miércoles, 19 de mayo de 2010

Liderazgo creativo desde la perspectiva sistémica y la ontología del lenguaje

Manuel Antonio Velandia Mora
Ciencias Políticas
Universidad de Alicante
Alicante, Mayo de 2010

 “Cada realidad ignorada relata su propia venganza”.

José Ortega y Gasset

En presente escrito se fundamenta en el video denominado “Liderazgo creativo”, producido a partir de idea y guión de Cesar Díaz-Carrera, teniendo como coguionista a Javier Diez Moro y siendo realizadores Javier Diez Moro y Eva Montejano, bajo la tutoría institucional del IDEC Instituto para el Desarrollo de la Creatividad de Liderazgo.

Cesar Díaz-Carrera relaciona el desarrollo del liderazgo creativo con las Teoría de Sistemas y de la Ontología del Lenguaje, fundamentos conceptuales de gran importancia cuando de explicar el liderazgo se trata. Díaz-Carrera, citando a Warren Bennis, dice que el liderazgo es “el tema más estudiado y peor comprendido de las ciencias sociales” (1); para aproximarme a la comprensión del tema, el objetivo de esta reflexión es el de comprender al líder como un generador de sentido viéndolo a la luz de una epistemología sistémica y una ontología constitutiva.

Estos paradigmas nos remiten por una parte, a la dimensión creativa de la palabra y del líder para engendrar propuestas novedosas, eficaces y valiosas, de ahí se desprende la importancia del lenguaje, especialmente cuando éste es comprendido desde la Ontología del Lenguaje; por otra, a comprender que las emergencias que suscita un líder no son fruto de la casualidad o de la improvisación, sino de las interrelaciones, interafectaciones e interdependencias que se experiencian al interior del o los sistemas en los que el líder ejerce como tal, comprensión que justifica una explicación de orden sistémico.

¿Qué es y para qué sirve la palabra líder? se interroga en el video. Las definiciones son muy variadas, pero desde su origen etimológico anglosajón se puede concluir que un líder es quien puede “Manejar nuestra vida y manejar el entorno”, afirma Díaz-Carrera.

Desde su origen la partícula “lid”, que proviene del latín lis-litis (nominativo y genitivo latinos, respectivamente), significa: disputa, querella o proceso: actuar de manera tal de tener cierta lucidez para separar y distinguir las partes constitutivas de algo o de alguien, de tal manera de remover de ellas las que no son convenientes para su crecimiento y desarrollo, produciendo por este procedimiento cierta queja o dolor. En el líder, entonces, encontramos algunas notas características que pueden seguirse de su significado etimológico. El líder es el que ve, según cierta claridad mental e intelectual, lo que es disfuncional, incorrecto o inadecuado en algunas de las partes constitutivas de algo o de alguien. Este algo o alguien pueden ser una persona, un proceso o una cosa. El líder, además de verlo, lo separa, lo quita y lo poda. De esta manera y según este modo de entender, el líder es el que remueve aquellas partes de las cosas, de las personas o de los procesos que les impiden crecer, desarrollarse y ser genuina y plenamente lo que es o aspiran ser, en forma natural. El líder es un curador de personas y de cosas que no funcionan bien, ya que puede vislumbrar en las mismas lo que les impide progresar, y les ayuda a removerlo, no sin cierto dolor que puede producir quejas.(2)

Si consideramos a la palabra líder como derivando del inglés leader, la cuál es la acepción que toma la Real Academia Española de la Lengua, debemos remontarnos a la consideración etimológica de dicha palabra. Leader significa, en su carácter verbal y en términos generales, guiar por un camino, servir como indicador de ruta y ser un canal o conductor para algo, entre otras acepciones. De esta manera, líder significa, el acto de guiar para avanzar e ir para adelante. Ahora bien, el guía no es solamente el que conoce el camino sino también el que conoce las aptitudes y capacidades de quienes recorren el camino. Por esto, el líder no es solamente el que conoce el camino que le lleva desde el lugar donde está hasta el que desea estar, el camino de la misión, sino también el que conoce en profundidad las aptitudes de sus liderados. Por este motivo, esta etimología nos demuestra la necesidad de tal conocimiento. En esto concuerda también con la etimología latina; sus sentidos son similares. Así las cosas, el líder ha de ser un experto conocedor de la realidad del ser humano, y del camino que desea ayudarle a recorrer. La palabra guía proviene de la antigua raíz indoeuropea weid, que significa ver. Este ver no es sólo superficial, sino profundo y contemplativo, ya que quien guía por cualquier camino de que se trate debe conocer con máximo detalle los menesteres y secretos del mismo. El guía es el que contempla y conoce en profundidad el camino, lo muestra, y ayuda a recorrerlo.(3)

Etimológicamente líder significa piedra cargada de poder, talismán, estrella guía, viajar; alguien con valores que emergen cuando la situación lo demanda, con capacidad de guiar y es alguien que acompaña en el viaje, sostiene Díaz-Carrera, quien también dice que “Las palabras son generadoras de mundos, desconocer el sentido no se puede ignorar”, otra razón adicional para comprender por qué este maestro universitario le da importancia a la Ontología del Lenguaje.

