miércoles, 19 de mayo de 2010

Liderazgo creativo desde la perspectiva sistémica y la ontología del lenguaje

Manuel Antonio Velandia Mora
Ciencias Políticas
Universidad de Alicante
Alicante, Mayo de 2010

 “Cada realidad ignorada relata su propia venganza”.

José Ortega y Gasset

En presente escrito se fundamenta en el video denominado “Liderazgo creativo”, producido a partir de idea y guión de Cesar Díaz-Carrera, teniendo como coguionista a Javier Diez Moro y siendo realizadores Javier Diez Moro y Eva Montejano, bajo la tutoría institucional del IDEC Instituto para el Desarrollo de la Creatividad de Liderazgo.

Cesar Díaz-Carrera relaciona el desarrollo del liderazgo creativo con las Teoría de Sistemas y de la Ontología del Lenguaje, fundamentos conceptuales de gran importancia cuando de explicar el liderazgo se trata. Díaz-Carrera, citando a Warren Bennis, dice que el liderazgo es “el tema más estudiado y peor comprendido de las ciencias sociales” (1); para aproximarme a la comprensión del tema, el objetivo de esta reflexión es el de comprender al líder como un generador de sentido viéndolo a la luz de una epistemología sistémica y una ontología constitutiva.

Estos paradigmas nos remiten por una parte, a la dimensión creativa de la palabra y del líder para engendrar propuestas novedosas, eficaces y valiosas, de ahí se desprende la importancia del lenguaje, especialmente cuando éste es comprendido desde la Ontología del Lenguaje; por otra, a comprender que las emergencias que suscita un líder no son fruto de la casualidad o de la improvisación, sino de las interrelaciones, interafectaciones e interdependencias que se experiencian al interior del o los sistemas en los que el líder ejerce como tal, comprensión que justifica una explicación de orden sistémico.

¿Qué es y para qué sirve la palabra líder? se interroga en el video. Las definiciones son muy variadas, pero desde su origen etimológico anglosajón se puede concluir que un líder es quien puede “Manejar nuestra vida y manejar el entorno”, afirma Díaz-Carrera.

Desde su origen la partícula “lid”, que proviene del latín lis-litis (nominativo y genitivo latinos, respectivamente), significa: disputa, querella o proceso: actuar de manera tal de tener cierta lucidez para separar y distinguir las partes constitutivas de algo o de alguien, de tal manera de remover de ellas las que no son convenientes para su crecimiento y desarrollo, produciendo por este procedimiento cierta queja o dolor. En el líder, entonces, encontramos algunas notas características que pueden seguirse de su significado etimológico. El líder es el que ve, según cierta claridad mental e intelectual, lo que es disfuncional, incorrecto o inadecuado en algunas de las partes constitutivas de algo o de alguien. Este algo o alguien pueden ser una persona, un proceso o una cosa. El líder, además de verlo, lo separa, lo quita y lo poda. De esta manera y según este modo de entender, el líder es el que remueve aquellas partes de las cosas, de las personas o de los procesos que les impiden crecer, desarrollarse y ser genuina y plenamente lo que es o aspiran ser, en forma natural. El líder es un curador de personas y de cosas que no funcionan bien, ya que puede vislumbrar en las mismas lo que les impide progresar, y les ayuda a removerlo, no sin cierto dolor que puede producir quejas.(2)

Si consideramos a la palabra líder como derivando del inglés leader, la cuál es la acepción que toma la Real Academia Española de la Lengua, debemos remontarnos a la consideración etimológica de dicha palabra. Leader significa, en su carácter verbal y en términos generales, guiar por un camino, servir como indicador de ruta y ser un canal o conductor para algo, entre otras acepciones. De esta manera, líder significa, el acto de guiar para avanzar e ir para adelante. Ahora bien, el guía no es solamente el que conoce el camino sino también el que conoce las aptitudes y capacidades de quienes recorren el camino. Por esto, el líder no es solamente el que conoce el camino que le lleva desde el lugar donde está hasta el que desea estar, el camino de la misión, sino también el que conoce en profundidad las aptitudes de sus liderados. Por este motivo, esta etimología nos demuestra la necesidad de tal conocimiento. En esto concuerda también con la etimología latina; sus sentidos son similares. Así las cosas, el líder ha de ser un experto conocedor de la realidad del ser humano, y del camino que desea ayudarle a recorrer. La palabra guía proviene de la antigua raíz indoeuropea weid, que significa ver. Este ver no es sólo superficial, sino profundo y contemplativo, ya que quien guía por cualquier camino de que se trate debe conocer con máximo detalle los menesteres y secretos del mismo. El guía es el que contempla y conoce en profundidad el camino, lo muestra, y ayuda a recorrerlo.(3)

Etimológicamente líder significa piedra cargada de poder, talismán, estrella guía, viajar; alguien con valores que emergen cuando la situación lo demanda, con capacidad de guiar y es alguien que acompaña en el viaje, sostiene Díaz-Carrera, quien también dice que “Las palabras son generadoras de mundos, desconocer el sentido no se puede ignorar”, otra razón adicional para comprender por qué este maestro universitario le da importancia a la Ontología del Lenguaje.

Sobre ser líder los diferentes invitados e invitadas al video consideran que consiste en: saber fijar el proyecto; tener claros unos valores y hacia dónde quiere dirigirse; capacidad de escucha, actitud prospectiva (anticipación: prever y prevenir); coordinación y conjunción de voluntades; trabajo en equipo, capacidad de rodearse en la acción y el compromiso; es la persona que crea las condiciones para que los demás den lo mejor se sí mismos; alguien dispuesto a ayudar a los demás, porque intenta mejorar la realidad; alguien que tiene adiestramiento e invierte en su propia formación para surgir; es contribuir conscientemente al largo proceso de evolución humana. Saber cómo ser líder, saber cómo ser guía es la propuesta del liderazgo creativo.

Díaz-Carrera, propone una “Espiral del liderazgo” con seis pasos necesarios para llegar a ser Líder creativo, a la que denomina “Modelo IDEC”.(4)

1. Visión. Apertura a la paradoja ambivalencia.
2. Cambio. Oportunidad, comunicación.
3. Valores. Pensamientos, acción, decisión.
4. Poder. Efectividad, resultados
5. Autoridad. Eficiencia, influencia
6. Carácter, compromiso, convierte en ti mismo.

Visión

Es la capacidad de fijar un punto de mira; es la tarea a implementar en función de su propia decisión personal; la visión define la realidad con la que el líder orienta a su gente, observa que es mejorable y diseña un proyecto que comparte con los demás.

Max DePree nos alerta de que “la primera obligación de un líder es definir la realidad; la última dar las gracias. Entre ambas el líder ha de convertirse en un servidor y en un deudor. Esto resume todo progreso en el arte del liderazgo”.

El ser humano del nuevo milenio tendrá que convertirse en su propio Líder Creativo, en el protagonista de su propia epopeya épica... La de sobrevivir y aportar al proceso de evolución. ¿Cómo? Desde la apuesta por desarrollar lo mejor de sí mismo, su sello único, su unicidad, por vivir experiencias óptimas “que equilibren sus destrezas (y metadestrezas) con sus metas".(5)

¿Nace o se hace? Sobre todo se hace, responde a su propio interrogante Díaz-Carrera, sostiene que hay una predisposición, que igualmente el líder se ve afectado por el tipo de educación recibida y el ámbito de dominio en que la persona se mueve. Debemos comprenderlo a fondo para construir vidas y personas en la sociedad del conocimiento, afirma. Para los invitados al video, somos esencialmente creativos y por tanto, co-creadores de nuestra propia realidad; convertimos sueños en proyectos y proyectos en realidades.

Liderazgo es la vivencia de la triada adjunta:

Situación:
Debemos conocerla, transformarla en un proyecto. Esto es liderazgo. Para ser líder el carisma no es necesario. La vocación especifica del ser humanos es la acción, se requieren tres estímulos básicos: el tener, el poder y el comprender. Igualmente se requieren tres arquetipos; ser emprendedor, gobernante y sabio.

Cambio:
Viene del futuro, de su visión, de su proyecto transformador. “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella, no me salvo yo”, afirma Ortega y Gasset. Esto nos llevaría a la idea de que el líder es un sujeto social, un sujeto cultural y un sujeto político, y además un ser ecosistémico. Ser propio del tiempo implica conocer la realidad en la que se está inmerso, a ello nos apoya una visión sistémica y la ontología del lenguaje, porque nos permiten comprendernos como unicidad, mismidad, otredad, alteridad, pero también como relacionales, afectantes/afectados y interdependientes y a la vez tan dinámicos como el propio mundo, la realidad en que nos movemos.

Los nuevos problemas requieren nuevas soluciones. Es necesario saber a dónde se quiere ir y el punto de partida que es la realidad en la que estamos inmersos.

Pero por mas que se sea sistémico y se tenga cierta experticia, “vivir una soledad acompañada, no por pérdida de identidad sino por el conocimiento de que las decisiones se toman sólo, por consensuadas que sean” es fundamental para el líder, afirma uno de los invitados.

Se requiere creatividad, ilusión, iniciativa, rebeldía íntima. Todo va de lo más sutil a lo más denso. En la base de todo acto hay una creencia que lleva al líder a crear, a creer, a crecer, las creencias determinan las ideas, estas las acciones y de ellas se desprenden los resultados. Sin determinación, ilusión, compromiso es imposible compaginar los intereses particulares del líder con el potencial creativo de los miembros del equipo. El líder debe saber liderar personas (capital humano), gestionar procesos, avanzar tareas y lograr metas. . La alta dirección combina dos series de habilidades: gerencia y liderazgo.

Las organizaciones deben estar dispuestas a aprender, las organizaciones son sistemas abiertos, redes, conexiones de sistemas.

Valores
El líder para serlo debe cambiar, de acuerdo con las necesidades de su proyecto, en el plano personal, grupal, social. Crearse y recrearse al tiempo que transforma el entorno. Afirmarse en las propias convicciones. Educar es sacar fuera aquello que nos hace únicos (unicidad). Se requiere ser coherente y fiel a los valores. No sólo se transmiten conocimientos, también se enseña lo que uno es; se transmiten actitudes.

