miércoles, 19 de diciembre de 2007

Las homosexualidades: algo más que moda

Manuel Velandia Mora
octubre 2003
Oficina de prensa Candidato al concejo de Bogotá por las minorías sexuales del partido liberal. Nº 25 en la lista 18.

Nunca antes se había hablado tanto de la homosexualidad en Colombia como en los pasados días. El candente debate por los derechos de parejas de personas del mismo sexo llenó horas de radio y televisión, y muchas páginas en los medios escritos.

Fueron diversos los argumentos esgrimidos. Se oyeron los fundamentados en la ignorancia, como los de un reconocido peluquero quien fue el único colombiano abiertamente homosexual declarando en contra del proyecto; o el documento repartido por el Representante a la Cámara Luis Enrique Salas en el que se contradicen todos los planteamientos de la Organización Mundial de la Salud al retomar conceptos propios de los finales del siglo XIX afirmando “el proyecto de ley lo que propicia es la aparición de un tercer sexo en los libros escolares de educación sexual. El tercer sexo sería el ano, al cual se le estarían otorgando usos y funciones contrarias a su anatomía y fisiología… El proyecto obligaría a mostrar las prácticas homosexuales como algo normal dentro de los parámetros morales de nuestra sociedad impidiendo una formación adecuada para los niños y jóvenes en el país”.

Igualmente pudimos oír discursos llenos de sapiencia y experiencia jurídica como los de los ex Presidentes López Michelsen y Gaviria, y los del Senador ponente Carlos Gaviria; u otros llenos de lugares comunes y fundamentados en la ley divina, la ley natural y la ley moral en vez de utilizar la ley civil que es lo que se espera de cualquier senador de la republica en un debate en el Congreso.

Así mismo vimos, por un lado, a los pastores de la iglesia católica quienes desde su doble moral se rasgaron sus vestiduras ante la posibilidad de que se aprobara el matrimonio, se cambiara el concepto de familia o se pensara en adoptar hijos, y por el otro punto de vista, a representantes de los y las directamente afectados quienes hicieron gala de su conocimiento de un proyecto netamente civil, que nada tiene que ver con la amañada lectura de los jerarcas, e hicieron despliegue de su autocontrol para no patear con gusto el trasero de semejantes contrincantes.

Lo más importante de este debate fue darnos cuenta que somos excluidos, ciudadanos de segunda clase sin plenos derechos civiles y sobre todo, reconocer las razones por las que muchos conciudadanos arguyen que no desean vivir cerca de nosotros, pues consideran como un buen número de bogotanos que somos enfermos, antisociales, delincuentes y pecadores,

Los homosexuales, las lesbianas y otras minorías sexuales debemos tomar una posición mucho más activa en la lucha por nuestros derechos, y una forma de hacerlo es a través de la vía política, de tal forma que seamos parte activa en la toma de decisiones sobre lo que sucede en nuestra ciudad. Como sujetos políticos debemos tomar conciencia de los problemas que nos atañen, de las posibles soluciones y velar porque quienes nos representan se abanderen de nuestras causas y necesidades; sin embargo, aun cuando no todos podemos acceder a dichos espacios también es cierto que si podemos decidir sobre quienes deben hacerlo.

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