Sobre ser líder los diferentes invitados e invitadas al video consideran que consiste en: saber fijar el proyecto; tener claros unos valores y hacia dónde quiere dirigirse; capacidad de escucha, actitud prospectiva (anticipación: prever y prevenir); coordinación y conjunción de voluntades; trabajo en equipo, capacidad de rodearse en la acción y el compromiso; es la persona que crea las condiciones para que los demás den lo mejor se sí mismos; alguien dispuesto a ayudar a los demás, porque intenta mejorar la realidad; alguien que tiene adiestramiento e invierte en su propia formación para surgir; es contribuir conscientemente al largo proceso de evolución humana. Saber cómo ser líder, saber cómo ser guía es la propuesta del liderazgo creativo.

Díaz-Carrera, propone una “Espiral del liderazgo” con seis pasos necesarios para llegar a ser Líder creativo, a la que denomina “Modelo IDEC”.(4)

1. Visión. Apertura a la paradoja ambivalencia.
2. Cambio. Oportunidad, comunicación.
3. Valores. Pensamientos, acción, decisión.
4. Poder. Efectividad, resultados
5. Autoridad. Eficiencia, influencia
6. Carácter, compromiso, convierte en ti mismo.

Visión

Es la capacidad de fijar un punto de mira; es la tarea a implementar en función de su propia decisión personal; la visión define la realidad con la que el líder orienta a su gente, observa que es mejorable y diseña un proyecto que comparte con los demás.

Max DePree nos alerta de que “la primera obligación de un líder es definir la realidad; la última dar las gracias. Entre ambas el líder ha de convertirse en un servidor y en un deudor. Esto resume todo progreso en el arte del liderazgo”.

El ser humano del nuevo milenio tendrá que convertirse en su propio Líder Creativo, en el protagonista de su propia epopeya épica... La de sobrevivir y aportar al proceso de evolución. ¿Cómo? Desde la apuesta por desarrollar lo mejor de sí mismo, su sello único, su unicidad, por vivir experiencias óptimas “que equilibren sus destrezas (y metadestrezas) con sus metas".(5)

¿Nace o se hace? Sobre todo se hace, responde a su propio interrogante Díaz-Carrera, sostiene que hay una predisposición, que igualmente el líder se ve afectado por el tipo de educación recibida y el ámbito de dominio en que la persona se mueve. Debemos comprenderlo a fondo para construir vidas y personas en la sociedad del conocimiento, afirma. Para los invitados al video, somos esencialmente creativos y por tanto, co-creadores de nuestra propia realidad; convertimos sueños en proyectos y proyectos en realidades.

Liderazgo es la vivencia de la triada adjunta:

Situación:
Debemos conocerla, transformarla en un proyecto. Esto es liderazgo. Para ser líder el carisma no es necesario. La vocación especifica del ser humanos es la acción, se requieren tres estímulos básicos: el tener, el poder y el comprender. Igualmente se requieren tres arquetipos; ser emprendedor, gobernante y sabio.

Cambio:
Viene del futuro, de su visión, de su proyecto transformador. “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella, no me salvo yo”, afirma Ortega y Gasset. Esto nos llevaría a la idea de que el líder es un sujeto social, un sujeto cultural y un sujeto político, y además un ser ecosistémico. Ser propio del tiempo implica conocer la realidad en la que se está inmerso, a ello nos apoya una visión sistémica y la ontología del lenguaje, porque nos permiten comprendernos como unicidad, mismidad, otredad, alteridad, pero también como relacionales, afectantes/afectados y interdependientes y a la vez tan dinámicos como el propio mundo, la realidad en que nos movemos.

Los nuevos problemas requieren nuevas soluciones. Es necesario saber a dónde se quiere ir y el punto de partida que es la realidad en la que estamos inmersos.

Pero por mas que se sea sistémico y se tenga cierta experticia, “vivir una soledad acompañada, no por pérdida de identidad sino por el conocimiento de que las decisiones se toman sólo, por consensuadas que sean” es fundamental para el líder, afirma uno de los invitados.