Todo líder es aprendiz y maestro, debe formar la sucesión, formar a otros líderes. Para logarlo genera autoconfianza y autoestima, enseña y aprender a manejar con sentido la vida. Cada uno es líder de su propia existencia. Desarrollar el espíritu crítico y sacar las propias conclusiones, no decir qué pensar ni que hacer, aprender a distinguir lo inmediato de lo urgente, a generar sentido y significado de y a la acción: capacidad de discernimiento de los objetivos y prudente.

Pasar de la visión dualista a la visión sistémica requiere:
• Aceptarse como un ser naturalmente creativo.
• Conectarse con tu potencial invisible y conócete a ti mismo.
• Abrirse a crear lo que nunca existió.
• Unirse a otros para crear conjuntamente un futuro posible y plausible

El líder tiene poder
El poder se entiende como la noble ambición de servicio a la comunidad. La autoridad la otorgan los seguidores. Tiene poder quien consigue que alguien haga algo que de otro modo la otra persona no haría. El liderazgo tiene que ver más con la autoridad, con servir a otros que con servirse de otros.

Gerente es quien gestiona desde la eficiencia, controla desde las normas y se focaliza en las tareas rutinarias, en el aquí y el ahora. El líder pone rumbo, orienta hacia la visión, es eficaz, valora lo externo y el futuro. Es focalizado en tareas que exigen agudizar el criterio. Es modelo, un guía capaza de crear nuevos modelos, políticas, metodologías.

El líder debe mandar (dar la mano para elevar al otro, ponerse al servicio del otro) y liderar. Ser un medio para un fin.

Autoridad
Entre el líder y sus seguidores debe existir confianza mutua; debe saber dialogar, proponer y pactar. A los líderes los motivan las grandes causas. El liderazgo es un arte. Max De Pree afirma que “la primera obligación de un líder es definir la realidad, la ultima: dar las gracias”. El líder debe convertirse en un servidor y en un deudor. El líder creativo tiene la capacidad de predecir y anticipar.

Debe aprender a diagnosticar, vislumbrar carencias y posibilidades -lograr apoyos para lograr el éxito; es un puente entre el futuro y el momento actual. El liderazgo es un fenómeno simple y complejo, arte y ciencia, sentados en cualidades personales y en destrezas interpersonales. Se suele explicitar el liderazgo en términos y razones, pero serlo requiere de la cuerda de las emociones. La materialización cooperativa de una visión, el anhelo que queremos ver realizado. Un invitado recuerda “La idea es tuya, el triunfo de todos, el fallo propio”.

Más allá del interesante estudio empírico sobre el “manager” mundial, dirigido por la profesora Rosabeth Moss Kanter de la Harvard Business School, la principal característica del futuro “jefe”, pensamos, es su capacidad para combinar las actitudes y habilidades propias del directivo-ejecutivo, con las del directivo-líder. En otras palabras, es alguien que es a la vez tecnólogo (o meta-técnico) y humanólogo, que -fiel al teorema de Gödel- va más allá de las meras habilidades tecnológicas (no necesita ser un técnico) y de los eruditos planteamientos humanísticos. Conocedor de la persona y potenciador de sus valores, sabe utilizar la tecnología al servicio de la misma. (Max de Pree 1989, Blumen 1996). Es su misión reducir incertidumbres, clarificando opciones.(6) El Líder dota de significado a los acontecimientos; sólo él puede interpretar operativamente el vocablo crisis, no en el sentido de desplome (“break down”) sino en el más dinamógeno de superación (“break through”). Ser líder implica conocer el lenguaje, y usarlo apropiadamente, valerse de él.

Carácter
Díaz-Carrera, se refiere al carácter entendido como el conjunto de rasgos internos que uno decide voluntariamente expresar hacia fuera.

Baste señalar que el modelo de la Espiral del liderazgo no se configura de modo circular o cerrado sino abierto. Llegados al punto de partida tras haber recorrido los seis puntos del modelo y aprovechando la experiencia acumulada, uno está en condiciones de refinar la Visión y pasar punto por punto con otra consciencia.(7)

Los invitados proponen: no todo depende de uno, pero las metas deben ser posibles y utópicas, debe confiar en los demás. Confiar en el otro es la manera de conocer al otro. Sin esfuerzo no hay conocimiento, sin conocimiento no hay objetivos, sin objetivos no se puede ser líder. Transformarse a sí mismo es el camino para ser feliz. Estar abierto a aprender de los demás, ser permeable a los saberes de los demás, Pensar que se tiene la verdad puede llegar a ser el camino al fracaso, se debe estar dispuesto a aceptar explicaciones diversas a las propias. Ello posibilita experiencias, explicaciones, emociones diferentes.

El líder tiende un puente entre un futuro deseable y el presente mejorable por el que todos puedan transitar. Define la realidad estableciendo una ajustada diagnosis de la situación presente, al tiempo que diseña el inspirador escenario futuro: la tierra prometida que, entre todos, han de construir. Y el instrumento articulador del proyecto es el lenguaje. Somos, en efecto, seres lingüísticos, y por tanto simbólicos, vivimos en el lenguaje. El líder deviene así, por mor de su misión, un auténtico meaning maker, un genuino y autorizado generador de sentido. Es decir, de significado y de orientación para la acción en su comunidad de referencia.(8)

ONTOLOGÍA DEL LENGUAJE

La cognición es una explicación de la experiencia de observar construida en el lenguaje, considerando que el lenguaje genera mundos. En éste sentido, el criterio de validez de lo que se conoce está dado por la efectividad consensual que está determinada por las condiciones de escucha del oyente, o más correctamente de quien escucha la explicación. La efectividad de lo observado es, entonces, un producto concebido en la democracia, de ahí que esta ontología acepta la relatividad de los conocimientos; se afirma pues que hay tantas explicaciones sobre la realidad como seres tratan de explicarla –multi-verso–, con ello se está reconociendo que no somos uni-causales, sino interrelacionados e interdependientes –sistémicos–; se está asumiendo que el lenguaje no es un instrumento, sino que tiene el poder de construir mundos, pero además aprendiendo a reconocer las emociones de una manera distinta, como motores de la acción humana.

Por esa posibilidad que tiene el lenguaje de construir mundos es que una palabra dicha por alguien puede transformarnos y hacernos plenamente felices, totalmente tristes o irremediablemente indiferentes; en ello el líder juega un rol decisivo. El verso que decimos o leemos se convierte así en un lenguaje al que podemos entender como generador de mundos. Nuestros encuentros o desencuentros surgen a partir de los múltiples versos que no son más que diferentes expresiones o explicaciones de una misma realidad.

Cuando hablamos del lenguaje como generador de mundos, nos ubicamos en la propuesta de la ontología del lenguaje, dado que se pretende ofrecer una nueva concepción integradora sobre el fenómeno humano, situándose no sólo más allá de los presupuestos del pensamiento moderno, sino trascendiendo las bases de lo que se llama “el programa metafísico”, corriente que ha venido dominando el pensamiento occidental por más de 25 siglos, con importantes representantes como Sócrates, Platón y Aristóteles y, que ha servido de base a la forma lineal como observamos la vida.

La propuesta de la Ontología del Lenguaje no es aislada, dado que hace parte de un movimiento emergente que está impregnando disímiles campos de la cultura y que se relacionan con la filosofía, la historia, la política, lo social, lo económico, pero que indudablemente donde presenta mayores desafíos es en el ámbito de la comunicación, por cuanto nos invita a repensar lo que significa ser humano y además ser líder, situándonos fuera de las bases del programa metafísico.

Esta nueva propuesta ontológica del lenguaje se sustenta en diversos autores, fundamentalmente en Nietzsche, Graves, (filósofos), Echeverría (sociólogo) y Maturana (biólogo), cuyo punto de encuentro ha sido la búsqueda por entender mejor el fenómeno de la vida humana.

En sus postulados Echeverría sustenta la tesis de que “lo social, para los seres humanos, se constituye en el lenguaje. Todo fenómeno social es siempre un fenómeno lingüístico”.(9)

No es posible la comunicación verbal sin el lenguaje, tradicionalmente el lenguaje se ha asumido como una capacidad individual propia de una persona y, se concibe al individuo como precondición del lenguaje.

Velandia, plantea que “Desde la ontología del lenguaje, se postula que éste no es desarrollado por una persona aislada, por el contrario, el lenguaje nace de la interacción social entre los seres humanos y, en consecuencia, es un fenómeno social, no biológico. Por ello decimos que el lenguaje es mucho más que un sistema de comunicación simbólica, no es una capacidad individual, sino un rasgo evolutivo que, basándose en condiciones biológicas específicas, surge de la interacción social.

Y es en esta interacción entre las diferentes personas donde aparece una precondición fundamental del lenguaje: la constitución de un dominio consensual, es decir, que los participantes de una interacción social comparten el mismo sistema de signos (gestos, sonidos, etc.) para designar objetos, acciones o acontecimientos en orden a coordinar sus acciones comunes. Sin un dominio consensual no hay lenguaje, además, no existe otro camino que el del lenguaje; fuera de éste no existe un espacio en el que podamos apoyarnos. Los seres humanos vivimos en un mundo lingüístico”. (10)

No obstante, el sólo dominio consensual resulta insuficiente para producir el fenómeno del lenguaje. Hablamos de lenguaje sólo cuando observamos un tipo particular de comunicación, cuando observamos a los miembros de una especie en la coordinación de la coordinación de acciones, es decir, que el lenguaje es la coordinación recursiva del comportamiento. Un líder debe conocer el lenguaje propio de los microgrupos, grupos, asociaciones de la sociedad civil, agremiaciones, comunidades… con las que se comunica, porque no puede ver comun-unicación si se hablan lenguajes diferentes, dado que es imposible el acuerdo.

Cabe “anotar que los seres humanos no somos la única especie que ha desarrollado éste tipo de sistemas de coordinación de acciones al que se llama lenguaje; varios estudios han demostrado como las abejas, los pájaros o los delfines también lo tienen. Sin embargo, existen dos diferencias radicales entre nuestra capacidad lingüística y la de otras especies: abarcamos un número muy grande de signos consensuales y creamos nuevos, además tenemos la capacidad recursiva del lenguaje humano, es decir, la capacidad de hacer girar el lenguaje sobre sí mismo, estableciendo con ello la base de lo que llamamos la reflexión y la razón humana”.(11) El líder debe conocer los signos consensuales de las personas, organizaciones e instituciones con las que se comunica.

