualquiera de las otras formas, que de este modo, pasan a ser percibidas y reconocidas como legítimas.(4)

Al ser un capital este puede ser producido por cualquier grupo en capacidad de producir recursos económicos, culturales, sociales y simbólicos, o en las interacciones entre estos grupos. Las clases dominantes son uno de estos grupos. El lugar por excelencia de las luchas simbólicas no es al ámbito donde se enfrentan las clases dominantes y las clases dominadas, se halla más bien en la propia clase dominante. Las luchas por la definición de la cultura legítima que enfrenta a los intelectuales y a los artistas no son más que un aspecto de las incesantes luchas en las que se enfrentan las diferentes fracciones de la clase dominantes para imponer su definición del principio de dominación legítima: capital económico, capital escolar o capital social. Así, pues, contra todas las convicciones ingenuamente darwinianas, la ilusión de la «distinción natural» se basa fundamentalmente en el poder que tienen los dominantes de imponer, con sus existencia misma, una definición de la excelencia. Los discursos sobre el mundo social, aunque se presenten como científicos, constituyen casi siempre estrategias de imposición simbólica.(5)

Como lo afirma el documento base, párrafo tres “No se trata de un concepto preciso y existen varios debates y discusiones actuales sobre su significado”, tal y como se observa en los siguientes autores y definiciones.

Tres años después de Bourdieu, James Coleman (1988), define el Capital social como “los aspectos de la estructura social que facilitan ciertas acciones comunes de los agentes dentro de la estructura”. (6)

Asevera Francis Fukuyama que el término “capital social” fue reincorporado al léxico de las ciencias sociales por James Coleman (1990) en los años ochenta y alude a la capacidad de las personas de trabajar en grupo. El autor considera preferible definir el concepto en sentido amplio y emplearlo en todas las situaciones en que la gente coopera para lograr determinados objetivos comunes, sobre la base de un conjunto de normas y valores informales compartidos.(7)

El Banco Mundial, que en 1994 creó un grupo de trabajo sobre el tema dentro de su unidad de Desarrollo Social. Para el Banco Mundial (1988) el capital social hace referencia a “las instituciones, relaciones y normas que conforman la calidad y la cantidad de las interacciones sociales de una sociedad”.(8) Definición que igualmente aparece en el documento base, párrafo uno, sin cita bibliográfica. Se lee en dicho documento que “Según el Banco Mundial la evidencia ha puesto de relieve que la cohesión social es un factor crítico para alcanzar un desarrollo económico sostenible, y en palabras de organización, el capital social no consiste únicamente en la suma de la instituciones que se encuentran en la base dé una sociedad dada, sino que es también el “pegamento” que hace que estas instituciones se mantengan unidas”.

Robert Putnam (1993, 1996), lo delimita a tan solo algunos de los aspectos organizacionales, es decir como “los aspectos de las organizaciones sociales, tales como las redes, las normas y la confianza que permiten la acción y la cooperación para el beneficio mutuo (desarrollo y democracia)”. (9)

La OCDE lo define, en su informe The Well-Being of Nations: the role of human and social capital (2001) como “las redes junto con normas, valores y opiniones compartidas que facilitan la cooperación dentro y entre los grupos.(10) Idea que igualmente se ubica en el documento base, párrafo uno, sin cita bibliográfica.

Narayan y Pritchett (2000) proponen una definición: “sea una “sociedad” constituida por N nodos distintos (los cuales pueden ser hogares, si se ignoran las relaciones intrahogar, o individuos). Entre dos nodos i y j hay una conexión direccional (no necesariamente simétrica) que puede llamarse la intensidad de una relación social dada entre i y j. Esta relación social puede ser desde una disposición o actitud (por ejemplo, un sentimiento de mutua confianza, una buena voluntad para posponer la reciprocidad en el cumplimiento de las obligaciones), a una identificación de parentesco, étnica o de grupo social culturalmente definida y construida (por ejemplo, primos, tribu o clan), hasta una unión o vínculo social adoptado voluntariamente (por ejemplo, un amigo o un miembro del mismo club de voluntarios). En esta abstracción de la sociedad una definición general de “capital social” es una cierta agregación de las relaciones entre los nodos.(11)

A partir de diversos trabajos sobre el estado del arte, que se prepararon con ocasión de la Conferencia CEPAL (2001), es posible observar que hay dos dimensiones o ejes principales en que se pueden alinear las distintas formas de abordar la definición del concepto. La primera dimensión se refiere al capital social entendido como una capacidad específica de movilización de determinados recursos por parte de un grupo; la segunda, se remite a la disponibilidad de redes de relaciones sociales. En torno de la capacidad de movilización convergen dos nociones especialmente importantes, como son el liderazgo y su contrapartida, el empoderamiento. En la dimensión de los recursos aparecen implicados la noción de asociatividad y el carácter de horizontalidad o verticalidad de las redes sociales.(12) Estas características han dado origen a la distinción entre las redes de relaciones en el interior de un grupo o comunidad (bonding), las redes de relaciones entre grupos o comunidades similares (bridging) y las redes de relaciones externas (linking). (13)

En todas las definiciones anteriores es común para la ida de capital social “el rol de las redes y las normas cívicas”, el peso que se le da a “la coherencia interna social y cultural”. El Banco Mundial es la única definición que hace referencia a las “normas y valores que rigen las interacciones entre las personas y las instituciones existentes” (Párrafo tres).