Se requiere creatividad, ilusión, iniciativa, rebeldía íntima. Todo va de lo más sutil a lo más denso. En la base de todo acto hay una creencia que lleva al líder a crear, a creer, a crecer, las creencias determinan las ideas, estas las acciones y de ellas se desprenden los resultados. Sin determinación, ilusión, compromiso es imposible compaginar los intereses particulares del líder con el potencial creativo de los miembros del equipo. El líder debe saber liderar personas (capital humano), gestionar procesos, avanzar tareas y lograr metas. . La alta dirección combina dos series de habilidades: gerencia y liderazgo.

Las organizaciones deben estar dispuestas a aprender, las organizaciones son sistemas abiertos, redes, conexiones de sistemas.

Valores
El líder para serlo debe cambiar, de acuerdo con las necesidades de su proyecto, en el plano personal, grupal, social. Crearse y recrearse al tiempo que transforma el entorno. Afirmarse en las propias convicciones. Educar es sacar fuera aquello que nos hace únicos (unicidad). Se requiere ser coherente y fiel a los valores. No sólo se transmiten conocimientos, también se enseña lo que uno es; se transmiten actitudes.

Todo líder es aprendiz y maestro, debe formar la sucesión, formar a otros líderes. Para logarlo genera autoconfianza y autoestima, enseña y aprender a manejar con sentido la vida. Cada uno es líder de su propia existencia. Desarrollar el espíritu crítico y sacar las propias conclusiones, no decir qué pensar ni que hacer, aprender a distinguir lo inmediato de lo urgente, a generar sentido y significado de y a la acción: capacidad de discernimiento de los objetivos y prudente.

Pasar de la visión dualista a la visión sistémica requiere:
• Aceptarse como un ser naturalmente creativo.
• Conectarse con tu potencial invisible y conócete a ti mismo.
• Abrirse a crear lo que nunca existió.
• Unirse a otros para crear conjuntamente un futuro posible y plausible

El líder tiene poder
El poder se entiende como la noble ambición de servicio a la comunidad. La autoridad la otorgan los seguidores. Tiene poder quien consigue que alguien haga algo que de otro modo la otra persona no haría. El liderazgo tiene que ver más con la autoridad, con servir a otros que con servirse de otros.

Gerente es quien gestiona desde la eficiencia, controla desde las normas y se focaliza en las tareas rutinarias, en el aquí y el ahora. El líder pone rumbo, orienta hacia la visión, es eficaz, valora lo externo y el futuro. Es focalizado en tareas que exigen agudizar el criterio. Es modelo, un guía capaza de crear nuevos modelos, políticas, metodologías.

El líder debe mandar (dar la mano para elevar al otro, ponerse al servicio del otro) y liderar. Ser un medio para un fin.

Autoridad
Entre el líder y sus seguidores debe existir confianza mutua; debe saber dialogar, proponer y pactar. A los líderes los motivan las grandes causas. El liderazgo es un arte. Max De Pree afirma que “la primera obligación de un líder es definir la realidad, la ultima: dar las gracias”. El líder debe convertirse en un servidor y en un deudor. El líder creativo tiene la capacidad de predecir y anticipar.

Debe aprender a diagnosticar, vislumbrar carencias y posibilidades -lograr apoyos para lograr el éxito; es un puente entre el futuro y el momento actual. El liderazgo es un fenómeno simple y complejo, arte y ciencia, sentados en cualidades personales y en destrezas interpersonales. Se suele explicitar el liderazgo en términos y razones, pero serlo requiere de la cuerda de las emociones. La materialización cooperativa de una visión, el anhelo que queremos ver realizado. Un invitado recuerda “La idea es tuya, el triunfo de todos, el fallo propio”.

Más allá del interesante estudio empírico sobre el “manager” mundial, dirigido por la profesora Rosabeth Moss Kanter de la Harvard Business School, la principal característica del futuro “jefe”, pensamos, es su capacidad para combinar las actitudes y habilidades propias del directivo-ejecutivo, con las del directivo-líder. En otras palabras, es alguien que es a la vez tecnólogo (o meta-técnico) y humanólogo, que -fiel al teorema de Gödel- va más allá de las meras habilidades tecnológicas (no necesita ser un técnico) y de los eruditos planteamientos humanísticos. Conocedor de la persona y potenciador de sus valores, sabe utilizar la tecnología al servicio de la misma. (Max de Pree 1989, Blumen 1996). Es su misión reducir incertidumbres, clarificando opciones.(6) El Líder dota de significado a los acontecimientos; sólo él puede interpretar operativamente el vocablo crisis, no en el sentido de desplome (“break down”) sino en el más dinamógeno de superación (“break through”). Ser líder implica conocer el lenguaje, y usarlo apropiadamente, valerse de él.