Una vez constituidos como individuos, gracias a la capacidad recursiva del lenguaje humano, podemos observarnos a nosotros(as) mismos(as) y al sistema al que pertenecemos y, estamos en capacidad de ir más allá de nosotros(as) y de esos sistemas. Nuestra posibilidad de reflexión es la que nos permite establecer conversaciones con nosotros(as) mismos(as) y con los(as) demás, acerca de nuevas posibilidades, así estamos en la capacidad de intervenir en el diseño de nosotros(as) mismos(as) y de muchas otras personas”. Los seres humanos somos seres lenguajeantes.

El lenguaje es determinante en el momento de satisfacer necesidades, porque la satisfacción no depende exclusivamente del deseo de satisfacerlas que tenga la persona que realiza las acciones propias del liderazgo creativo, sino también y en muy buena parte, de su capacidad para entender, comprender y asumir al otro como un autentico otro, es decir, no sólo como persona única y permanentemente cambiante, sino también como sujeto cultural. El líder satisface necesidades, porque comprende la realidad y crea alternativas de respuesta a las necesidades propias de cada grupo con el que se reacciona.

Según Velandia, comprendiendo al lenguaje como generador de mundos, “la palabra no comunica sino que la palabra produce una emergencia en cada persona que la escucha y que cada uno (de quienes están común-unicándose) está entendiendo de una manera única y particular (…), cada uno explica, por ejemplo la salud (la enfermedad, el bienestar) de una manera diferente”. (12)

Es aquí donde la ontología del lenguaje se une al pensamiento sistémico. Ya que si no es posible controlar las emergencias, el líder si está en capacidad de comprender, si no todas, algunas de las interrelaciones, interafectaciones e interdependencias que se suceden entre quienes lenguajean.

La comunicación requiere de un gran número de elementos indispensables. Entre ellos se encuentra, para Pinto : reconocer al otro, acoger en un intercambio de confianza, la mirada, conocerse a sí mismo, la autenticidad de los interlocutores, el respeto a la originalidad ajena y propia, el deseo de compartir, la preocupación de hacerse comprender, la actitud de escucha y la atención permanente.

Desde la teoría de Etcheverría, un postulado inicial con relación a la ontología, es que “cada planteamiento hecho por un observador nos habla del tipo de observador que ese observador considera que es (...). Hagamos lo que hagamos, digamos lo que digamos, siempre se revela en ello una cierta comprensión de lo que es posible para los seres humanos y, por lo tanto, una ontología subyacente” (Echeverría, 1996), es decir, que cada vez que actuamos o decimos algo, no sólo se manifiesta el objeto sobre el cual actuamos o decimos, sino que principalmente se manifiesta una interpretación de lo que significa ser humano y, por lo tanto, una ontología. El líder se refleja en el lenguaje que utiliza y por medio de este en las interpretaciones que hace de la realidad.

La mayor fuerza de la ontología del lenguaje se encuentra en la interpretación que proporciona sobre el individuo, dado que lo trata a él y a su mundo como construcciones lingüísticas, ofreciendo con ello una mayor expansión de posibilidades humanas.

Nuestra actual cultura está sitiada por las crisis: de los paradigmas, de los metarrelatos, de las ideologías, de las utopías. Asistimos al fin de una época, que es lo mismo que decir que presenciamos el nacimiento de una nueva era. La humanidad nunca había asistido a tantos cambios culturales de tanta profundidad y magnitud de algunos de ellos y a una velocidad tan acelerada como se aprecia en la actualidad.

Sin embargo, al intentar definir el término cultura nos encontramos con la dificultad, dado que es un concepto difícil de abordar al ser tan polisémico. Pérez (2001) comenta que en la edad media la cultura se relacionaba con el cuidado del cuerpo y el cultivo del espíritu. Posteriormente, en los siglos XVII y XVIII el concepto se relacionó con la lengua, la vida social y el ser humano se consideraba el creador de la cultura. Contemporáneamente, desde las ciencias sociales, la cultura se ha definido como el sistema compartido de valores, normas, costumbres, ideales, símbolos que sirven de referentes de significado de la conducta y el intelecto. El líder es como todo ciudadano un ser cultural, un ser que crea cultura y que está afectado por esta.

A pesar de que el paradigma centrado en la razón ha permeado todos los espacios, incluyendo la comprensión de la cultura, el racionalismo que venía liderando la comprensión de esta ha sido cuestionado actualmente por autores que postulan una integridad sistémica en el estudio de la misma (H. Maturana, E. Morin, R. Echeverría). Ellos han planteando que la cultura se configura en la interacción constante en la tríada compuesta por el emocionar, el lenguajear y la corporalidad.

El líder es un ser cultural propio de su tiempo, para saber qué se afirma con ello debemos comprender la cultura. Maturana y Verden–Zoller expresan que la cultura es “una red cerrada de conversaciones que constituye y define una manera de convivir humano como una red de coordinaciones de emociones y acciones que se realizan como una configuración particular de entrelazamiento del actuar y el emocionar de la gente que vive en esa cultura”. Teniendo como referencia éste planteamiento, la cultura puede entenderse como: una “trama de significados constituida por trasfondos históricos construidos socialmente, que en calidad de metarrelatos modelan y moldean la dinámica emocional desde donde se confiere sentido y significado a las vivencias y que junto con las historias personales, los intereses coyunturales y, los estados de ánimo se realiza en un tipo de redes de conversaciones de la gente que vive esa cultura.(14)

La cultura se constituye en una forma particular de interrelación entre determinado grupo humano, en la que se hace común una determinada manera de emocionarnos frente al mundo, generando así la posibilidad de construir una identidad propia y diferenciándonos de las demás culturas. Este proceso surge de manera natural y espontánea cuando vivimos nuestra cotidianidad aprendiendo el emocionar de los adultos con quienes nos relacionamos.

Sin embargo, aunque toda cultura es un sistema conservador cerrado que constituye a los seres humanos que se encuentran inmersos en ella, estos tienen la capacidad de influir sobre ella para transformarla y cambiar sus habituales redes de conversaciones. Al respecto, Maturana plantea que una cultura surge cuando los seres humanos comienzan a conservar, por largas generaciones, una nueva red de coordinaciones de acciones y emociones como su manera propia de vivir y, en consecuencia, desaparece o se transforma cuando la red de conversaciones que la constituye deja de conservarse.

Plantea Díaz-Carrera: “Si importante es la generación de sentido para evitar la neurosis existencial de las personas, no lo es menos la construcción colectiva de sentido para evitar la anomia y descomposición de nuestras sociedades. Construir sentido se convierte así en eficaz antídoto contra la ley de entropía universal que conduce al deterioro y desaparición última de todos los seres animados y objetos manufacturados. Y por ende en una exigencia fundamental para todo aquél que apueste por la vida. Construir sentido es inyectar orden (entalpía o neguentropía) en un sistema (personal o colectivo) que decaería indefectiblemente dejado a su libre arbitrio”.(15)

ANÁLISIS SISTÉMICO

La teoría de sistemas se basa en la utilización de algunas de las propiedades de los sistemas vivos (Echeverría, 1993; Johansen, 1998; O´Connor, Joseph y Mc Dermott, 1998), tomando como base la propiedad denominada complejidad dinámica. Para interpretar la complejidad utilizo otras tres propiedades de los sistemas vivos: interrelación, interafectación e interdependencia. Un cuarto elemento se tiene en cuenta para el análisis y es otra propiedad de los sistemas denominada emergencia.

De la realidad muchas veces el líder no ve esas relaciones, afectaciones y/o dependencias, solamente logra vislumbrar emergencias, de ahí que sea necesario comprenderlas, porque la realidad es sobre todo complejidad dinámica.

Complejidad dinámica

Es aquella en la que los constituyentes de un sistema se relacionan unos con otros de muchas formas distintas. No es necesariamente cierto que cuanto menor sea el número de componentes más fácil sería manejarlos y comprenderlos, todo dependerá de su complejidad dinámica; al añadir un componente nuevo a un sistema surgen nuevas conexiones entre éste y las partes existentes. Estas relaciones añaden complejidad al sistema. Al agregar una parte a un sistema el número de conexiones se incrementa exponencialmente. Se hace necesario diferenciar las complejidades: una complejidad simple es la que existe, por ejemplo, en un rompecabezas; está compuesta por muchas partes, estas se relacionan, pero suele haber formas de simplificar, agrupar o organizar este tipo de detalle de tal manera que tan sólo exista un único lugar para cada pieza, por tanto, sus conexiones son limitadas.

En la complejidad dinámica, cada parte, por pequeña que sea, puede influir en el conjunto del sistema, en consecuencia todas las partes son dependientes entre sí y mantienen una interacción recíproca. En cuanto más cambien de estado los componentes de un sistema y formen alianzas o conexiones, mayor será la complejidad de éste. Bajo este principio es que actúa el líder.

Los sistemas tienen una identidad en virtud del tipo de relaciones que establecen y en las cuales están inmersos y, de las propias e inherentes particularidades que nos permiten distinguirlos de los demás sistemas y que los determinan como tal. La realidad y el conocimiento se conciben como sistema de relaciones.

Las relaciones se construyen en redes. El líder hace parte de la trama de la red. La red es una comunidad de personas que se conectan por diferentes vías para compartir información, conocimiento, órdenes, etc., con el objetivo de sacar adelante la empresa que las reúne. Esta empresa puede ser una organización real o virtual y la variedad de redes pueden ir desde una muy puntual como un grupo de amigos, pasando por todas las más caprichosas formas de organización. La condición exclusiva es que el colectivo que la conforma se considere organizado dentro de la misma.

Analizaremos tres tipos de relaciones (desde las propiedades de los sistenmas): interrelación, interafectación e interdependencia.
Interrelación
Conexión o enlace entre dos o más elementos de un sistema. En esta conexión no sólo se enlazan los elementos, sino además todas sus propiedades.

Interafectación
Afectar significa hacer impresión en alguien o algo, causando en él o en ello alguna sensación. Hay interafectación cuando dos o más elementos que se relacionan en un mismo sistema tienen una afectación mutua. Cabe recordar que desde la propuesta conceptual de las emociones como motores de la acción humana, el líder como cualquier otro ser humano es un sujeto emocional, más que un sujeto racional. Las emociones, los pensamientos y las acciones se moldean mutuamente. Somos lo que puede hacer nuestro cerebro.

Interdependencia
Dependencia es la subordinación que tiene un elemento, hecho o persona a un poder externo cuya energía es necesaria para la dinámica interna o relacional del mismo. Hay interdependencia cuando dos o más elementos que se relacionan en un mismo sistema requieren mutuamente de sus energías.