Sostienen Alberdi y Pérez de Armiño, que ciertos autores, como Harriss y De Renzio (1997), han formulado varias críticas a las concepciones del capital social de Putnam y del Banco Mundial, como las que siguen: a) La existencia de redes y normas que favorecen el intercambio económico no garantiza que éstas favorezcan la democracia: lo bueno para los mercados no tiene por qué serlo para la democracia. b) El capital social no siempre es positivo, puesto que redes y organizaciones como las mafias son perniciosas para la mayoría de la sociedad. c) El término “capital social” es impreciso y da lugar a malentendidos, pues se utiliza en referencia a contenidos bastante diferentes (vínculos familiares, organizaciones sociales, relaciones entre sociedad civil y Estado, marco político e institucional, normas sociales, etc.). d) Según cuál sea el concepto de capital social del que se parta, los proyectos orientados a incrementarlo pueden contribuir a reducir las desigualdades estructurales en las relaciones de poder, pero a veces también a incrementarlas.(14)

En entrevista a ABC España, Fukuyama define Capital social como “la habilidad de la gente para trabajar en grupos, juntarse en torno a valores y normas compartidos. Es la tercera forma de capital, junto al capital físico y el capital humano. El capital social nace de la capacidad para relacionarnos socialmente, ser capaces de confiar en otras personas o tener normas comunes de honestidad y reciprocidad”(15). Francis Fukuyama, en “El Fin de la Historia y del último Hombre, Confianza, las Virtudes Sociales y la Creación de la Prosperidad”, cree que "la vitalidad del [capital social] es esencial para el funcionamiento del mercado y la democracia".

Para Fukuyama, el Capital social es “aquello que permite que los individuos débiles se agrupen para defender sus intereses y se organicen en apoyo de sus necesidades colectivas; el gobierno autoritario, por el contrario, prospera en función de la atomización social. Si se quiere que la democracia liberal sea el contexto en que la mayoría de los países en desarrollo procuren promulgar sus políticas y estimular el crecimiento, entonces el capital social resulta decisivo para la fortaleza y estabilidad de ese marco político. Las democracias más vigorosas y bien consolidadas se hallan en mejor situación de encarar los desafíos del desarrollo (…) El capital social es una manera utilitaria de mirar la cultura. La cultura tiende a considerarse como un fin en sí misma, lo que es innegable, o como una forma de expresión creativa. Pero también desempeña un papel funcional muy importante en toda sociedad, ya que es el medio por el cual grupos de individuos se comunican y cooperan en una gran variedad de actividades. Si bien nos resulta difícil juzgar la cultura como un fin en sí mismo, la funcionalidad de la cultura en términos económicos es algo mucho más mensurable (…) El concepto de capital social sitúa a las políticas e instituciones en su contexto cultural adecuado, y nos evita albergar ciertas expectativas ingenuas de que una fórmula política relativamente sencilla conduzca inevitablemente al crecimiento económico”.(16) La definición de Fukuyama además es útil para entender el grado de cohesión social existente en una determinada comunidad (documento base, párrafo cuatro).

Entender el desarrollo requiere de enfoques holísticos, sistémicos complejos y recursivos. Morin, Prigogine, Capra, Drucker, Fukuyama, Habermas, Luhmann, Maturana, Varela y otros, son algunos de los nombres que comienzan a estar detrás de un nuevo paradigma, afirma Boisier, quien se pregunta ¿Y si, como se sugiere abiertamente en el título de este documento, el desarrollo no sea alcanzable mediante la sumatoria de acciones, sino mediante una simultaneidad que lo haga surgir, que lo haga emerger? ¿Adónde nos lleva esto? La respuesta es en principio simple: si así fuese, habría que repensar el desarrollo (el proceso y su estado de realización en cualquier momento) a la luz de un marco de razonamiento más sistémico. Concretamente habría que reflexionar y trabajar el tema desde la perspectiva de la teoría de sistemas.

Desde una perspectiva sistémica, Manuel Velandia, autor de este texto, define al Capital social (18) como:
La emergencia de las interacciones, interafectaciones e interdependencias o diversas formas de vinculación que se suscitan en la relación social entre personas, grupos, instituciones, asociaciones, organizaciones o cualquier otro tipo de organizaciones sociales que como redes sociales, establecen lazos de parentesco, comunitarias, formales e informales, organizaciones sociales de base comunitaria, etc., a partir de vínculos sociales adoptados voluntariamente, que como consecuencia mejoran sustancialmente las condiciones de vida en toda la comunidad. Con el Capital Social las redes sociales obtienen o generan beneficios en forma de flujos de solidaridad, capacidad de defensa de intereses y derechos, obtención de información y creación de vínculos que son determinantes en el momento de tomar decisiones, actuar como individuos o miembros de un colectivo, bajo criterios solidarios de actuación y redirección como lo son la confianza , la voluntariedad, el altruismo, el respeto, la solidaridad, la honestidad y la reciprocidad, como también para establecer redes de relaciones intragrupales, intra niveles de actuación y de servicio o intracomunitarias, redes de relaciones entre grupos o comunidades con objetivos, misiones y visiones similares para su quehacer socio-comunitario y las redes de relaciones externas”.