Carácter
Díaz-Carrera, se refiere al carácter entendido como el conjunto de rasgos internos que uno decide voluntariamente expresar hacia fuera.

Baste señalar que el modelo de la Espiral del liderazgo no se configura de modo circular o cerrado sino abierto. Llegados al punto de partida tras haber recorrido los seis puntos del modelo y aprovechando la experiencia acumulada, uno está en condiciones de refinar la Visión y pasar punto por punto con otra consciencia.(7)

Los invitados proponen: no todo depende de uno, pero las metas deben ser posibles y utópicas, debe confiar en los demás. Confiar en el otro es la manera de conocer al otro. Sin esfuerzo no hay conocimiento, sin conocimiento no hay objetivos, sin objetivos no se puede ser líder. Transformarse a sí mismo es el camino para ser feliz. Estar abierto a aprender de los demás, ser permeable a los saberes de los demás, Pensar que se tiene la verdad puede llegar a ser el camino al fracaso, se debe estar dispuesto a aceptar explicaciones diversas a las propias. Ello posibilita experiencias, explicaciones, emociones diferentes.

El líder tiende un puente entre un futuro deseable y el presente mejorable por el que todos puedan transitar. Define la realidad estableciendo una ajustada diagnosis de la situación presente, al tiempo que diseña el inspirador escenario futuro: la tierra prometida que, entre todos, han de construir. Y el instrumento articulador del proyecto es el lenguaje. Somos, en efecto, seres lingüísticos, y por tanto simbólicos, vivimos en el lenguaje. El líder deviene así, por mor de su misión, un auténtico meaning maker, un genuino y autorizado generador de sentido. Es decir, de significado y de orientación para la acción en su comunidad de referencia.(8)

ONTOLOGÍA DEL LENGUAJE

La cognición es una explicación de la experiencia de observar construida en el lenguaje, considerando que el lenguaje genera mundos. En éste sentido, el criterio de validez de lo que se conoce está dado por la efectividad consensual que está determinada por las condiciones de escucha del oyente, o más correctamente de quien escucha la explicación. La efectividad de lo observado es, entonces, un producto concebido en la democracia, de ahí que esta ontología acepta la relatividad de los conocimientos; se afirma pues que hay tantas explicaciones sobre la realidad como seres tratan de explicarla –multi-verso–, con ello se está reconociendo que no somos uni-causales, sino interrelacionados e interdependientes –sistémicos–; se está asumiendo que el lenguaje no es un instrumento, sino que tiene el poder de construir mundos, pero además aprendiendo a reconocer las emociones de una manera distinta, como motores de la acción humana.

Por esa posibilidad que tiene el lenguaje de construir mundos es que una palabra dicha por alguien puede transformarnos y hacernos plenamente felices, totalmente tristes o irremediablemente indiferentes; en ello el líder juega un rol decisivo. El verso que decimos o leemos se convierte así en un lenguaje al que podemos entender como generador de mundos. Nuestros encuentros o desencuentros surgen a partir de los múltiples versos que no son más que diferentes expresiones o explicaciones de una misma realidad.

Cuando hablamos del lenguaje como generador de mundos, nos ubicamos en la propuesta de la ontología del lenguaje, dado que se pretende ofrecer una nueva concepción integradora sobre el fenómeno humano, situándose no sólo más allá de los presupuestos del pensamiento moderno, sino trascendiendo las bases de lo que se llama “el programa metafísico”, corriente que ha venido dominando el pensamiento occidental por más de 25 siglos, con importantes representantes como Sócrates, Platón y Aristóteles y, que ha servido de base a la forma lineal como observamos la vida.

La propuesta de la Ontología del Lenguaje no es aislada, dado que hace parte de un movimiento emergente que está impregnando disímiles campos de la cultura y que se relacionan con la filosofía, la historia, la política, lo social, lo económico, pero que indudablemente donde presenta mayores desafíos es en el ámbito de la comunicación, por cuanto nos invita a repensar lo que significa ser humano y además ser líder, situándonos fuera de las bases del programa metafísico.

Esta nueva propuesta ontológica del lenguaje se sustenta en diversos autores, fundamentalmente en Nietzsche, Graves, (filósofos), Echeverría (sociólogo) y Maturana (biólogo), cuyo punto de encuentro ha sido la búsqueda por entender mejor el fenómeno de la vida humana.