En el cruce de los tres óvalos aparece un cuarto elemento; la emergencia, aquello que aparece del sistema, que es generalmente lo que más fácil se capta a primera vista o que aun cuando se observe o analice con detenimiento no se ve o no se capta, pero que puede ser tomado como indicio y ser abducido.

Emergencia
Son las propiedades esenciales de un organismo, sistema viviente o red social, dichas propiedades lo son del todo ya que ninguna de las partes, como tales, las posee. La emergencia puede explicarse como una propiedad de todo sistema, dado que éste funciona como un todo integrado e integrador y tiene propiedades distintas a las de las partes que lo componen. Estas propiedades del todo se denominan emergentes.

No se pueden explicar las propiedades emergentes de un sistema descomponiéndolo y analizando cada una de sus partes, ya que las emergencias tan sólo aparecen cuando el sistema actúa como unidad plena. Estas propiedades son destruidas cuando el sistema es diseccionado física y teóricamente.
Siempre que hay interrelación hay afectación y dependencia; siempre que hay interafectación es porque hay relación y dependencia; siempre que hay interdependencia es debido a que hay relación y afectación. Esta condición hace que haya un permanente entrecruzamiento de todos los elementos de un sistema o de los diferentes sistemas que se relacionan entre sí; a dicha forma de vinculación se le denomina red, que es el espacio vincular en el que se mueve el líder, ya sean organizaciones, instituciones o grupos familiares, en todo caso aglomerados en los que las personas se relacionan.

La red conlleva el ejercicio de la corresponsabilidad que se evidencia a partir del reconocimiento mutuo de sus miembros. El vínculo se establece en el ejercicio pleno del reconocimiento recíproco del otro como digno, autónomo y sujeto de derechos. El líder debe velar por dicho reconocimiento y ser él un pleno ejemplo de ello. Además, de reconocer en sí mismo estas condiciones y además asumirse como sujeto de obligaciones. En el común-unicarse se encuentra la esencia de la red. La común-unicación implica hacer propias las necesidades del otro a partir del entendimiento y aceptación de la diferencia con ese otro u otra, así mismo como de la unicidad y singularidad de todos los que en ella participan.

El líder debe tener siempre presente que “Nada se puede hacer aisladamente, ni como persona natural, ni como persona nación, ni como persona internacional. Al actuar en cualquier rincón de la Tierra, afectamos en cierto sentido, en mayor o menor grado, positiva o negativamente, a nuestro entorno y al resto de la humanidad; y esa realidad debe ser tenida en cuenta…”

Nada es posible sin las personas, nada permanece sin las instituciones”.
Jean Monnet.

Hay que actuar sobre lo que aún no existe”.
Lao Tse
Notas bibliográficas

1. Esta fuente esta citada por Díaz-Carrera en: El líder como generador de sentido, con autoría de Warren Bennis; sin embargo en el video cita como autor de la misma a James Mc Gregory. http://www.aecpa.es/archivos/congresos/congreso_09/grupos-trabajo/area03/GT02/04.pdf
2. http://www.sabiduria.com/liderazgo/etimologia-de-la-palabra-lider/
3. http://www.sabiduria.com/liderazgo/etimologia-de-la-palabra-lider/
4. Instituto para el Desarrollo de la Creatividad de Liderazgo.
5. Díaz-Carrera, César. Liderazgo creativo perfil y retos en el umbral del tercer milenio. http://www.iacat.com/1-Cientifica/liderazgocreativo.htm
6. Obra citada. Liderazgo creativo perfil y retos en el umbral del tercer milenio.
7. Díaz-Carrera, César. El líder como generador de sentido. http://www.aecpa.es/archivos/congresos/congreso_09/grupos-trabajo/area03/GT02/04.pdf
8. Obra citada. El líder como generador de sentido
9. Etcheverría. Rafael. (1996). Ontología del lenguaje. Dolmen Ediciones (3ª Ed.). Santiago, Chile.
10. Velandia Mora, Manuel Antonio (2006). Estrategias para construir la convivencia solidaria en el aula universitaria. Editorial Universidad Cooperativa de Colombia. Bogotá.
11. Obra citada. Etcheverría. Rafael. (1996).
12. Velandia Mora, Manuel Antonio (2004). Salud sexual y salud reproductiva, Modulo VI. Secretaría de Salud de Santander/ UDES. Bucaramanga.
13. Pinto, 1997. Obra citada
14. Maturana, Humberto - Verden-Zoller, Gerda (1994). Amor y juego. Fundamentos olvidados de lo humano. Editorial Instituto de Te.
15. Obra citada. Liderazgo creativo perfil y retos en el umbral del tercer milenio.



Playing the enemy: entre el rugby y la política

Manuel Antonio Velandia Mora
Ciencias Políticas
Universidad de Alicante
Alicante, Mayo de 2010

“Nuestro pueblo ha muerto innecesariamente. No queremos un baño de sangre. Porque la única sangre que correrá será la del hombre negro.”

Nelson Rolihalahla Mandela

 Invictus

Lejos de la noche que me envuelve
como un pozo, negra de polo a polo,
agradezco al dios que exista
por mi espíritu inconquistable.



Atrapado entre las garras de esta circunstancia
No hice un gesto de dolor ni lloré en voz alta
Ante las puñaladas que me deparó el azar
Mi cabeza sangra, pero no se inclina.

Más allá de este lugar de ira y lágrimas
no se avecina más que el horror de la sombra,
Pero la amenaza de los años por pasar
me encuentran y me encontrarán sin miedo



Ya no importa cuán estrecha sea la puerta
ni cuantos castigos acumule.
Yo soy el señor de mi destino
Yo soy el capitán de mi alma.

William Ernest Henley (1849-1903)


El presente análisis no pretende ser una crítica de cine sino una reflexión sobre la utilización del deporte como un instrumento político, la disolución de conflictos como una de las prioridades en la construcción de una nación y especialmente sobre cómo lograr el buen orden social.

“Invictus” (2009, Clint Eastwood, USA) está basada en la vida de Nelson Mandela, o más exactamente en la historia del libro de John Carlin (1) “Playing the Enemy, Nelson Mandela and the Game that Made a Nation”. Ambientada durante la Copa Mundial de Rugby de 1995 en Sudáfrica, está protagonizada por Morgan Freeman en el papel del entonces presidente de Sudáfrica, Mandela y por Matt Damon como François Pienaar, el capitán del equipo sudafricano de rugby.

El equipo sudafricano de rugby había sido excluido de los torneos internacionales por practicar el apartheid(2). El campeonato de 1995 fue la oportunidad recibida por Sudáfrica para regresar a los campos deportivos internacionales luego de que el 27 de abril de 1994, celebrara sus primeras elecciones multirraciales. Mandela fue elegido presidente pero no por ello el apartheid dejo de ser uno de los principales problemas con los que se encontraba este líder negro.

Breve biografía de Mandela

El asenso de Nelson Rolihalahla Mandela a estadista significó para éste, un largo proceso de crecimiento personal, intelectual y político que lo llevaron a la presidencia de Sudáfrica y a ser posteriormente un reconocido mundial en la causa del sida; biografía que se resume a continuación (3):

Conocido como Madiba (título honorario adoptado por ancianos de la tribu de sus ancestros, los xhosa), algunos sudafricanos también se refieren a él como 'mkhulu' (abuelo). Nació el 18 de julio de 1918 en Qunu, un poblado de 300 habitantes cerca de Umtata en el Transkei. Se casó tres veces, teniendo 6 hijos. En su 80º cumpleaños contrajo matrimonio con Graça Machel, la viuda de Samora Machel, el antiguo presidente de Mozambique y patrocinador del ANC, fallecido en 1986 en un accidente de aviación. El 6 de enero de 2005 murió el segundo hijo de Mandela, Makgatho Mandela, abogado y hombre de negocios, a la edad de 54 años en Johannesburgo a consecuencia de sida.

1939: tras completar la instrucción escolar, propia de un vástago de la nobleza xhosa, que parecía encaminada a convertirle en el funcionario y cortesano que había sido su padre, Mandela marchó a la ciudad de Alice para titularse en Derecho en el Fort Hare University College, una institución académica reservada a estudiantes no blancos. Allí conoció entre otros a Oliver Tambo, en lo sucesivo estrecho amigo y camarada. Siendo miembro del consejo estudiantil de la Universidad se implicó en una disputa académica en torno a un resultado electoral, lo que le acarreó la expulsión de las aulas en el tercer año de carrera, viéndose obligado a terminar su diplomatura por correspondencia en 1942.

1943: en el apogeo de la Segunda Guerra Mundial, en la que Sudáfrica combatía del lado del Reino Unido y los aliados bajo el liderazgo del mariscal y primer ministro Jan Smuts, Mandela se unió al Congreso Nacional Africano (ANC), organización abanderada del nacionalismo negro fundada en 1912 y cuyo liderazgo ostentaban en ese momento Alfred Bitini Xuma y James Calata.

1948: creación del Partido Nacional Sudafricano PAC, basado en la segregación racial (el apartheid).

1949: al año de producirse la victoria electoral del Partido Nacional (NP) y el inicio formal por la minoría blanca de estirpe afrikáner del sistema de segregación racial o apartheid, el Comité Ejecutivo Nacional (NEC) del ANC, con James Moroka de presidente y Sisulu de secretario general, aceptó un Programa de Acción, conforme a las tesis de la Liga de la Juventud del Congreso Nacional Africano +ANCYL, que fue elaborado y supervisado en su aplicación por un subcomité de seis miembros entre los que figuraba Mandela.

1952: Mandela comienza a destacarse dentro del CNA, especialmente en la campaña de desobediencia civil.

1955: Congreso del Pueblo, se escribe la 'Carta de la Libertad' que se convierte en programa principal en la causa contra el apartheid.

1955-1956: Mandela y su amigo, Oliver Tambo, abogado, son propietarios de un bufete de abogados que patrocinó, a bajo costo, la defensa de muchos negros. Mandela se compromete con los métodos no violentos de resistencia, inspirado en Mahatma Ghandi.

1956: Mandela y otros 150 militantes son arrestados el 5 de diciembre. Los líderes en libertad, Albert Luthuli, Oliver Tambo y Walter Sisulu, miembros del CNA comienzan el “Proyecto sociopolítico del arco iris”, refuerzan su posición mediante alianzas con pequeños partidos políticos de diversa representación étnica, construyendo horizontes más amplios que los africanistas. El CNA es infiltrado por el PAC; se crea el Congreso Pan-Africano (PAC), bajo la conducción de Robert Sobukwe y Potlako Leballo.

