domingo, 20 de febrero de 2011

Para crecer he nacido

Una de las grandes maravillas del ser humano es su capacidad para transformarse

Por Manuel Antonio Velandia Mora
España, febrero 2011


En la medida en que avanzan las investigaciones sobre el cerebro es cada vez más evidente que para reconocerse a sí mismo, reconocer a los demás, reconocer el entorno en que nos movemos y se mueven,  transformarse a sí mismo y apoyar la transformación de otros y del entorno,  es cada vez más necesario formarse. 

El ser humano tiene una manera particular de trascender pero no todos conocemos estas posibilidades y mucho menos conocemos cómo transformarla para nuestro beneficio como también el de las personas con quienes nos relacionamos.
Durante mucho tiempo la cultura, la sociedad y las instituciones educativas se han encargado de formar nuestra intelectualidad, aun cuando es evidente que también somos emocionales. Conocer-se implica conocer nuestra propia emocionalidad, crecer implica llevar las riendas de nuestras emociones ya que ellas generan nuestras explicaciones del mundo y también nuestras vivencias cotidianas.
La palabra Coaching procede del verbo inglés “to coach” que se traduce “entrenar”. Coaching es  un método que consiste es conocer un fundamento conceptual, aprender a darle uso en sí mismo y para otras personas y desarrollar experticia en dicho manejo.
En la propuesta sistémica de pensamiento cada persona es en sí misma un sistema en relación con otros sistemas (personas, grupos, territorios) con los que conforma un macrosistema o red que se hace fuerte en la medida en que sus relaciones son más estables. Dicha estabilidad es dinámica, es decir, no es rígida, sino que se hace móvil debido a la dinámica de interconexionalidad no lineal de los elementos que conforman el sistema. Para conocernos y reconocernos como sistema o apoyar a otros en este proceso se requiere cambiar nuestra mirada, de ahí la importancia de cambiar de la parte al todo, pasar de estudiar las estructuras a estudiar los procesos, volcarse de los objetos a las relaciones, cambiar de la jerarquía a las redes, de transformar la concepción de la ciencia.
El Coaching es sistémico porque se basa en aprender a reconocer las emergencias de nuestro actuar y en comprender las interrelaciones, interafectaciones y emergencias que las suscitan. Otros principios de la Teoría de Sistemas son fundamentales en la construcción, explicación y transformación de nuestras relaciones. Se basa en el principio de la co-actividad, que pone un especial énfasis en el diseño de la relación entre el coach (facilitador del entrenamiento) y el usuario, para que éste se fortalezca, aprenda a construir sus propias metas a partir de sus necesidades y logre sus objetivos.
Un camino para comprender la realidad en la que se basa el  Coaching se denomina constitutividad u ontología constitutiva. Esta ruta considera que la persona y sus procesos son  afectados por el contexto en que esta se encuentra; las herramientas que se utilizan para el Coaching, la experticia que se tiene para hacerlo, el interés que se tiene en ver, los conocimientos desde los que observa y la relación que se plantea desde el coach. En consecuencia, su conocimiento está constituido por la conjunción de todos estos aportes.
El lenguaje es la coordinación recursiva del comportamiento, cuando hablamos no solamente describimos una realidad existente, también actuamos. El lenguaje es acción. Puede afirmarse que sobre una misma realidad puede haber tantas explicaciones como sujetos tratan de observarla, razón por la que se habla aquí del multi-verso.  En este sentido, el criterio de validez de lo que se conoce está dado por la efectividad consensual que está determinada por las condiciones de escucha del oyente, o más correctamente de quien escucha la explicación. La efectividad de lo observado es, entonces, un producto concebido en la democracia, de ahí que esta ontología acepta la relatividad de los conocimientos; se afirma pues que hay tantas explicaciones sobre la realidad como seres tratan de explicarla –multi-verso–, con ello se está reconociendo que no somos uni-causales, sino interrelacionados e interdependientes –sistémicos–; se está asumiendo que el lenguaje no es un instrumento, sino que tiene el poder de construir mundos, pero además se está aprendiendo a reconocer las emociones de una manera distinta, como motores de la acción humana.
La mayor fuerza de la ontología del lenguaje se encuentra en la interpretación que proporciona sobre el individuo, dado que lo trata a él y a su mundo como construcciones lingüísticas, ofreciendo con ello una mayor expansión de posibilidades humanas. El Coaching asume al otro como un auténtico otro y valora de manera especial al lenguaje como generador de mundos y a las emociones como motores de la acción humana.