En sus postulados Echeverría sustenta la tesis de que “lo social, para los seres humanos, se constituye en el lenguaje. Todo fenómeno social es siempre un fenómeno lingüístico”.(9)

No es posible la comunicación verbal sin el lenguaje, tradicionalmente el lenguaje se ha asumido como una capacidad individual propia de una persona y, se concibe al individuo como precondición del lenguaje.

Velandia, plantea que “Desde la ontología del lenguaje, se postula que éste no es desarrollado por una persona aislada, por el contrario, el lenguaje nace de la interacción social entre los seres humanos y, en consecuencia, es un fenómeno social, no biológico. Por ello decimos que el lenguaje es mucho más que un sistema de comunicación simbólica, no es una capacidad individual, sino un rasgo evolutivo que, basándose en condiciones biológicas específicas, surge de la interacción social.

Y es en esta interacción entre las diferentes personas donde aparece una precondición fundamental del lenguaje: la constitución de un dominio consensual, es decir, que los participantes de una interacción social comparten el mismo sistema de signos (gestos, sonidos, etc.) para designar objetos, acciones o acontecimientos en orden a coordinar sus acciones comunes. Sin un dominio consensual no hay lenguaje, además, no existe otro camino que el del lenguaje; fuera de éste no existe un espacio en el que podamos apoyarnos. Los seres humanos vivimos en un mundo lingüístico”. (10)

No obstante, el sólo dominio consensual resulta insuficiente para producir el fenómeno del lenguaje. Hablamos de lenguaje sólo cuando observamos un tipo particular de comunicación, cuando observamos a los miembros de una especie en la coordinación de la coordinación de acciones, es decir, que el lenguaje es la coordinación recursiva del comportamiento. Un líder debe conocer el lenguaje propio de los microgrupos, grupos, asociaciones de la sociedad civil, agremiaciones, comunidades… con las que se comunica, porque no puede ver comun-unicación si se hablan lenguajes diferentes, dado que es imposible el acuerdo.

Cabe “anotar que los seres humanos no somos la única especie que ha desarrollado éste tipo de sistemas de coordinación de acciones al que se llama lenguaje; varios estudios han demostrado como las abejas, los pájaros o los delfines también lo tienen. Sin embargo, existen dos diferencias radicales entre nuestra capacidad lingüística y la de otras especies: abarcamos un número muy grande de signos consensuales y creamos nuevos, además tenemos la capacidad recursiva del lenguaje humano, es decir, la capacidad de hacer girar el lenguaje sobre sí mismo, estableciendo con ello la base de lo que llamamos la reflexión y la razón humana”.(11) El líder debe conocer los signos consensuales de las personas, organizaciones e instituciones con las que se comunica.

Una vez constituidos como individuos, gracias a la capacidad recursiva del lenguaje humano, podemos observarnos a nosotros(as) mismos(as) y al sistema al que pertenecemos y, estamos en capacidad de ir más allá de nosotros(as) y de esos sistemas. Nuestra posibilidad de reflexión es la que nos permite establecer conversaciones con nosotros(as) mismos(as) y con los(as) demás, acerca de nuevas posibilidades, así estamos en la capacidad de intervenir en el diseño de nosotros(as) mismos(as) y de muchas otras personas”. Los seres humanos somos seres lenguajeantes.

El lenguaje es determinante en el momento de satisfacer necesidades, porque la satisfacción no depende exclusivamente del deseo de satisfacerlas que tenga la persona que realiza las acciones propias del liderazgo creativo, sino también y en muy buena parte, de su capacidad para entender, comprender y asumir al otro como un autentico otro, es decir, no sólo como persona única y permanentemente cambiante, sino también como sujeto cultural. El líder satisface necesidades, porque comprende la realidad y crea alternativas de respuesta a las necesidades propias de cada grupo con el que se reacciona.

Según Velandia, comprendiendo al lenguaje como generador de mundos, “la palabra no comunica sino que la palabra produce una emergencia en cada persona que la escucha y que cada uno (de quienes están común-unicándose) está entendiendo de una manera única y particular (…), cada uno explica, por ejemplo la salud (la enfermedad, el bienestar) de una manera diferente”. (12)

Es aquí donde la ontología del lenguaje se une al pensamiento sistémico. Ya que si no es posible controlar las emergencias, el líder si está en capacidad de comprender, si no todas, algunas de las interrelaciones, interafectaciones e interdependencias que se suceden entre quienes lenguajean.