1960: marzo, masacre de los seguidores del PAC en Sharpeville, organización que pasó a la resistencia armada.

1961: Mandela y sus compañeros de arresto son sentenciados a prisión. Mandela hace un dramático llamado a las armas. En la Conferencia Pan-Africana todos los partidos deciden una estrategia común: anuncian la formación del comando 'Umkhonto we Sizwe' (Lanza de la Nación), copian modelo de los movimientos guerrilleros judíos (Irgun), recibe ayuda de los activistas judíos Denis Goldberg, Lionel Bernstein y Harold Wolpe.

1969: plan británico para rescatar a Mandela: reciben apoyo sudafricanos que pensaban dispararle durante el intento de fuga. Todo fue abortado por la inteligencia británica. En la cárcel, Mandela se compromete con el estudio, lo hace por correspondencia. Recibe de la Universidad de Londres su Licenciatura en Derecho.

1979: Mandela lleva 18 años de permanencia en Robben Island, sometido a trabajos forzados en las canteras de cal y habitando una celda de 4 metros cuadrados. Su reputación crece y llega a ser conocido como el líder negro más importante en Sudáfrica. El gobierno racista rechaza todas las peticiones de libertad. Es segregado junto a otros prisioneros por raza, al igual que otros presos negros recibe un menor número de raciones alimenticias. Como preso político es separado de los delincuentes comunes pero recibe menos privilegios que éstos. Solamente puede recibir un visitante y una carta cada seis meses.

1982: marzo fue transferido, junto con otros altos dirigentes del CNA (Walter Sisulu, Andrew Mlangeni, Ahmed Kathrada y Raymond Mhlaba) a la prisión Pollsmoor. Se especula que en Pollsmoor se dieron comienzo a los contactos discretos entre algunos sectores del partido en el poder y el CNA.

1985: febrero, el entonces presidente PW Botha ofreció la liberación de Mandela a cambio de que el CNA renuncie a la lucha armada. En noviembre, en Volks Hospital en Ciudad del Cabo, Mandela recibe una cirugía de próstata, allí ocurre la primera reunión con el Partido Nacional. Mandela rechaza la oferta, se niega a comprometer a su organización a cambio de la libertad personal. Por medio de su hija menor, Zindzi, revela un comunicado en el que cuestiona “¿Qué libertad se me ofrece, mientras sigue prohibida la organización de la gente? Sólo los hombres libres pueden negociar. Un preso no puede firmar contratos.”

1985-1989: ocurren varias reuniones para sentar las bases de negociaciones futuras, pero no hubo avances reales, el apartheid agonizaba y Mandela tenía conocimiento de ello.

1988: Mandela es trasladado a la prisión Víctor Verster, donde permanece hasta su liberación. Sus condiciones mejoran y algunos amigos suyos como Harry Schwarz pueden visitarlo. Se incrementan las presiones internacionales por la libertad de Mandela.

1989: el Presidente Botha sufre un derrame cerebral y fallese, es reemplazado por Frederik Willem de Klerk, quien anunció la liberación de Mandela en febrero de 1990.

1990-1991: Mandela visita Argelia y otros países, y descubre la profundidad del apoyo que recibe en Congreso Pan-Africano: recibe información de primera mano que reafirma la creencia generalizada de que el CNA era una pequeña asociación tribal de los xhosa manipulada por blancos comunistas. Mandela regresó a Sudáfrica a reorganizar el CNA.

1991: Antes de terminar el año el Gobierno de Klerk, en una espectacular demostración de solvencia, desmantela el entramado jurídico del apartheid disponiendo la caducidad o la derogación de la Ley de Separación en Lugares Públicos (1953), la Ley de Supresión del Comunismo (1950), la Ley Antiterrorista (1950), la Ley de Registro de la Población (1950), que clasificaba a los sudafricanos según su raza, la Ley de Áreas Grupales (1950), que asignaba a los grupos raciales diferentes zonas residenciales en las ciudades, y la más antigua de todas, la Ley de Tierras de Nativos (1913), que limitaba drásticamente las tierras que la mayoría negra podía poseer. 14 de septiembre: 26 organizaciones y partidos firmaron un Acuerdo Nacional de Paz, por el que se comprometían a promover "la paz, la armonía y la prosperidad" en el período de tránsito a la promulgación de una nueva Constitución democrática y la celebración de elecciones pluralistas.

1992: 17 de marzo, un referéndum, última consulta "sólo para blancos", aprobó con el 68,7% de los votos el proceso de reformas iniciado por de Klerk.

1993: recibe el Premio Nobel de la Paz.

1994: 27 de abril, “Día de la Libertad”, Sudáfrica celebra sus primeras elecciones multirraciales.

1995: campeonato mundial de rugby (25 de mayo al 24 de junio), oportunidad recibida por Sudáfrica para regresar a los campos deportivos internacionales. Sucede la historia que relata la película. La final se disputa entre Nueva Zelandia y Sudáfrica. 26 de julio, Mandela, en aras de la unidad nacional y la reparación histórica, convoca por decreto-ley una Comisión de la Verdad y la Reconciliación (TRC) para elucidar las masivas violaciones de los Derechos Humanos cometidas durante el apartheid, aunque de sus conclusiones no podrían derivarse consecuencias penales con carácter vinculante.

1999: 16 de Junio, culmina su mandato presidencial.

2000: julio, XIII Conferencia Internacional sobre el sida, celebrada en Durban. Se distancia de la anticientífica –y universalmente censurada- postura de Mbeki y varios miembros de su Gobierno, que rehusaban distribuir los caros fármacos antirretrovirales (ARV) entre los cinco millones de sudafricanos infectados por el HIV porque “creían que el sida no tenía un origen vírico”.

2003: París, II Conferencia Internacional de la Sociedad Internacional de Sida (IAS, según sus siglas en inglés). Sólo el 5% de los infectados en el mundo recibe atención adecuada. En la apertura, Nelson Mandela reclamó medicamentos a "precios razonables".

2004: junio, Mandela anuncia su retiro de la vida pública con las palabras: “No me llamen, yo los llamaré”. Bangkok, 15 julio, XV Conferencia Internacional sobre Sida. El líder sudafricano Nelson Mandela urgió a los líderes mundiales a aportar más dinero a la lucha contra el VIH/sida y contra la tuberculosis en la reunión mundial especializada que se celebra en la capital de Tailandia; presenta su Campaña Mundial 46664 que se concentra en crear conciencia internacional sobre la enfermedad, y defenderá y colaborará con trabajos de cuidado, tratamiento y prevención, así como con la recolección de fondos tan necesarios con ese fin. El número recuerda su identificación en prisión en la isla Robben. Mandela, sufrió tuberculosis en la cárcel.

Relación entre deporte y política: de su uso en las dictaduras y la democracia

Ya sea el futbol, el rugby, el automovilismo o el tenis, los deportes tienen una marcada relación con la política. Los deportes crean un espacio de intercambio social y político que sirve de canal a la expresión de la gente y al mismo tiempo se presta para la explotación de las autoridades, quienes reconocen su potencial social.

En Chile, la relación entre el fútbol y la política, aunque existió desde siempre de mil maneras, se hizo más patente durante y después de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1989). Los años de represión de la dictadura influyeron la historia futbolística chilena y esta influencia sobre el fútbol se manifestó en varios aspectos. Primero, el trato de la dictadura afectó el valor simbólico de la pertenencia a los clubes en Santiago y en parte causó la formación de las barras bravas tal como se las conoce hoy. Segundo, el régimen reestructuró y transformó cualitativa la antigua asociación entre clase social y “pertenencia” a un club. Tercero, nuevas maneras de expresión cultural aparecieron bajo Pinochet y se siguieron manifestando en los años después de la dictadura. Cuarto, la dictadura provocó problemas de represión en la línea que divide expresión y control social. Finalmente, la dictadura de Pinochet cambió sustancialmente la configuración y la imagen de la identidad nacional. En estos cinco temas, el fútbol afecta la política mientras la política afecta el fútbol.(4)

En Chile, la dictadura impuso una nueva manera de vivir, y muchas personas huyeron del país para salvarse del peligro de la dictadura. En la época de Pinochet, “The anti-Marxist fervor ravaged friendships and family relations; marriages collapsed and sons were disinherited… More than seven thousand civilians were herded into the National Stadium, where, as many detainees later described, they were brutally interrogated in rooms beneath the bleachers. Some survivors watched fellow prisoners being marched out of sight, then heard bursts of heavy gunfire nearby, and never saw the men again.”(5) Miguel Zúñiga citado por Poolman dice que en las semanas después del golpe, la dictadura usó el Estadio Nacional por un tiempo corto, porque Pinochet y la dictadura no querían afectar las eliminatorias con una imagen mala del país. Dr. Helmut Kaser, FIFA´s general secretary, had visited Santiago in September to assess the situation. Having been entertained and chauffeured by representatives of the Pinochet regime for two days, Kaser declared that he had seen nothing untoward and that the match could go ahead as planned. On visiting the stadium, where so many had come to an untimely end, he had even commented on how nice the flowers looked.(6)

En argentina el peronismo tuvo una fuerte proclividad a resaltar las actitudes nacionalistas en todos los aspectos de la vida social y a favorecer una participación más efectiva de los sectores populares (a quienes estaba dirigida primordialmente la política del gobierno) en el quehacer nacional. Y esto quedó reflejado, entre otras cosas, en la esfera deportiva donde además de verificarse allí una mayor participación popular se lograron una serie de éxitos que ayudaron a consolidar una imagen positiva del deporte argentino tanto dentro de nuestra frontera como hacia fuera.(7) Eugenia Scarzanella describe la manera en que contribuyó el gobierno peronista a la expansión del deporte: "...Corredores de automóviles, maratonistas, boxeadores y futbolistas reciben condecoraciones y favores. Se construyen nuevas canchas e instalaciones deportivas. Para los chicos se distribuyen entradas gratis para los partidos y se organizan campeonatos especiales..."(8)

"Se podría decir que el fútbol ocupa el lugar simbólico dejado libre por la política o por las grandes religiones?" afirma Manuel Vázquez Montalbán; "No ha habido ninguna gran manifestación deportiva de la humanidad que no haya tenido su aprovechamiento político", corrobora Julián García Candau.(9)