Notas:
1. Copia mimeografiada. Sin fuentes.


2. Echebarria Ariznabarreta, Koldo (2007). Capital social, cultura organizativa y transversalidad en la gestión pública. www.flacso.cl/getFile.php?file=file_4bbf77eee7953.pdf

3. Hanifan, (1916). Pág. 130. En: Woolcock, Michael; Narayan, Deepa (2000) “Social Capital: Implications for Development Theory, Research, and Policy” The World Bank Research Observer, vol.15, nº.2, pp.225–249. August 2000.

4. Bourdieu, Pierre (1988). La distinción. Criterio y bases sociales del gusto, Taurus, Madrid. 1988: 251, 311.

5. Fernández, J. Manuel (2005).La noción de violencia simbólica en la obra de Pierre Bourdieu. Cuadernos de Trabajo Social 30, Vol. 18 (2005): 7-31. http://revistas.ucm.es/trs/02140314/articulos/CUTS0505110007A.PDF

6. Coleman, James S. (2000). Social Capital in the creation of Human Capital. En: Dasgupta, Partha, Serageldin, Ismail (eds) Social Capital: A Multifaceted Perspective (Washington, D.C.: The World Bank): 13-39.

7. Fukuyama. Francis (2003). Capital social y desarrollo: la agenda venidera. En: Atria, Siles y otros. Compiladores (2003). Capital social y reducción de la pobreza en América Latina y el Caribe: en busca de un nuevo paradigma. Comisión Económica para América Latina y el Caribe/ Universidad del Estado de Michigan. Santiago de Chile, enero de 2003. http://www.grupochorlavi.org/php/doc/documentos/capitalsocialr.pdf#page=579

8. Coleman, James S. (2000). Social Capital in the creation of Human Capital. En: Dasgupta, Partha, Serageldin, Ismail (eds) Social Capital: A Multifaceted Perspective (Washington, D.C.: The World Bank): 13-39.

9. Putnam, Robert (2000) “Social Capital: Measurement and Consequences”. Kennedy School of Government, Harvard University. Paper presented at Symposium on the Contribution of Human and Social Capital to Sustained Economic Growth and Well Being, Quebec. March 2000.

10. OCDE (2001). The Well-being of Nations. The role of Human and Social Capital.

11. Narayan, Deepa, Pritchett, Lant (2000) “Social Capital: Evidence and Implications” En Dasgupta, Partha, Serageldin e Ismail (eds) Social Capital: A Multifaceted Perspective (Washington, D.C.: The World Bank): 269-295.

12. Atria, Raúl (CEPAL); Siles, Marcelo (MSU); Arriagada, Irma (CEPAL); Robison, Lindon J. (MSU); Whiteford, Scott (MSU). Compiladores (2003). Capital social y reducción de la pobreza en América Latina y el Caribe: en busca de un nuevo paradigma. Comisión Económica para América Latina y el Caribe/ Universidad del Estado de Michigan. Santiago de Chile, enero de 2003. http://www.grupochorlavi.org/php/doc/documentos/capitalsocialr.pdf#page=579

12. Coleman, James S. (2000). Social Capital in the creation of Human Capital. En: Dasgupta, Partha, Serageldin, Ismail

12. Woolcock, Michael (1998), “Social capital and economic development: toward a theoretical synthesis and policy framework”, Theory and Society, vol. 27, Nº 2. Pp. 151-208

14. Alberdi, Jokin, Pérez de Armiño, Karlos (2005). Capital social. En: Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo. http://dicc.hegoa.efaber.net/listar/mostrar/29

15. Rodríguez, Pedro (2000). Ideas de Fukuyama. En: Periódico ABC, España. 15 de abril de 2000. Washington. http://presencias.net/indpdm.html?http://presencias.net/miscel/ht4023.html

16. Obra citada. Fukuyama. Francis (2003).

17. Boisier, Sergio. ¿Y si el desarrollo fuese una emergencia sistémica? Gobernación del Huila, Colombia; Departamento Administrativo de Planeación/ Consejo Departamental de Ciencia y Tecnología – CODECYT. http://www.gobhuila.gov.co/cms/images/stories/file/codecyt/BOLETINES%20INFORMATIVOS/SI%20el%20desarrollo%20fuese%20una%20emergencia%20sistemica.pdf

18. Velandia Mora. Manuel Antonio (2006). Capital social y perspectiva sistémica. Universidad Cooperativa de Colombia. Facultad de Sociología. Bogotá.

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