La comunicación requiere de un gran número de elementos indispensables. Entre ellos se encuentra, para Pinto : reconocer al otro, acoger en un intercambio de confianza, la mirada, conocerse a sí mismo, la autenticidad de los interlocutores, el respeto a la originalidad ajena y propia, el deseo de compartir, la preocupación de hacerse comprender, la actitud de escucha y la atención permanente.

Desde la teoría de Etcheverría, un postulado inicial con relación a la ontología, es que “cada planteamiento hecho por un observador nos habla del tipo de observador que ese observador considera que es (...). Hagamos lo que hagamos, digamos lo que digamos, siempre se revela en ello una cierta comprensión de lo que es posible para los seres humanos y, por lo tanto, una ontología subyacente” (Echeverría, 1996), es decir, que cada vez que actuamos o decimos algo, no sólo se manifiesta el objeto sobre el cual actuamos o decimos, sino que principalmente se manifiesta una interpretación de lo que significa ser humano y, por lo tanto, una ontología. El líder se refleja en el lenguaje que utiliza y por medio de este en las interpretaciones que hace de la realidad.

La mayor fuerza de la ontología del lenguaje se encuentra en la interpretación que proporciona sobre el individuo, dado que lo trata a él y a su mundo como construcciones lingüísticas, ofreciendo con ello una mayor expansión de posibilidades humanas.

Nuestra actual cultura está sitiada por las crisis: de los paradigmas, de los metarrelatos, de las ideologías, de las utopías. Asistimos al fin de una época, que es lo mismo que decir que presenciamos el nacimiento de una nueva era. La humanidad nunca había asistido a tantos cambios culturales de tanta profundidad y magnitud de algunos de ellos y a una velocidad tan acelerada como se aprecia en la actualidad.

Sin embargo, al intentar definir el término cultura nos encontramos con la dificultad, dado que es un concepto difícil de abordar al ser tan polisémico. Pérez (2001) comenta que en la edad media la cultura se relacionaba con el cuidado del cuerpo y el cultivo del espíritu. Posteriormente, en los siglos XVII y XVIII el concepto se relacionó con la lengua, la vida social y el ser humano se consideraba el creador de la cultura. Contemporáneamente, desde las ciencias sociales, la cultura se ha definido como el sistema compartido de valores, normas, costumbres, ideales, símbolos que sirven de referentes de significado de la conducta y el intelecto. El líder es como todo ciudadano un ser cultural, un ser que crea cultura y que está afectado por esta.

A pesar de que el paradigma centrado en la razón ha permeado todos los espacios, incluyendo la comprensión de la cultura, el racionalismo que venía liderando la comprensión de esta ha sido cuestionado actualmente por autores que postulan una integridad sistémica en el estudio de la misma (H. Maturana, E. Morin, R. Echeverría). Ellos han planteando que la cultura se configura en la interacción constante en la tríada compuesta por el emocionar, el lenguajear y la corporalidad.

El líder es un ser cultural propio de su tiempo, para saber qué se afirma con ello debemos comprender la cultura. Maturana y Verden–Zoller expresan que la cultura es “una red cerrada de conversaciones que constituye y define una manera de convivir humano como una red de coordinaciones de emociones y acciones que se realizan como una configuración particular de entrelazamiento del actuar y el emocionar de la gente que vive en esa cultura”. Teniendo como referencia éste planteamiento, la cultura puede entenderse como: una “trama de significados constituida por trasfondos históricos construidos socialmente, que en calidad de metarrelatos modelan y moldean la dinámica emocional desde donde se confiere sentido y significado a las vivencias y que junto con las historias personales, los intereses coyunturales y, los estados de ánimo se realiza en un tipo de redes de conversaciones de la gente que vive esa cultura.(14)

La cultura se constituye en una forma particular de interrelación entre determinado grupo humano, en la que se hace común una determinada manera de emocionarnos frente al mundo, generando así la posibilidad de construir una identidad propia y diferenciándonos de las demás culturas. Este proceso surge de manera natural y espontánea cuando vivimos nuestra cotidianidad aprendiendo el emocionar de los adultos con quienes nos relacionamos.

Sin embargo, aunque toda cultura es un sistema conservador cerrado que constituye a los seres humanos que se encuentran inmersos en ella, estos tienen la capacidad de influir sobre ella para transformarla y cambiar sus habituales redes de conversaciones. Al respecto, Maturana plantea que una cultura surge cuando los seres humanos comienzan a conservar, por largas generaciones, una nueva red de coordinaciones de acciones y emociones como su manera propia de vivir y, en consecuencia, desaparece o se transforma cuando la red de conversaciones que la constituye deja de conservarse.