El deporte es una manera de ganar el respecto ya sea como deportista o utilizando a estos como intermediarios. Tony Mason describe la importancia de la relación entre el fútbol y los políticos específicamente en América Latina: “When reigning monarchs and republican presidents patronize football they are both acknowledging its cultural importance in their society and adding to it. They are both offering support to football and displaying their own authority as they present the cup to the winning team… But in South America the relationship between politicians and football has often been much stronger than that. Military governments in particular have employed a well-tried mixture of repression, bread and circuses in order to control their peoples, and football has played a leading role in the circus”.(10)

Tiene razón Mason al afirmar que el deporte es una manera de ganar el respecto que difícilmente algunas personas encuentran en otras esferas. En 1990 Camerún, Roger Milla, la estrella del equipo Argentina, dijo que la imagen que él más atesoraba era la de Paul Biya, el presidente del Camerún, sacudiendo las manos con otros jefes gobierno después de la victoria argentina. Más recientemente en Argentina, el presidente de un club de fútbol quiso usar su posición para iniciar una carrera política. “El gobierno de Francia, por su parte, usó la imagen de la selección nacional en 1998 para intentar unir las razas en Francia. El presidente Jacques Chirac mostró la selección multirracial como una buena representación del país para combatir la popularidad de unos rivales políticos de la ultra-derecha y anti-inmigración, liderados por el Frente Nacional de LePen”.(11)

Los políticos conocen la importancia que tiene el hincha deportivo, esto lo relata muy bien Eduardo Galeano: “El fanático llega al estadio envuelto en la bandera del club, la cara pintada con los colores de la adorada camiseta, erizado de objetos estridentes y contundentes, y ya por el camino viene armando mucho ruido y mucho lío. Nunca viene solo. Metido en la barra brava, peligroso ciempiés, el humillado se hace humillante y da miedo el miedoso. La omnipotencia del domingo conjura la vida obediente del resto de la semana, la cama sin deseo, el empleo sin vocación o el ningún empleo: liberado por un día, el fanático tiene mucho que vengar”.(12)

El fanático igualmente juega un juego con el equipo adversario y con los hinchas del equipo contrincante. “No existís, el grito de guerra que acompaña al aguante, es otra de las marcas que podemos asentar en el debe de la dictadura militar. Negar la existencia del otro, lejos del contrato tolerante de una sociedad democrática, implica aceptar que el otro puede, simplemente, desaparecer, ser suprimido; o lo que es peor, que debe ser suprimido. Esto, claro, es contrario a un dato básico de la cultura futbolística, que exige otro permanentemente: cuando el equipo rival se va al descenso, los hinchas festejan, pero también ansían su retorno, porque su presencia es garantía de la propia identidad. Pero además, que el “no existís” sea tan aceptado y practicado, sin ninguna crítica o autocrítica, nos habla de un contexto donde la muerte del otro es legítima. Si el otro no existe, hacer que deje de existir de una vez por todas no está tan mal”.(13)

El deporte y la política requieren de estrategia. Tengo la convicción de que si Max Horkheimer estuviera vivo escribiría una “Crítica de la razón estratégica” afirma el candidato presidencial, ex alcalde de Bogotá y ex rector universitario Antanas Mockus. Según este matemático, filósofo y político, “la racionalidad estratégica pretende reinar en la economía del mercado y en la competencia política, entre individuos y organizaciones, y en la pugna y cooperación entre Estados. La racionalidad estratégica puede exacerbar los procesos de instrumentalización, privilegia la ética de los resultados, promueve los imperativos de eficacia y eficiencia, pero adicionalmente se apoya en un conocimiento inteligente y dinámico del otro y con ello busca ajustar el cálculo de sus propias jugadas a las posibles jugadas del otro. También exacerba y naturaliza la oposición ellos/nosotros (la naturaliza porque en la operacionalización -principalmente vía teoría de juegos- la incorpora como premisa y la vuelve rutinaria). La racionalidad estratégica agrava casi inevitablemente la percepción de riesgos, moviliza y racionaliza el miedo, y obliga casi inevitablemente (y especialmente a los más poderosos) a actuar considerando de manera preventiva el peor escenario o (lo que casi siempre es lo mismo) el escenario en que el “otro” o los “otros” son peores2. Una de las expresiones de la hegemonía de la racionalidad estratégica es el ataque preventivo. Obviamente hay una simetría dolorosa (una mutua justificación y una imbricación práctica) entre quienes están dispuestos a hacer todo por ganar y quienes están dispuestos a perderlo todo con tal de impedirle al otro ganar”.(14)

Mandela, la disolución de conflictos y el deporte

Para conseguir usar el deporte como estrategia Mandela, ya se había dado cuenta en la cárcel de la importancia que éste posee: “el deporte tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas... Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar las barreras raciales”. Mandela conocedor de ello hizo todo lo posible para que el rugby ejerciese esa función. No era una tarea fácil, porque en Sudáfrica durante los años del apartheid, el rugby fue el reducto deportivo de los blancos afrikaners. Su estrategia fue atraer a los blancos a la reunificación y para ello era necesario convertir el equipo de los Springboks, la selección nacional de rugby, en el símbolo de todo el país.

Mandela aprovechó que en 1995 se celebró en Sudáfrica la Copa del Mundo de rugby y la presencia de las mejores selecciones como una oportunidad para lanzar una campaña de apoyo a su selección, se ideó el slogan “Un equipo, un país”- slogan que se fue convirtiendo rápidamente en la nueva realidad social de Sudáfrica, evitando así la previsible guerra civil.

Mandela tuvo clara la importancia de tener un ícono, sabía que era necesario porque su propia historia personal lo reafirmaba en la idea de que las sociedades necesitan de símbolos, de mitos, de proezas, de héroes y de sueños. Su gran estrategia no estaba orientada a los moderados blancos y negros pues estos ya tenían clara la necesidad de alcanzar la paz social; la estrategia se orientaba a los grupos extremistas de ambos bandos, dispuestos a la violencia y a no permitir la estrategia de la pacificación. Comenzó por los lugares apartados, por los pequeños pueblos, consiguiendo el fervor de los niños por un equipo que consiguió llegar a la final, y que la ganó en un partido épico contra la que hasta ese momento era conocida como mejor selección del mundo, los temidos All Blacks de Nueva Zelanda. “Mandela había conseguido lo más difícil: unir en una misma ilusión a dos partes aparentemente irreconciliables”.(15)

Mandela fue un visionario al comprender la importancia del rugby para lograr que blancos y negros olvidaran rencores y construyeran una mística nacional. El rugby en Sudáfrica era un deporte de blancos, allí los negros jugaban al fútbol. Aun cuando por sus condiciones, ni los blancos se destacaban en el rugby ni los negros en el fútbol.

Él mismo en la experiencia carcelaria y en su propia enfermedad se convirtió en un símbolo de la capacidad del ser humano de ver más allá de su propio sufrimiento. Pero también reconoció la importancia que tiene la reconciliación, el tender una mano a quien se presenta como el enemigo, en este caso a la minoría blanca que lo había encarcelado. Albertina Sisulu le dijo a Alejandra Martins, de la BBC, refiriéndose a Mandela: "Cuando salió de la cárcel y nos habló de reconciliación nosotros pensamos: Esto es una locura. No podemos reconciliarnos con criminales, que asesinaron a nuestros hijos, que mataron a prisioneros en las cárceles… Mandela convocó a una reunión en la que nos dijo claramente: 'Nuestro pueblo ha muerto innecesariamente. No queremos un baño de sangre. Porque la única sangre que correrá será la del hombre negro'. Fue entonces que entendimos que quería decir con reconciliación", agregó ella.

Según el historiador Anthony Sampson, biógrafo de Mandela, "los blancos estaban aterrorizados de que una vez que saliera de la cárcel, Mandela llamara a la mayoría negra a marchar a Pretoria y a desmantelar por la fuerza el gobierno blanco. Pero, a medida que comenzaron a tener contactos con él, se dieron cuenta de que era un ser humano increíble, abierto al diálogo, que básicamente les tendía una mano". Mandela siempre había dejado en claro que el enemigo era la supremacía blanca, no los blancos. En un gesto que volvió a sorprender a los sudafricanos, Mandela decidió organizar un encuentro y físicamente tender una mano a Betsie Verwoerd, la viuda de Hendrik Verwoerd, el arquitecto del apartheid. El propio ex presidente Pik W. Botha, uno de los responsables del largo encarcelamiento de Mandela, se dio cuenta de que Mandela representaba la única esperanza de una transición pacífica. Botha lo relató así: "Mi primer encuentro con Mandela en libertad fue impresionante y nunca olvidaré sus palabras. En ellas no había amargura o sed de venganza, ni una sombra de odio. En ningún momento, durante su alocución, intentó explotar o mencionar el hecho de que había estado 27 años en la cárcel" (16). Este fue el preámbulo de lo que pudo lograrse con el apoyo a al equipo de rugby.

La única licencia que se dio el director al hacer la película está relacionada con el titulo que da nombre a la misma. Es un hecho real que Mandela conservó durante su estancia en la cárcel un poema de William Ernest Hensley titulado “Invictus”, el cual aparece en el cabezote de este texto, pero no es verdad que en realidad se lo haya entregado al capitán del equipo antes de la disputa de la final contra Nueva Zelanda. La realidad, es que Mandela le dio al jugador un discurso de Theodore Roosevelt. Lo utilizó como un apoyo para que el deportista pudiera darse cuenta de cuál era su misión y le acompañara en su propia misión: lograr el buen orden social. No todos los políticos saben darse cuenta de esta misión. Mandela supo cómo ganarse a la selección sudafricana de rugby, comenzando por el capitán; como parte de su estrategia llegó a memorizar las caras y los nombres de los jugadores de la selección, empleando la misma táctica que utilizaba Napoleón antes de las batallas, que consistía en aprenderse los nombres y circunstancias familiares de algunos soldados y, después, cuando desfilaba, los iba saludando, creando así el concepto de que “el Emperador los conocía a todos”. (17)

Este contacto “personal” es parte de la arriesgada apuesta de Mandela: apoyar el mismo con toda su fuerza moral al equipo nacional y que todos los africanos lo hagan, porque es consciente que los Springbroks, símbolo de los afrikáners y del apartheid, y que para lograr la confianza de los blancos es hora de olvidar agravios y apoyar a un equipo que debe ser de todos, sin distingos de color.