Recientemente los investigadores han llegado a la conclusión de que nuestro cerebro y las emociones determinan la manera de conocer, lo que decidimos conocer y cómo lo explicamos, determinado que más que seres racionales somos seres emocionales que actúan y piensan.
Los rastreos cerebrales médicos, posibles gracias a los avances de la tecnología, prueban que desde el cerebro sentimos, actuamos y pensamos, razón por la que además nuestro cerebro determina quiénes somos y, por tanto, nuestra identidad. Cada proceso que nuestro cerebro realiza se efectúa en un área determinada del mismo y dicho proceso está orientado a una función específica. Una neurona es un bloque constructivo del cerebro que induce a sentir, actuar o pensar disparando impulsos nerviosos a través de ramas de neuronas que están conectadas a otros cientos de ramas que a su vez están interconectadas a otros cientos de ramas y así sucesivamente.
La conciencia de sí y de los(as) demás es la habilidad más grande que hemos desarrollado. El desarrollo de la personalidad nos permite entrar prevenidos a nuestras actividades y pensamientos, ya que sin la conciencia seríamos algo más que robots atravesando por la vida sin emociones. La conciencia está directamente relacionada con nuestras emociones y nos permite apreciar y valorar las cosas de la vida, el amor, la ciencia, a nosotros(as) mismos(as) y a los(as) otros(as).
Partimos de la premisa de que, la mayor parte de nosotros, estamos capacitados para resolver nuestros propios problemas si se nos da una oportunidad, pero que no siempre podemos hacerlo por nosotros mismos y necesitamos que otros nos apoyen. El papel del cohaching no es el de resolver los problemas del otro, sino el de ayudar a encontrar sus propias soluciones, porque no podemos negarle a nadie el protagonismo sobre su propia existencia.
Cada uno de nosotros debe aprender a darse cuenta, a centrarse y a empoderarse en la resolución de sus propias necesidades y entrenar sus  habilidades de escucha activa, para así ayudar/nos a aclarar los pensamientos y emociones y a explorar distintas opciones o soluciones. Cada uno decide lo que puede hacer, a partir de sus propias interpretaciones o diagnósticos y sabe mejor lo que  piensa o siente.
El cerebro es capaz de generar toda una colección de pensamientos, pero es la emoción la que ocupa el centro de nuestra vida; en consecuencia, la vida está regulada por las emociones y la interacción de ellas con los procesos de pensamiento es lo que somos. Más que seres racionales somos seres emocionales ya que en nuestras vidas no hay ningún momento libre de emociones, de ahí la importancia de centrarnos en conocerlas. Trasformar nuestras prácticas implica trasformar las emociones que las generan, pues mientras estas no cambian no se modifica nuestro actuar. Sin encontrar el sentimiento  es imposible explorar nuestro paisaje interno.
Somos seres ecosistémicos, pertenecemos a un tiempo, a una cultura, a una sociedad concreta; tenemos nuestra propia epistemología y desde ella y nuestra particular ontología explicamos, vivimos y nos emocionamos en y frente al mundo. Las emociones son contextuales, por tanto nosotros y nuestro actuar también lo son.
Hay muchos métodos y tipos de coaching. Aquí damos importancia al entrenamiento por medio del taller y a las prácticas supervisadas, sobre otras técnicas. Ello no niega que en algunos momentos se puedan incluir otras estrategias metodológicas.
El cerebro humano está especialmente dotado para la empatía, la afectividad, la curiosidad y la creatividad. Además, según apuntan los descubrimientos neurocientíficos de la última década, es capaz de transformarse y reinventarse a lo largo de toda su vida. ¿Cómo podemos acceder a este poder positivo que encierra el cerebro humano? La inteligencia emocional y social ofrece pautas claras y prácticas que compartiremos en este taller formativo.

FECHAS Y HORARIOS
El curso cuenta con 60 horas de trabajo presencial distribuidas de la siguiente manera:
2 fines de semana de trabajo intensivos (40 horas)
Fecha: 18 al 20 y 25 al 27 de marzo (20 horas de trabajo cada fin de semana).
Trabajaremos viernes de 18 a 22 horas
Sábado de 9 a 13, de 15 a 19 y de 20 a 22 h.
Domingo de 9 a 13 y de 15 a 17 horas.
Y además, 10 sesiones de 2 horas cada una (20 horas de trabajo): las fechas se acordarán entre tod*s los/as participantes.

INFORMACIÓN E INSCRIPCIONES

Llamar a los teléfonos 637493696 o 676067891

Enviar correo electrónico a las direcciones: bha75@hotmail.com o anabio7@yahoo.es 

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