Plantea Díaz-Carrera: “Si importante es la generación de sentido para evitar la neurosis existencial de las personas, no lo es menos la construcción colectiva de sentido para evitar la anomia y descomposición de nuestras sociedades. Construir sentido se convierte así en eficaz antídoto contra la ley de entropía universal que conduce al deterioro y desaparición última de todos los seres animados y objetos manufacturados. Y por ende en una exigencia fundamental para todo aquél que apueste por la vida. Construir sentido es inyectar orden (entalpía o neguentropía) en un sistema (personal o colectivo) que decaería indefectiblemente dejado a su libre arbitrio”.(15)

ANÁLISIS SISTÉMICO

La teoría de sistemas se basa en la utilización de algunas de las propiedades de los sistemas vivos (Echeverría, 1993; Johansen, 1998; O´Connor, Joseph y Mc Dermott, 1998), tomando como base la propiedad denominada complejidad dinámica. Para interpretar la complejidad utilizo otras tres propiedades de los sistemas vivos: interrelación, interafectación e interdependencia. Un cuarto elemento se tiene en cuenta para el análisis y es otra propiedad de los sistemas denominada emergencia.

De la realidad muchas veces el líder no ve esas relaciones, afectaciones y/o dependencias, solamente logra vislumbrar emergencias, de ahí que sea necesario comprenderlas, porque la realidad es sobre todo complejidad dinámica.

Complejidad dinámica

Es aquella en la que los constituyentes de un sistema se relacionan unos con otros de muchas formas distintas. No es necesariamente cierto que cuanto menor sea el número de componentes más fácil sería manejarlos y comprenderlos, todo dependerá de su complejidad dinámica; al añadir un componente nuevo a un sistema surgen nuevas conexiones entre éste y las partes existentes. Estas relaciones añaden complejidad al sistema. Al agregar una parte a un sistema el número de conexiones se incrementa exponencialmente. Se hace necesario diferenciar las complejidades: una complejidad simple es la que existe, por ejemplo, en un rompecabezas; está compuesta por muchas partes, estas se relacionan, pero suele haber formas de simplificar, agrupar o organizar este tipo de detalle de tal manera que tan sólo exista un único lugar para cada pieza, por tanto, sus conexiones son limitadas.

En la complejidad dinámica, cada parte, por pequeña que sea, puede influir en el conjunto del sistema, en consecuencia todas las partes son dependientes entre sí y mantienen una interacción recíproca. En cuanto más cambien de estado los componentes de un sistema y formen alianzas o conexiones, mayor será la complejidad de éste. Bajo este principio es que actúa el líder.

Los sistemas tienen una identidad en virtud del tipo de relaciones que establecen y en las cuales están inmersos y, de las propias e inherentes particularidades que nos permiten distinguirlos de los demás sistemas y que los determinan como tal. La realidad y el conocimiento se conciben como sistema de relaciones.

Las relaciones se construyen en redes. El líder hace parte de la trama de la red. La red es una comunidad de personas que se conectan por diferentes vías para compartir información, conocimiento, órdenes, etc., con el objetivo de sacar adelante la empresa que las reúne. Esta empresa puede ser una organización real o virtual y la variedad de redes pueden ir desde una muy puntual como un grupo de amigos, pasando por todas las más caprichosas formas de organización. La condición exclusiva es que el colectivo que la conforma se considere organizado dentro de la misma.

Analizaremos tres tipos de relaciones (desde las propiedades de los sistenmas): interrelación, interafectación e interdependencia.
Interrelación
Conexión o enlace entre dos o más elementos de un sistema. En esta conexión no sólo se enlazan los elementos, sino además todas sus propiedades.

Interafectación
Afectar significa hacer impresión en alguien o algo, causando en él o en ello alguna sensación. Hay interafectación cuando dos o más elementos que se relacionan en un mismo sistema tienen una afectación mutua. Cabe recordar que desde la propuesta conceptual de las emociones como motores de la acción humana, el líder como cualquier otro ser humano es un sujeto emocional, más que un sujeto racional. Las emociones, los pensamientos y las acciones se moldean mutuamente. Somos lo que puede hacer nuestro cerebro.

Interdependencia
Dependencia es la subordinación que tiene un elemento, hecho o persona a un poder externo cuya energía es necesaria para la dinámica interna o relacional del mismo. Hay interdependencia cuando dos o más elementos que se relacionan en un mismo sistema requieren mutuamente de sus energías.