El espectador sale de la sala tan convencido como Matt Damon, capitán del equipo de rugby de los Springboks, de la veracidad de los versos del poema que titula el film: “soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma”. Sin embargo ese no es solamente un discurso político en Mandela es su capacidad de trasmitir esperanza ante la diferencia y el dolor.

Tuve la oportunidad de oír a Mandela en Paris, en el 2003, en la II Conferencia Internacional de la Sociedad Internacional de Sida, logró trasmitirnos a todos los oyentes su solidaridad, su respeto, su voz de aliento y su interés y lucha por una sociedad más justa. Se atrevió a hablar de su hijo viviendo con sida -este aún no había fallecido- y demostró una vez más su compromiso con el respeto de los derechos fundamentales, un compromiso que igualmente se evidenció en los momentos que se relatan en “Invictus”, un compromiso de solidaridad con aquellos que como él estuvieron o están “Atrapados entre las garras de sus circunstancias” porque aun cuando “Mi cabeza sangra, no se inclina… Ya no importa cuán estrecha sea la puerta ni cuantos castigos acumule” pues “Yo soy el capitán de mi alma”.

Un recorrido histórico por el concepto de Capital Social

Manuel Antonio Velandia Mora
Ciencias Políticas

Universidad de Alicante
Alicante, Mayo de 2010

La presente reflexión se hace a partir de un documento soporte entregado en clase a los estudiantes para su lectura y comentario, por el profesor Dr. Canales, durante la asignatura Ciencias Políticas, en la licenciatura de Sociología, en la Universidad de Alicante, denominado “Capital social”(1) , cuyo trascripción se presenta a continuidad:

Existen diversas definiciones de capital social, un concepto que cada vez más es utilizado, no sólo en los ambientes académicos sino también en la esfera de las políticas públicas, sobre todo en el ámbito del desarrollo sostenible. El Banco Mundial lo define como “las instituciones, relaciones y normas que acaban por definir la cantidad y calidad de las interacciones sociales”, Según el Banco Mundial la evidencia ha puesto de relieve que la cohesión social es un factor crítico para alcanzar un desarrollo económico sostenible, y en palabras de organización, el capital social no consiste únicamente en la suma de la instituciones que se encuentran en la base dé una sociedad dada, sino que es también el “pegamento” que hace que estas instituciones se mantengan unidas. La OCDE, por su parte, define el capital social cómo las “redes, junto con las normas compartidas, los valores y los entendimientos que le facilitan la operación en el seno de los grupos sociales y entre los mismos”. (Párrafo uno)

En la mayoría de los casos, el término es entendido como un recurso social para la acción colectiva, que sé crea y acumula a través de las relaciones formales e informales que se establecen entre las personas de una comunidad dada. El término capital social describe en esencia el ambiente social en el qué viven las personas, constituye un recurso colectivo al que se tiene acceso estás, las familias y las comunidades. Algunos elementos qué merece la pena destacar del concepto son las siguientes: (Párrafo dos)


No se trata de un concepto preciso y existen varios debates y discusiones actuales sobre su significado. Sin embargo, parece existir. El consenso en el marco del las Ciencias Sociales entorno a una definición que pone el énfasis en el rol de las redes y las normas cívicas. En general el concepto de capital social se refiere a la coherencia interna social y cultural de una sociedad dada, a las normas y valores que rigen las interacciones entre las personas y las instituciones existentes. (Párrafo tres)


El concepto de capital social resulta muy útil para entender el grado de cohesión social existente en una determinada comunidad y puede aportar ideas muy útiles para entender y aprehender variaciones en características sociales y económicas. (Párrafo cuatro)


El capital social puede ser acumulado cuando las personas interactúan con otras en familia, en vecindarios, en organizaciones y otros espacios formales e informales de encuentro. (Párrafo cinco)

Asevera Echebarría que la noción capital social ha hecho fortuna como uno de los desarrollos conceptuales más prometedores para explicar las causas del desarrollo o del subdesarrollo y proponer alternativas, más allá de las inversiones tradicionales en capital físico o humano. El capital social expresa el valor de prácticas informales de conducta derivadas de valores integradores de relación basados en la reciprocidad y la confianza. El capital social opera en sociedades y comunidades, pero de su conceptualización se puede hacer una extrapolación a las organizaciones, que puedan perfeccionar su funcionamiento a través de la inversión en capital social.(2)

Se alega en el documento soporte que “Existen diversas definiciones de capital social, un concepto que cada vez más es utilizado, no sólo en los ambientes académicos sino también en la esfera de las políticas públicas, sobre todo en el ámbito del desarrollo sostenible”. Realmente el concepto “Capital social” está a punto de cumplir un siglo desde que un autor la definiera. La primera definición de lo que hoy se denomina capital social se puede atribuir, siguiendo a Woolcock, a Hanifan en el año 1916, cuando describe el Capital social como: “esas sustancias tangibles (que) cuentan para la mayoría en las vidas diarias de la gente: denominadas buena voluntad, compañerismo, simpatía y relaciones sociales entre los individuos y las familias que integran una unidad social... Si (un individuo entra) en contacto con su vecino y ellos con otros vecinos, habrá una acumulación de capital social, que puede satisfacer inmediatamente sus necesidades sociales y que puede tener una potencialidad suficiente para la mejora sustancial de las condiciones de vida en toda la comunidad.”(3)

El término "Capital social" no fue retomado hasta la década de 1960 cuando se empezó a usar en teorías de desarrollo económico, dado que proviene de una analogía con el de capital económico.
Siete décadas después de Hanifan, Pierre Bourdieu, con una idea similar a la de Marx con respecto a que el capital constituye la base de dominación, define en 1985 que las “redes permanentes y la pertenencia a un grupo aseguran a sus miembros un conjunto de recursos actuales o potenciales”. Para Bourdieu existen diferentes tipos de capital, de alguna manera intercambiables, básicamente cuatro: capital económico, capital cultural, capital social y capital simbólico, aunque en la práctica no siempre se reconoce incluso se niega, la conexión o la convertibilidad entre ellos. La conversión más poderosa es la transformación en capital simbólico de cualquiera de las otras formas, que de este modo, pasan a ser percibidas y reconocidas como legítimas.(4)

Al ser un capital este puede ser producido por cualquier grupo en capacidad de producir recursos económicos, culturales, sociales y simbólicos, o en las interacciones entre estos grupos. Las clases dominantes son uno de estos grupos. El lugar por excelencia de las luchas simbólicas no es al ámbito donde se enfrentan las clases dominantes y las clases dominadas, se halla más bien en la propia clase dominante. Las luchas por la definición de la cultura legítima que enfrenta a los intelectuales y a los artistas no son más que un aspecto de las incesantes luchas en las que se enfrentan las diferentes fracciones de la clase dominantes para imponer su definición del principio de dominación legítima: capital económico, capital escolar o capital social. Así, pues, contra todas las convicciones ingenuamente darwinianas, la ilusión de la «distinción natural» se basa fundamentalmente en el poder que tienen los dominantes de imponer, con sus existencia misma, una definición de la excelencia. Los discursos sobre el mundo social, aunque se presenten como científicos, constituyen casi siempre estrategias de imposición simbólica.(5)

Como lo afirma el documento base, párrafo tres “No se trata de un concepto preciso y existen varios debates y discusiones actuales sobre su significado”, tal y como se observa en los siguientes autores y definiciones.

Tres años después de Bourdieu, James Coleman (1988), define el Capital social como “los aspectos de la estructura social que facilitan ciertas acciones comunes de los agentes dentro de la estructura”. (6)

Asevera Francis Fukuyama que el término “capital social” fue reincorporado al léxico de las ciencias sociales por James Coleman (1990) en los años ochenta y alude a la capacidad de las personas de trabajar en grupo. El autor considera preferible definir el concepto en sentido amplio y emplearlo en todas las situaciones en que la gente coopera para lograr determinados objetivos comunes, sobre la base de un conjunto de normas y valores informales compartidos.(7)

El Banco Mundial, que en 1994 creó un grupo de trabajo sobre el tema dentro de su unidad de Desarrollo Social. Para el Banco Mundial (1988) el capital social hace referencia a “las instituciones, relaciones y normas que conforman la calidad y la cantidad de las interacciones sociales de una sociedad”.(8) Definición que igualmente aparece en el documento base, párrafo uno, sin cita bibliográfica. Se lee en dicho documento que “Según el Banco Mundial la evidencia ha puesto de relieve que la cohesión social es un factor crítico para alcanzar un desarrollo económico sostenible, y en palabras de organización, el capital social no consiste únicamente en la suma de la instituciones que se encuentran en la base dé una sociedad dada, sino que es también el “pegamento” que hace que estas instituciones se mantengan unidas”.

Robert Putnam (1993, 1996), lo delimita a tan solo algunos de los aspectos organizacionales, es decir como “los aspectos de las organizaciones sociales, tales como las redes, las normas y la confianza que permiten la acción y la cooperación para el beneficio mutuo (desarrollo y democracia)”. (9)

La OCDE lo define, en su informe The Well-Being of Nations: the role of human and social capital (2001) como “las redes junto con normas, valores y opiniones compartidas que facilitan la cooperación dentro y entre los grupos.(10) Idea que igualmente se ubica en el documento base, párrafo uno, sin cita bibliográfica.

Narayan y Pritchett (2000) proponen una definición: “sea una “sociedad” constituida por N nodos distintos (los cuales pueden ser hogares, si se ignoran las relaciones intrahogar, o individuos). Entre dos nodos i y j hay una conexión direccional (no necesariamente simétrica) que puede llamarse la intensidad de una relación social dada entre i y j. Esta relación social puede ser desde una disposición o actitud (por ejemplo, un sentimiento de mutua confianza, una buena voluntad para posponer la reciprocidad en el cumplimiento de las obligaciones), a una identificación de parentesco, étnica o de grupo social culturalmente definida y construida (por ejemplo, primos, tribu o clan), hasta una unión o vínculo social adoptado voluntariamente (por ejemplo, un amigo o un miembro del mismo club de voluntarios). En esta abstracción de la sociedad una definición general de “capital social” es una cierta agregación de las relaciones entre los nodos.(11)

A partir de diversos trabajos sobre el estado del arte, que se prepararon con ocasión de la Conferencia CEPAL (2001), es posible observar que hay dos dimensiones o ejes principales en que se pueden alinear las distintas formas de abordar la definición del concepto. La primera dimensión se refiere al capital social entendido como una capacidad específica de movilización de determinados recursos por parte de un grupo; la segunda, se remite a la disponibilidad de redes de relaciones sociales. En torno de la capacidad de movilización convergen dos nociones especialmente importantes, como son el liderazgo y su contrapartida, el empoderamiento. En la dimensión de los recursos aparecen implicados la noción de asociatividad y el carácter de horizontalidad o verticalidad de las redes sociales.(12) Estas características han dado origen a la distinción entre las redes de relaciones en el interior de un grupo o comunidad (bonding), las redes de relaciones entre grupos o comunidades similares (bridging) y las redes de relaciones externas (linking). (13)

En todas las definiciones anteriores es común para la ida de capital social “el rol de las redes y las normas cívicas”, el peso que se le da a “la coherencia interna social y cultural”. El Banco Mundial es la única definición que hace referencia a las “normas y valores que rigen las interacciones entre las personas y las instituciones existentes” (Párrafo tres).

Sostienen Alberdi y Pérez de Armiño, que ciertos autores, como Harriss y De Renzio (1997), han formulado varias críticas a las concepciones del capital social de Putnam y del Banco Mundial, como las que siguen: a) La existencia de redes y normas que favorecen el intercambio económico no garantiza que éstas favorezcan la democracia: lo bueno para los mercados no tiene por qué serlo para la democracia. b) El capital social no siempre es positivo, puesto que redes y organizaciones como las mafias son perniciosas para la mayoría de la sociedad. c) El término “capital social” es impreciso y da lugar a malentendidos, pues se utiliza en referencia a contenidos bastante diferentes (vínculos familiares, organizaciones sociales, relaciones entre sociedad civil y Estado, marco político e institucional, normas sociales, etc.). d) Según cuál sea el concepto de capital social del que se parta, los proyectos orientados a incrementarlo pueden contribuir a reducir las desigualdades estructurales en las relaciones de poder, pero a veces también a incrementarlas.(14)

En entrevista a ABC España, Fukuyama define Capital social como “la habilidad de la gente para trabajar en grupos, juntarse en torno a valores y normas compartidos. Es la tercera forma de capital, junto al capital físico y el capital humano. El capital social nace de la capacidad para relacionarnos socialmente, ser capaces de confiar en otras personas o tener normas comunes de honestidad y reciprocidad”(15). Francis Fukuyama, en “El Fin de la Historia y del último Hombre, Confianza, las Virtudes Sociales y la Creación de la Prosperidad”, cree que "la vitalidad del [capital social] es esencial para el funcionamiento del mercado y la democracia".

Para Fukuyama, el Capital social es “aquello que permite que los individuos débiles se agrupen para defender sus intereses y se organicen en apoyo de sus necesidades colectivas; el gobierno autoritario, por el contrario, prospera en función de la atomización social. Si se quiere que la democracia liberal sea el contexto en que la mayoría de los países en desarrollo procuren promulgar sus políticas y estimular el crecimiento, entonces el capital social resulta decisivo para la fortaleza y estabilidad de ese marco político. Las democracias más vigorosas y bien consolidadas se hallan en mejor situación de encarar los desafíos del desarrollo (…) El capital social es una manera utilitaria de mirar la cultura. La cultura tiende a considerarse como un fin en sí misma, lo que es innegable, o como una forma de expresión creativa. Pero también desempeña un papel funcional muy importante en toda sociedad, ya que es el medio por el cual grupos de individuos se comunican y cooperan en una gran variedad de actividades. Si bien nos resulta difícil juzgar la cultura como un fin en sí mismo, la funcionalidad de la cultura en términos económicos es algo mucho más mensurable (…) El concepto de capital social sitúa a las políticas e instituciones en su contexto cultural adecuado, y nos evita albergar ciertas expectativas ingenuas de que una fórmula política relativamente sencilla conduzca inevitablemente al crecimiento económico”.(16) La definición de Fukuyama además es útil para entender el grado de cohesión social existente en una determinada comunidad (documento base, párrafo cuatro).

Entender el desarrollo requiere de enfoques holísticos, sistémicos complejos y recursivos. Morin, Prigogine, Capra, Drucker, Fukuyama, Habermas, Luhmann, Maturana, Varela y otros, son algunos de los nombres que comienzan a estar detrás de un nuevo paradigma, afirma Boisier, quien se pregunta ¿Y si, como se sugiere abiertamente en el título de este documento, el desarrollo no sea alcanzable mediante la sumatoria de acciones, sino mediante una simultaneidad que lo haga surgir, que lo haga emerger? ¿Adónde nos lleva esto? La respuesta es en principio simple: si así fuese, habría que repensar el desarrollo (el proceso y su estado de realización en cualquier momento) a la luz de un marco de razonamiento más sistémico. Concretamente habría que reflexionar y trabajar el tema desde la perspectiva de la teoría de sistemas.

Desde una perspectiva sistémica, Manuel Velandia, autor de este texto, define al Capital social (18) como:
La emergencia de las interacciones, interafectaciones e interdependencias o diversas formas de vinculación que se suscitan en la relación social entre personas, grupos, instituciones, asociaciones, organizaciones o cualquier otro tipo de organizaciones sociales que como redes sociales, establecen lazos de parentesco, comunitarias, formales e informales, organizaciones sociales de base comunitaria, etc., a partir de vínculos sociales adoptados voluntariamente, que como consecuencia mejoran sustancialmente las condiciones de vida en toda la comunidad. Con el Capital Social las redes sociales obtienen o generan beneficios en forma de flujos de solidaridad, capacidad de defensa de intereses y derechos, obtención de información y creación de vínculos que son determinantes en el momento de tomar decisiones, actuar como individuos o miembros de un colectivo, bajo criterios solidarios de actuación y redirección como lo son la confianza , la voluntariedad, el altruismo, el respeto, la solidaridad, la honestidad y la reciprocidad, como también para establecer redes de relaciones intragrupales, intra niveles de actuación y de servicio o intracomunitarias, redes de relaciones entre grupos o comunidades con objetivos, misiones y visiones similares para su quehacer socio-comunitario y las redes de relaciones externas”.

Notas:
1. Copia mimeografiada. Sin fuentes.


2. Echebarria Ariznabarreta, Koldo (2007). Capital social, cultura organizativa y transversalidad en la gestión pública. www.flacso.cl/getFile.php?file=file_4bbf77eee7953.pdf

3. Hanifan, (1916). Pág. 130. En: Woolcock, Michael; Narayan, Deepa (2000) “Social Capital: Implications for Development Theory, Research, and Policy” The World Bank Research Observer, vol.15, nº.2, pp.225–249. August 2000.

4. Bourdieu, Pierre (1988). La distinción. Criterio y bases sociales del gusto, Taurus, Madrid. 1988: 251, 311.

5. Fernández, J. Manuel (2005).La noción de violencia simbólica en la obra de Pierre Bourdieu. Cuadernos de Trabajo Social 30, Vol. 18 (2005): 7-31. http://revistas.ucm.es/trs/02140314/articulos/CUTS0505110007A.PDF

6. Coleman, James S. (2000). Social Capital in the creation of Human Capital. En: Dasgupta, Partha, Serageldin, Ismail (eds) Social Capital: A Multifaceted Perspective (Washington, D.C.: The World Bank): 13-39.

7. Fukuyama. Francis (2003). Capital social y desarrollo: la agenda venidera. En: Atria, Siles y otros. Compiladores (2003). Capital social y reducción de la pobreza en América Latina y el Caribe: en busca de un nuevo paradigma. Comisión Económica para América Latina y el Caribe/ Universidad del Estado de Michigan. Santiago de Chile, enero de 2003. http://www.grupochorlavi.org/php/doc/documentos/capitalsocialr.pdf#page=579

8. Coleman, James S. (2000). Social Capital in the creation of Human Capital. En: Dasgupta, Partha, Serageldin, Ismail (eds) Social Capital: A Multifaceted Perspective (Washington, D.C.: The World Bank): 13-39.

9. Putnam, Robert (2000) “Social Capital: Measurement and Consequences”. Kennedy School of Government, Harvard University. Paper presented at Symposium on the Contribution of Human and Social Capital to Sustained Economic Growth and Well Being, Quebec. March 2000.

10. OCDE (2001). The Well-being of Nations. The role of Human and Social Capital.

11. Narayan, Deepa, Pritchett, Lant (2000) “Social Capital: Evidence and Implications” En Dasgupta, Partha, Serageldin e Ismail (eds) Social Capital: A Multifaceted Perspective (Washington, D.C.: The World Bank): 269-295.

12. Atria, Raúl (CEPAL); Siles, Marcelo (MSU); Arriagada, Irma (CEPAL); Robison, Lindon J. (MSU); Whiteford, Scott (MSU). Compiladores (2003). Capital social y reducción de la pobreza en América Latina y el Caribe: en busca de un nuevo paradigma. Comisión Económica para América Latina y el Caribe/ Universidad del Estado de Michigan. Santiago de Chile, enero de 2003. http://www.grupochorlavi.org/php/doc/documentos/capitalsocialr.pdf#page=579

12. Coleman, James S. (2000). Social Capital in the creation of Human Capital. En: Dasgupta, Partha, Serageldin, Ismail

12. Woolcock, Michael (1998), “Social capital and economic development: toward a theoretical synthesis and policy framework”, Theory and Society, vol. 27, Nº 2. Pp. 151-208

14. Alberdi, Jokin, Pérez de Armiño, Karlos (2005). Capital social. En: Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo. http://dicc.hegoa.efaber.net/listar/mostrar/29

15. Rodríguez, Pedro (2000). Ideas de Fukuyama. En: Periódico ABC, España. 15 de abril de 2000. Washington. http://presencias.net/indpdm.html?http://presencias.net/miscel/ht4023.html

16. Obra citada. Fukuyama. Francis (2003).

17. Boisier, Sergio. ¿Y si el desarrollo fuese una emergencia sistémica? Gobernación del Huila, Colombia; Departamento Administrativo de Planeación/ Consejo Departamental de Ciencia y Tecnología – CODECYT. http://www.gobhuila.gov.co/cms/images/stories/file/codecyt/BOLETINES%20INFORMATIVOS/SI%20el%20desarrollo%20fuese%20una%20emergencia%20sistemica.pdf

18. Velandia Mora. Manuel Antonio (2006). Capital social y perspectiva sistémica. Universidad Cooperativa de Colombia. Facultad de Sociología. Bogotá.