En el cruce de los tres óvalos aparece un cuarto elemento; la emergencia, aquello que aparece del sistema, que es generalmente lo que más fácil se capta a primera vista o que aun cuando se observe o analice con detenimiento no se ve o no se capta, pero que puede ser tomado como indicio y ser abducido.

Emergencia
Son las propiedades esenciales de un organismo, sistema viviente o red social, dichas propiedades lo son del todo ya que ninguna de las partes, como tales, las posee. La emergencia puede explicarse como una propiedad de todo sistema, dado que éste funciona como un todo integrado e integrador y tiene propiedades distintas a las de las partes que lo componen. Estas propiedades del todo se denominan emergentes.

No se pueden explicar las propiedades emergentes de un sistema descomponiéndolo y analizando cada una de sus partes, ya que las emergencias tan sólo aparecen cuando el sistema actúa como unidad plena. Estas propiedades son destruidas cuando el sistema es diseccionado física y teóricamente.
Siempre que hay interrelación hay afectación y dependencia; siempre que hay interafectación es porque hay relación y dependencia; siempre que hay interdependencia es debido a que hay relación y afectación. Esta condición hace que haya un permanente entrecruzamiento de todos los elementos de un sistema o de los diferentes sistemas que se relacionan entre sí; a dicha forma de vinculación se le denomina red, que es el espacio vincular en el que se mueve el líder, ya sean organizaciones, instituciones o grupos familiares, en todo caso aglomerados en los que las personas se relacionan.

La red conlleva el ejercicio de la corresponsabilidad que se evidencia a partir del reconocimiento mutuo de sus miembros. El vínculo se establece en el ejercicio pleno del reconocimiento recíproco del otro como digno, autónomo y sujeto de derechos. El líder debe velar por dicho reconocimiento y ser él un pleno ejemplo de ello. Además, de reconocer en sí mismo estas condiciones y además asumirse como sujeto de obligaciones. En el común-unicarse se encuentra la esencia de la red. La común-unicación implica hacer propias las necesidades del otro a partir del entendimiento y aceptación de la diferencia con ese otro u otra, así mismo como de la unicidad y singularidad de todos los que en ella participan.

El líder debe tener siempre presente que “Nada se puede hacer aisladamente, ni como persona natural, ni como persona nación, ni como persona internacional. Al actuar en cualquier rincón de la Tierra, afectamos en cierto sentido, en mayor o menor grado, positiva o negativamente, a nuestro entorno y al resto de la humanidad; y esa realidad debe ser tenida en cuenta…”

Nada es posible sin las personas, nada permanece sin las instituciones”.
Jean Monnet.

Hay que actuar sobre lo que aún no existe”.
Lao Tse
Notas bibliográficas

1. Esta fuente esta citada por Díaz-Carrera en: El líder como generador de sentido, con autoría de Warren Bennis; sin embargo en el video cita como autor de la misma a James Mc Gregory. http://www.aecpa.es/archivos/congresos/congreso_09/grupos-trabajo/area03/GT02/04.pdf
2. http://www.sabiduria.com/liderazgo/etimologia-de-la-palabra-lider/
3. http://www.sabiduria.com/liderazgo/etimologia-de-la-palabra-lider/
4. Instituto para el Desarrollo de la Creatividad de Liderazgo.
5. Díaz-Carrera, César. Liderazgo creativo perfil y retos en el umbral del tercer milenio. http://www.iacat.com/1-Cientifica/liderazgocreativo.htm
6. Obra citada. Liderazgo creativo perfil y retos en el umbral del tercer milenio.
7. Díaz-Carrera, César. El líder como generador de sentido. http://www.aecpa.es/archivos/congresos/congreso_09/grupos-trabajo/area03/GT02/04.pdf
8. Obra citada. El líder como generador de sentido
9. Etcheverría. Rafael. (1996). Ontología del lenguaje. Dolmen Ediciones (3ª Ed.). Santiago, Chile.
10. Velandia Mora, Manuel Antonio (2006). Estrategias para construir la convivencia solidaria en el aula universitaria. Editorial Universidad Cooperativa de Colombia. Bogotá.
11. Obra citada. Etcheverría. Rafael. (1996).
12. Velandia Mora, Manuel Antonio (2004). Salud sexual y salud reproductiva, Modulo VI. Secretaría de Salud de Santander/ UDES. Bucaramanga.
13. Pinto, 1997. Obra citada
14. Maturana, Humberto - Verden-Zoller, Gerda (1994). Amor y juego. Fundamentos olvidados de lo humano. Editorial Instituto de Te.
15. Obra citada. Liderazgo creativo perfil y retos en el umbral del tercer milenio.



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